viernes, 31 de julio de 2009

Ley censura

Por: Teodoro Petkoff

Bien habría podido la Fiscal Luisa Ortega redactar su “humilde” proyecto de Ley Especial contra Delitos Mediáticos con sólo tres artículos. “Artículo 1: Se derogan los artículos 57 y 58 de la Constitución, relativos a la libertad de expresión y de información, así como cualquier otro que colida con el artículo 2 de esta ley.

Artículo 2: El Ministerio Público calificará como delito mediático punible toda información u opinión que sea publicada o difundida por medios impresos, televisivos o radiofónicos. Los jueces sancionarán con penas de seis meses a cuatro años de prisión a todo imputado por el MP, so pena de destitución inmediata.- Artículo 3: Se faculta al presidente de la República y a los ministros del Interior y de Defensa para calificar estos delitos”. Este proyecto de ley, que infortunadamente para ella, quedará asociado a su nombre para siempre, es probablemente el texto legal más salvaje y brutal que haya sido conocido por el país en su historia contemporánea.

De hecho, el propio articulado, vago y difuso en cuanto a la tipificación de los supuestos “delitos mediáticos”, abre un amplísimo espacio para el ejercicio de la discrecionalidad del Ministerio Público, el cual tendrá, naturalmente, la misión de calificar como delito lo que le de la gana ya sea de motu proprio o atendiendo la denuncia de un tercero, luego, imputar ante tribunales, de los cuales con toda seguridad (para eso está el efectodemostración de la destitución reciente de la jueza Alicia Torres), se obtendrá una sentencia condenatoria.

El proyecto transforma en sujetos punibles a todos los habitantes de este país.

“Cualquier persona que se exprese a través de cualquier medio de comunicación” (artículo 3), puede ser calificada como “delincuente” mediático. Un obrero de Alcasa, que denuncie el estado caótico en que se encuentran las empresas del aluminio en Guayana, estaría atentando contra la “seguridad del Estado”; un obrero petrolero que informe sobre la paralización de taladros, estaría atentando contra la “seguridad del Estado”; una información sobre armas venezolanas en manos de las FARC, atentaría contra la “seguridad del Estado”; una madre cuyo hijo ha sido asesinado y se queje de la indefensión en que se encuentra la población de los barrios, podría ser acusada de atentar contra la “paz social”; dar la cifra de muertos semanales podría generar “sensación de impunidad”: delito mediático; un reportaje sobre los campos de golf en Cuba lesionaría la “moral pública” porque el jefe del Estado ya dijo que ese es un deporte “burgués”, que no cabe en el socialismo del siglo XXI. Informaciones sobre paros, huelgas, protestas populares, lastimarían la “paz social”. Y así, ad infinitum, porque es el gobierno quien paga y se da el vuelto. Por eso es que no es un asunto que atañe sólo a medios y periodistas. Toda la gente de este país está siendo desafiada por este esperpento “legal”.

El proyecto de ley tiene que ser enviado a todos los gobiernos de América, a todos los medios de comunicación del mundo, para que todos puedan apreciar, por sí mismos, ante qué engendro totalitario y dictatorial está colocado nuestro país. No se necesita, ni siquiera, comentarlo. Es tan obvio, tan desnudo, en su intención represiva, que se explica por sí solo. Para no sotros, venezolanos, esta “ley” es un toque de zafarrancho de combate. Es de esperar que todos lo estén oyendo.

Editorial Diario TalCual, viernes 31-07-2009

¡Qué locura!

Por: Elizabeth Araujo

Que Venezuela es un país divertido, nadie lo duda. Sobran quienes gustan joder el parque y “chalequear” al prójimo sin descanso, pero se irritan hasta la violencia física si alguien les jorunga su punto flaco, y entonces, ofendidos, gritan “¡te pasaste, chamo!” y asumen que lo que viene en adelante es pelear.

La cara del presidente Chávez, la noche de su cumpleaños, con unos jalabolas empalagosos, como Frasso y El Aissami, trajo a mi mente aquellos sketchs televisivos en los que un tal inspector Rodríguez le jode la paciencia a un artista que intenta infructuosamente entrar a los estudios de Venevisión, y debe someterse a la requisitoria obstinante del vigilante, quien termina por quebrar la amabilidad del cantante o la actriz con preguntas y repreguntas que sacan de quicio.

Exactamente es lo que acaba de pasarle al “abusadorcito” que nos gobierna y que no se caracteriza por su discreción y los buenos modales a la hora de entrometerse en los asuntos internos de otros países.

Hace un mes, Hugo Chávez incendió, con razón o no, Centroamérica, y dejó eso prendido. En vez de quedarse, cogió el primer avión para Caracas, y hoy las noticias que vienen de Nicaragua y Honduras no son nada alentadoras, sin contar con el drama hamletiano del pobre Zelaya, quien un día se levanta y decide ingresar a su país, asumiendo las consecuencias, y al siguiente día prefiere negociar con la Casa Blanca, que parece estar más dispuesta a solucionar esa crisis.

Así, mientras Centroamérica baila al ritmo del ALBA y el baboso de Daniel Ortega afronta más problemas internos por la situación que le dejó su patrón, ¿qué hace Hugo Chávez?, pues buscarse otro enemigo externo y escucha que Uribe anuncia la instalación de cinco bases militares de EEUU en territorio colombiano.

Entonces, los venezolanos vuelven a ver a su Presidente encargándose de los asuntos planetarios y dándole otra vez la espalda a los conflictos laborales de Guayana, a la creciente “sensación” de inseguridad que este fin de semana dejó 58 cadáveres en la morgue, y hasta una marcha de barineses a la Asamblea, porque están preocupados: la tierra natal del Presidente se ha convertido en escenario preferido de los secuestradores y sicarios.

Si alguien ajeno al país hubiese llegado la noche del martes y ve que la sesión extraordinaria del consejo de ministros donde se anunció el retiro del embajador, era transmitida en directo por un bufón que interrumpía para reclamarle al Jefe del Estado que no le había enviado un pedazo de torta, de seguro hubiera pensando “¡qué va!, esto es un loco video loco”. Pero no, es la realidad. Uribe prendió el ventilador y las inmundicias de las FARC fueron a dar al rostro del eterno jodedor y cumpleañero de la noche. Eso, en verdad, es inaceptable.

miércoles, 29 de julio de 2009

E pur si muove'

Por Josè Saramago

"Y sin embargo, se mueve". Estas palabras las diría como si fuera un susurro casi inaudible Galileo Galilei al terminar la lectura de la abjuración a que fue forzado por los inquisidores generales de la Iglesia católica el 22 de junio de 1633. Se trataba, como se sabe, de obligarle a desmentir, condenar y repudiar públicamente lo que había sido y seguía siendo su profunda convicción, es decir, la verdad científica del sistema copernicano, según el cual es la Tierra la que gira alrededor del Sol y no el Sol alrededor de la Tierra.

El estudio del texto de la abjuración de Galileo debería hacerse con conveniente atención en todos los establecimientos de enseñanza del planeta, fuese cual fuese la religión dominante, no tanto para confirmar lo que hoy es una evidencia para todo el mundo, que el Sol está parado y la Tierra se mueve a su alrededor, sino como manera de prevenir la formación de supersticiones, lavados de cerebro, ideas hechas y otros atentados contra la inteligencia y el sentido común.

No es, pese a la introducción, Galileo el objeto primero de este texto, sino algo más próximo en el tiempo y en el espacio. Me refiero al Barómetro Hispano-Luso del Centro de Análisis Social de la Universidad de Salamanca, publicado ayer, sobre las eventuales posibilidades de creación de una unión entre los dos países de la península Ibérica de cara a la formación de una Federación Hispano-Portuguesa. Los lectores que acompañan regularmente este y otros comentarios míos recordarán la polémica, adornada con unos cuantos insultos elegidos y unas cuantas acusaciones de traición a la patria, que mi pronóstico de una unión de ese tipo suscitó hace relativamente poco tiempo. Pues bien, de acuerdo con el sondeo de la Universidad de Salamanca, 39,9% de los portugueses y 30,3% de los españoles apoyarían esa unión. Los porcentajes muestran un sensible avance, tanto en un país como en el otro, sobre los cálculos realizados en aquella altura. Los que rechazan la idea constituyen poco más del 30% de las personas consultadas, es decir, 260 de los 876 ciudadanos entrevistados durante los meses de abril y mayo de este año.

Al contrario de lo que generalmente se dice, el futuro ya está escrito, lo que ocurre es que nosotros no tenemos todavía la ciencia necesaria para leerlo. Las protestas de hoy pueden convertirse en los acuerdos de mañana, y, por supuesto, también podría suceder lo contrario, aunque una cosa es cierta, y la frase de Galileo tiene aquí perfecto encaje. Sí, Iberia. E pur si muove.

Tomado de: www.elpais.com

¿País deseado?

Por: Juan Uslar Gathmann

Resulta evidente que ni en la IV ni en la V repúblicas se han encontrado las soluciones para su erradicación de la pobreza ni tampoco para la creación de prosperidad; sea esta generada desde el capitalismo de Estado, o desde el capitalismo privado (con apoyo estatal), bien sea con la influencia liberal o con la socialista

Este fin de semana cambió la directiva de Fedecamaras, y las nuevas autoridades de este gremio empresarial se inauguran con un documento intitulado “En búsqueda de la prosperidad y erradicación de la pobreza”, en el cual invitan a los sectores democráticos del país a construir la Venezuela deseada.

La pregunta que cabría hacerse es, dado que esta situación no es nueva, sólo agravada en extremo, ¿Qué sucedió durante la “cuarta república” cuando tampoco se logró ese país?

En efecto, en materia de pobreza, los estudios más serios, como los que produce la UCAB, señalan claramente que si bien no se ha hecho un trabajo notable durante estos diez años, los niveles de pobreza extrema han disminuido bastante con respecto del “inventario” de pobreza de 1998; vale decir el que dejó la famosa “IV República”.

Resulta evidente sin embargo, que ni en la IV ni en la V se han encontrado las soluciones para su erradicación, ni tampoco para la creación de prosperidad; sea esta generada desde el capitalismo de Estado, o desde el capitalismo privado (con apoyo estatal), bien sea con la influencia liberal o con la socialista.

Sin embargo, en honor a la verdad, Venezuela sí tuvo al menos cincuenta años de crecimiento ininterrumpido desde finales de los años veinte hasta finales de los setenta, cuando el maná petrolero fue sembrado en mayor o menor medida y esto se tradujo en niveles de educación, servicios públicos, seguridad, generación de empleo, crecimiento económico y reducción de la pobreza nunca antes vistos aquí; y luego tampoco.

En otras palabras, que una cosa fue la Venezuela petrolera hasta 1978; y otra la que conocemos, que ha ido dando bandazos, de fracaso en fracaso.

Un problema es que no podemos volver a ese país de los años sesenta y setenta, porque la población es ahora es de mas de 27 millones y hace cuarenta años era de 10. Y la producción petrolera ha caído de 3.700.000 a algo más de 2 millones al día.

Otro, más grave, es que ese petróleo dejó en nosotros la cultura rentista y anti-empresarial que hoy se ve en su expresión mas virulenta con el actual gobierno, que no lo sería si las grandes mayorías (muchos “empresarios” incluidos) no creyeran en el estatismo y las comodidades del clientelismo.

Tomado de: www.talcualdigital.com