sábado, 30 de enero de 2010

A Julio César por siempre

Por: Edinson Martínez

La semana pasada se nos fue Julio César Màrmol. Una llamada telefónica de un viejo amigo me preguntaba sobre el comentario que en twitter circulaba sobre su deceso que aún no registraban los medios de comunicación social. La verdad no supe que decirle y no teniéndo otra idea mejor de inmediato llamé al teléfono de Julio César... después de varios intentos el celular sonaba apagado. Al rato recibí de Jackelin la respuesta que no quería escuchar: ¡Julio César murió!.

Cada quien tiene su modo particular de recibir y procesar en segundos este tipo de noticias, algunos como yo, simplemente nos quedamos callados y en microsegundos una película -¡que mejor modo de recordar a un amigo como julio César que con una película imaginaria que nos llena la memoria con esos retazos de momentos compartidos!- se mete en nuestros ojos con las imágenes de nuestro ser querido.

Tuve la ocasión de conocer a Julio César hace unos cuatro o cinco años atrás, fue una especie de amistad a primera vista, con la facilidad con la que seguramente muchos de sus amigos más cercanos descubrieron en él; al poco rato ya estábamos hablando de literatura, cine y su devoción por el tango. Todo a un mismo tiempo con su voz grave y de trueno con una confianza como si hubiésemos sido amigos de siempre. Comenzamos la grabación, después de seleccionar durante un domingo agotador de siete a siete, de la mañana a la noche, los actores y actrices que harían la primera radionovela de esta parte del Venezuela -Ciudad Ojeda- en una versión de "Filómena Marturano", con voces locales, su adaptación y dirección personal.

En los momentos libres y durante otras ocasiones, me animaba a mostrarle parte de mis relatos cortos escritos bajo el influjo de esa pasión solitaria, eventual debo decir, y de intensa devoción cuando buscaba el tiempo adecuado, a la que he querido dedicarme con mayor propiedad. En algùn momento a mitad de lectura me preguntò:
-¿Tú eres economista, verdad?
-Sí-le respondí, y con un gesto que debió haber sido muy propio de él. Me dijo:
...¡que economista del carajo...! Dedìcate a escribir, escribe todo lo que se te ocurra, escribe poesía, cuentos, escribe...

A Julio César le debo la publicación de mi relato 1214 -ése es su titulo- por el Instituto de Cultura Peruana en el libro "Narradores y Poetas del 2006" y la promesa de publicación que aún espero por concretarse de "En tus ojos negros de ayer" de Trazo Literario, en Cordoba, Argentina.

Compartir con Julio César, de tenerme entre sus tantos agregados en su lista de messenger y de vez en cuando pedirle una opinión "en caliente" por la internet, significó para mi una experiencia inigualable. Agradezco a su gesto humilde y siempre atento el que me dedicara con mayor seriedad a escribir. Agradezco a la vida los momentos que compartimos y su estímulo siempre oportuno. A Julio César por siempre en nuestros recuerdos.

viernes, 29 de enero de 2010

Se acaba el tiempo

Por: Leonardo Atencio
Los estudiantes universitarios nuevamente se convirtieron en la vanguardia de la protesta. Con su sencilla frase "Tas ponchao" retaron, frente al país, la intolerancia de las fuerzas represivas del régimen, las cuales actuaron con sevicia para acallar ese grito silencioso -graficado en una pancarta-, cuando se transmitía por televisión la final del béisbol profesional.
Este país que parece de "comiquita" -expresión de un locutor del béisbol- con un Presidente que, en pleno siglo XXI, se autodefine como marxista -aunque milita en el capitalismo salvaje- mientras niega el progreso y hunde en la pobreza a la población con su incompetencia, ineficiencia, despilfarro y corruptelas de todo tipo; sus improvisadas como desacertadas políticas públicas y decisiones que limitan en grado máximo la difusión del conocimiento y la información.
Desquiciado por el poder, lleva 11 años afanado en construir una sociedad socialista destruyendo sistemáticamente a las instituciones, los medios de producción; secuestra a los poderes del Estado e impone el culto a su persona, un militarismo de nuevo cuño y el pensamiento único, mediante una "inoculación ideológica".
En este contexto, valoramos altamente la respuesta multitudinaria de la población a la convocatoria a marchar el 23 de enero y al espíritu de lucha de los estudiantes universitarios que, encarnando los deseos libertarios de los venezolanos, alzaron su voz vigorosa para reclamar sus derechos, el cierre de empresas de televisión; las aspiraciones de una vida mejor y la solución "evolutiva y pacífica" al problema político nacional, la cual pasa por la libertad de los presos políticos y el regreso de los exiliados para el restablecimiento de la paz pública.
Un deseo que se comenzará a cristalizar en las elecciones de septiembre 2010 pero que requiere del esfuerzo mancomunado y unitario de hoy para restañar las heridas que el "caudillo" ha causado a la sociedad.

Una época de oscurantismo

Por: Àngel Lombardi
Manuel Caballero, en un artículo oportuno y pertinente titulado La era del oscurantismo (El Universal 17-01-2010) desarrolla la idea del atraso y la tragedia que ha propiciado este Gobierno. Su líder se ha proclamado "marxista" en plena crisis eléctrica con sus apagones programados, sin haberse enterado que en la revolución bolchevique, liderizada por Lenin e inspirándose en Marx, la consigna era "Marxismo más electricidad", para significar que la revolución para ser efectiva tenía que cambiar las bases materiales de la sociedad y desarrollar una economía industrial moderna como requisito indispensable para implantar el marxismo. Para Marx, la revolución era distribución de la abundancia y no como está ocurriendo en este proceso que lo que está es destruyendo la producción y distribuyendo la miseria.
El líder socialista español Felipe González decía muy acertadamente que el socialismo es un sentimiento y una visión noble, pero que el Gobierno no es otra cosa que la gerencia y la administración eficiente para garantizar la solución práctica de los problemas y las necesidades de la gente. La inseguridad, el alto costo de la vida, la falta de trabajo y vivienda, el deterioro general en los servicios y particularmente en los últimos tiempos el de la electricidad, no se resuelven ni con retórica ni con ideología. Las necesidades y los problemas de la gente no son de izquierda ni de derecha, de allí que en la sociedad moderna lo que hay son buenos o malos gobiernos. Gobernantes competentes o incompetentes, honestos o deshonestos. En consecuencia, después de 11 años de confrontación estéril e ignorancia atrevida, lo que tenemos es un retroceso evidente y un alejamiento progresivo de las expectativas de progreso que en algún momento tenían la mayoría del pueblo venezolano.
La historia es fundamentalmente hacia adelante, pero en ciertas circunstancias, una sociedad enferma o anímica puede eventualmente apoyar un proyecto político anacrónico y reaccionario, hasta que la realidad los haga despertar como aparentemente pareciera estar ocurriendo en nuestro país. No tengo la menor duda que con el paso del tiempo y en la mirada retrospectiva del historiador, la idea que tenderá a prevalecer para identificar estos últimos años es el de una época de oscurantismo.

miércoles, 27 de enero de 2010

El libro de la risa y el olvido

Por: Edinson Martínez

“En febrero de 1.948, el líder comunista Klement Gotwald salió al balcón de un palacio barroco de Praga para dirigirse a los cientos de miles de personas que llenaban la Plaza de la Ciudad Vieja”. Así comienzan las primeras líneas de la obra: El libro de la risa y el olvido, de Milan Kundera, por cuya publicación en 1.979 fue acusado de traidor a la patria y privado de su nacionalidad. Hay una facilidad tan inverosímil como ridícula en todos los regimenes autoritarios para acusar de agentes extranjeros y traidores a la patria a quienes se les oponen. Ha sido desde siempre una forma de liquidar cualquier discusión política; no por la calidad argumental de ella; sino por la descalificación artificiosa de actores políticos adversos. Con el tiempo se ha convertido en una especie de libreto o guión para el ejercicio y debate político. Es de una simpleza estúpida y menospreciada a veces como herramienta descalificadora. Pero es en efecto, letal, porque concita en las mayorías de menor agudeza analítica, sentimientos de patriotismo que los moviliza. En su momento usada por los comunistas, los nazis, los fascistas y también por nuestros autócratas tropicales con las pavorosas consecuencias de persecución y muerte que ocasionaron en cada rincón del planeta.

“Gotwald estaba rodeado por sus camaradas y justo a su lado estaba Clementis. La nieve revoloteaba, hacía frío y Gotwald tenía la cabeza descubierta. Clementis, siempre tan atento, se quitó su gorro de pieles y se lo colocó en la cabeza a Gotwald. El departamento de propaganda difundió en cientos de miles de ejemplares la fotografía del balcón desde el que Gotwald, con el gorro en la cabeza y los camaradas a su lado, hablaba a la nación. Hasta el último niño conocía aquella fotografía que aparecía en los carteles de propaganda, en los manuales escolares y en los museos”.

Todos los autócratas han tenido un balcón para hablarle al pueblo – desde Mussolini hasta Perón –, se han creído imprescindibles para “el proceso” – uno tendría que preguntarse qué clase de proceso puede ser ese que depende de una sola persona – y desplegado el “culto a la personalidad” – expresión acuñada por la propia izquierda y de uso frecuente en los tiempos posteriores a Stalin, cuando se denunció la perversión de haber convertido en política de Estado los designios personales de inescrupulosa magnitud del jefe supremo – en proporciones demenciales para sembrar en el inconsciente colectivo la cara y el nombre del líder del proceso. Sólo los ingenuos en Venezuela pueden creer que un “comandante en jefe” no es una nueva versión de un autócrata y que la reelección indefinida no es la piedra angular de esta versión reencauchada en el siglo XXI de una autocracia. Podrá adornarse con palabrotas cargadas de luchas históricas, de ideología, – tal vez sería más apropiado decir de “ideas” – de afirmaciones justicieras y de redención social; pero en el fondo del asunto la verdad no es otra que el ejercicio continuado del poder hasta que el “cuerpo aguante”; no es nada nuevo eso en la historia nacional y mundial. Gómez estuvo en el gobierno hasta su muerte y se valía de cualquier argucia para hacer modificar la constitución y prolongar su estadía en el poder. Lo mismo intentó Pérez Jiménez. Los jerarcas comunistas estuvieron en el poder hasta su muerte, desde Mao hasta Brezhnev, pasando por Tito en la extinta Yugoslavia; y aquí mismito, en Cuba, Fidel estuvo hasta que el cuerpo no le dio para más. En su lugar…dejó a su hermano…

“Cuatro años más tarde a Clementis lo acusaron de traición y lo colgaron. El departamento de propaganda lo borró inmediatamente de la historia y, por supuesto, de todas las fotografías”.

lunes, 25 de enero de 2010

¿Por qué odia tanto a RCTV?

Por: Manuel Malaver

De los estudios de RCTV no salen bandas armadas ni de otro tipo a limpiar calles y casas de teleaudientes que no sigan su programación o simplemente opten por ver la televisión que les plazca. Tampoco programas al margen de la ley que ofendan al público con groserías y calumnias y fomenten vicios, retaliaciones, odios, miedos y venganzas que contribuyan a la corrupción, la perversión y la subcapacitación de los venezolanos y de otros nacionales. Y mucho menos denuncias que no estén sustentadas por los hechos y los denunciantes, ni llamados a luchar contra la neodictadura de Chávez por vías que no sean las establecidas en lo deberes que nos impone la constitución y propenden a que sea el pueblo y no las élites, la paz y no la guerra, la democracia y no la arbitrariedad la que saque del poder al peor gobierno que ha conocido Venezuela en toda su historia.

Pero hay más, mucho más: el 27 de mayo del 2007 la satrapía de Hugo Chávez en nombre de la fuerza, del odio, el miedo y la intolerancia le arrebató la señal abierta a RCTV, le robó sus equipos y obligó a convertirse en una estación de televisión de cable por suscripción, de programación internacional y lo más alejado posible de la realidad nacional, en la intención de aislarla, hundirla, desaparecerla, estrangularla y desarraigarla del público que la había seguido durante 57 años. Resultó, sin embargo, lo contrario, pues RCTV está como nunca clavada en el corazón de los venezolanos, su programación es seguida en cientos de miles de hogares humildes que hacen sacrificios para adquirir su suscripción, y si no, sus programas preferidos, noticieros, de opinión, telenovelas y concursos educativos son quemados tan pronto se trasmiten y vendidos en plazas, calles y avenidas de todo el país.

O sea, que Chávez logró la hazaña de convertir a RCTV en un mito, en una leyenda que expresa como pocas la decisión -más allá de lo improbable y casi de lo imposible-, de un grupo de compatriotas por permanecer, por continuar en la pelea, por seguir siendo útiles, unidos a la causa de los demócratas de esta y otras latitudes y, sobre todo, transformados en bastión de la lucha porque Venezuela vuelva a ser la tierra ejemplar en el ejercicio de las virtudes cívicas que le fueron arrebatadas hace 11 años, cuando un teniente coronel decidió hacerla su hacienda personal.

Si se va, en efecto, un día cualquiera a las instalaciones de RCTV en la esquina de Bárcenas, (y ese es, semanas por medio, mi caso), nos encontraremos siempre con una comunidad mayormente joven de hombres y mujeres entusiastas, alegres, de inmensa vocación y enorme profesionalismo, realizando segundo a segundo, minuto a minuto, hora a hora y día a día, lo que mas desean y saben hacer: amar a Venezuela.

Es, si se me permite el símil, como ir a un taller metalúrgico donde, unos alimentan la fragua, otros la atizan, otros apilan el metal, otros lo limpian, otros lo introducen y todos lo ven transfigurarse por el milagro de la llama ardiente, viva, pura, brillante e inapagable. Y ahí nace el acero bruñido de la imagen y la palabra honradas, buenas, valientes, patrióticas, intraficables, ciudadanas, pluralistas, tolerantes, democráticas y decididas a hacer los sacrificios que sean necesarios porque la imparcialidad, la objetividad y transparencia de la ley vuelvan a imperar en el país.

Del acero que espanta tiranos, hace crujir dictadores y le quita el sueño a cuanto corrupto y malviviente se ceba en los recursos de Venezuela y de los venezolanos. Y aquí llegamos al tema crucial de este artículo, a la respuesta a la pregunta del título “¿Por qué Chávez odia a RCTV?” Pues, básicamente, porque RCTV lo ha derrotado y lo seguirá derrotando en todos los escenarios y teatros donde se le ocurra desafiarla, que es tanto como decir, que lo seguirá devaluando, destartalando, desenmascarando, humillando, quitándole la carera y presentándolo como lo que realmente es: un pichón de dictador, cobarde y huidizo que ni siquiera tiene el coraje de asumir sus actos.

Una nada, en fin, si por tal se entiende: haber hecho una pésima carrera en las FAN, fracasar en lo que fue su vocación más centrada, ser un pitcher regular del beisbol de caimaneras, colapsar en un golpe de estado y llegar a la presidencia de la república por otra vía que no fueran la mentira, el fraude, la estafa, la hipocresía, la zancadilla, el humillarse y llorarle a sus enemigos cuando fueron poderosos y luego despotizarlos cuando sucedió lo contrario.

Un individuo que es un disparate en si y per se, como que a los 54 años no sabe todavía qué es lo que es, o va a ser, si marxista, cristiano, republicano, realista, católico, protestante, marciano, terráqueo, venezolano, cubano, conductor de programas de televisión o de revoluciones, y que cultiva el vicio de adorar, idolatrar, a los hombres de fuerza, a los violentos, a los duros, a los arbitrarios donde quiera que se encuentren, y ya sean de este u otros siglos, o estén en este u otro país. Un alucinado que declara guerras como se cambia de camisa para después olvidarse de ellas, que emite insensateces como esa de que el terremoto de Haití fue provocado por EEUU, y al cual le cortan la luz y desalojan de ruedas de prensa en países extranjeros por violentar normas urbanas.

Lo peor, sin embargo, es que en 11 años de desgobierno, Chávez, destruyó a Venezuela, lo que encontró de Venezuela, reduciendo a ruinas su infraestructura, pulverizando sus servicios, anulando la seguridad personal y social, haciéndola dramáticamente deficitaria en viviendas, escuelas, hospitales, carreteras, caminos y permitiendo que maleantes de todo tipo sean los que transitan y mandan en sus calles. Una sociedad donde ya no es seguro tener luz y agua, porque cortes de estos dos servicios están a la orden del día y tienden a extenderse y profundizarse y los suministros de alimentos escasean, cada día se tornan más caros y ruedan hacia la aplicación de la fatídica libreta de racionamiento.

Una auténtica catástrofe que, aunada a la quiebra del aparato productivo, de la administración de justicia, y de la corrupción endémica, generalizada, impune y favorecida por las políticas oficiales, nos arriman a la definición de país del “Cuarto Mundo”. Hace 3 semanas, por ejemplo, Chávez devaluó el bolívar frente al dólar hasta un 100 por ciento, desenterrando una medida de política económica que ya había desaparecido del argot y la agenda de los países civilizados, pero que ha regresado con las ideas rupestres, anacrónicas y decimonónicas del teniente coronel, quien todavía habla de marxismo, sustitución de importaciones y socialismo.

Un reguero de antiguallas a nombre de las cuales despilfarró un BILLON DE DOLARES, que fue el ingreso del país durante los 5 años del ciclo alcista de los precios del crudo y que le fueron insuficientes para financiar a los gobiernos de sus aliados en Cuba, Nicaragua, Ecuador, Bolivia y Argentina y con los cuales buscaba una Santa Alianza para destruir la libertad, la democracia y el estado de derecho. O sea, de todo lo que los hombres y mujeres de RCTV nunca contemplarían con los brazos cruzados, imparcialmente, pensando en los negocios, prestándose a componendas con los poderosos y el poder y contra todo lo que lucharán, batallarán y denunciarán mientras en sus estudios quede una cámara y un micrófono encendidos.

Por último, mi solidaridad con Marcel, Eduardo, Eladio, Oswaldo, Nestares, Javier, Mónica, Alcides, Diego, Miguel Ángel, Roberto, Luisiana, Fausto, Shirle, Berenice, Jaime, Eréndira, Laura, Jennifer, con los cientos de trabajadores que permiten que mi palabra, como las de tantas voces disidentes, lleguen a Venezuela y al mundo y que están decididos otra vez a dar la batalla por Venezuela y la libertad de expresión… sin traicionarlas, mediatizarlas, entregarlas, ni negociarlas.

sábado, 23 de enero de 2010

Violencia y concertación

Por: Oswaldo Barreto

En 1928, Curzio Malaparte escribía: "En casi todos los países, al lado de los partidos que manifiestan su decisión de defender el Estado parlamentario y de practicar una política de equilibrio interior, es decir, liberal y democrática (son estos los conservadores de todos los matices, desde los liberales de la derecha hasta los socialistas de la izquierda), hay partidos que plantean el problema del Estado en el terreno revolucionario: son los partidos de extrema derecha y de extrema izquierda, los catilinarios", es decir, los fascistas y los comunistas.

Los "catilinarios de la derecha temen el desorden. Acusan al Gobierno de debilidad, de incapacidad, de irresponsabilidad. Defienden la necesidad de una sólida organización del Estado, de un control severo de la vida política, social, económica. Son los idólatras del Estado, los partidarios de un Estado absoluto.

En un Estado centralizador, autoritario, antiliberal, antidemocrático es donde ven la única garantía de orden y libertad, el único dique contra el peligro comunista.

"Todo en el Estado, nada fuera del Estado, nada contra el Estado", afirma Mussolini. Los catilinarios de la izquierda apuntan a la conquista a la conquista del Estado para instaurar la dictadura de los obreros y de los campesinos. "Allí donde hay libertad no hay Estado", afirma Lenin".

Representan estas palabras el núcleo del prólogo que el mismo Curzio Malaparte colocara a su libro Tecnica del colpo di Stato, publicado por primera vez en Francia en 1931 y sólo en 1948 en el país donde habían sido escritas por el autor, cuando era militante activo del fascismo.

Y han sido tan celebradas y tan apasionantemente discutidas desde entonces las complejas y originales tesis que el autor sostiene sobre el golpe de Estado como vía de conquistar y ejercer el poder, que la sagaz clasificación de los regimenes políticos presentadas en el prólogo (y aquí citadas en extenso) es casi desconocida en los predios de la política y de la politología.

No obstante no hemos traído esas imponentes palabras, los platillos de nuestra Balanza, con el ánimo de desagraviar a nuestro apreciadísimo autor, sino para resaltar la actualidad que en estos tiempos de globalización tiene la contraposición de fondo y forma que el autor establece entre las corrientes políticas que consideran que el poder debe ejercerse por métodos violentos y los que consideran que todo acto de poder debe realizarse a través del diálogo y la concertación.

Es lo que en estas tierras o en tierras remotas podemos ver hoy día: ya no es cuestión de limitarnos a considerar a los regímenes como dictaduras o democracias, distintas por ser de izquierda o de derecha, o por buscar implantar el socialismo, el capitalismo o alguna otra híbrida forma, pre o posmoderna. Malaparte nos habla de los verdaderos fantasmas que hoy recorren el mundo.

Seguridad en las ciudades

Por: Juan Carlos Pinzòn Bueno

Este tipo de problemas, a diferencia de las amenazas del narcoterrorismo, tiene experiencias internacionales exitosas que se deben analizar para encontrar soluciones estables y de largo plazo. Es una mala idea llevar a la opinión pública a pensar que debe escoger entre el falso dilema de la seguridad democrática versus la seguridad ciudadana, como si fueran cosas distintas, o la segunda no estuviera contenida en la primera.

Es indudable que muchos de los males que afectan la seguridad en ciertas ciudades están interconectados con la violencia del narcotráfico y el terrorismo. Así que aislar los esfuerzos locales del esfuerzo nacional sería un gran error. Es importante notar que el sistema acusatorio está haciendo agua. Buena parte de los logros de las fuerzas armadas se desvanecen, pues los criminales salen rápidamente a la calle. Por otra parte, los logros de las fuerzas armadas desestabilizan a los grupos armados y generan una desmovilización sustancial que, en adición a las desmovilizaciones de los grupos ilegales de autodefensa, han llevado a las ciudades nuevos actores que buscan oportunidades, pero que por sus antecedentes, si no las encuentran pueden caer en el delito. Algo similar se vivió en El Salvador y Guatemala al final de sus conflictos, la paz llegó con más criminalidad en las ciudades. En el caso colombiano, esto se anticipaba y de hecho el mayor incremento en la Policía en los últimos años, y en equipos de movilidad, comunicaciones, inteligencia y laboratorios de policía judicial precisamente buscan comenzar a atender esas expectativas.

Mirando hacia adelante, es importante notar que incrementar el pie de fuerza policial tiene un impacto fiscal a mediano plazo y por lo mismo cada vez es más importante balancear el personal con tecnologías que sirvan de multiplicadores de la fuerza disponible. Por ejemplo, centros de comando, control y comunicaciones para la vigilancia son necesarios para reaccionar con oportunidad y efectividad. Redes de sensores, como cámaras y teléfonos de emergencia contribuyen a potenciar la efectividad de los policías. El profesor Steven Levitt, de la Universidad de Chicago, identificó que es más y mejor dotación de la Policía lo que explica la caída del crimen en los noventa en las ciudades norteamericanas.

En las ciudades importantes en el mundo, la seguridad es prioridad de los gobernantes locales. Eso implica hacer estrategias que combinan el deporte, el empleo y la política social para arrebatar a los jóvenes del crimen, al mismo tiempo con una capacidad de vigilancia que disuada y actúe con contundencia frente a las distintas expresiones criminales. Se necesitan esfuerzos en los fiscos locales para responder a los retos que se tienen en cada ciudad con las inversiones apropiadas. Pensar que el crimen se resuelve simplemente exigiendo resultados a la Policía local pero sin estrategia y sin medios, no es prudente, menos aun efectivo y sin duda ventajoso para los criminales.

Nota 1: El presidente Chávez está llevando a Venezuela a un modelo que sólo trae pobreza y corrupción. Negar la iniciativa privada es perseguir los ejemplos de fracaso a lo largo de la historia.

Nota 2: Restablecer la justicia penal militar debe ser una prioridad. La justicia debe hacerse desde el conocimiento y la ecuanimidad. Así sucede en las democracias más reconocidas.

lunes, 18 de enero de 2010

"A mi que me importa"

Por: Edinson Martínez

El
presidente Hugo Chávez se declaró "marxista" la semana pasada en alocución presidencial. Menos mal que en esta ocasión se le ocurrió hacer esa precisión y no declararse musulmán, shiíta o budista. Es que son tantas y tan variadas ideas que han anidado en la mente del presidente, que no sería de extrañar que de un momento a otro nos sorprenda con alguna otra novedad, una exquisitez intelectual cultivada en esas largas horas de insomnio a las que alude con frecuencia.
Ahora bien, eso no es ningún problema y tampoco atributo que podría conferirle una dimensión humana especial al primer mandatario. Lo que pasa es que el comandante ha venido a descubrir a Carlos Marx a una edad en la que normalmente todos los demás ya nos hemos encontrado con él en nuestros años adolescentes. Llegas un poquitín tarde al marxismo para experimentar la misma emoción que han tenido generaciones en el mundo entero en sus primeros años de vida. Llegas cuando la pasión reveladora del marxismo ha pasado su prueba de fuego en la realidad. Cuando de inspiración revolucionaria y redención del hombre se transformó en el sistema màs conservador y represivo que la hsitoria humana haya conocido. Para la historia importa poco si esos sistemas portadores de lo que alguna vez se llamó "socialismo real" eran efctivamente marxistas o no, en nombre de éste se erigieron y sus perversiones se le apuntan en sus haberes.
Pero en fin, lo que si nos habría gustado, bueno a mi personalmente y unos cuantos más, para no hacer generalización alguna. Es que nos dijeras cómo resolverás la crísis eléctrica nacional, la inseguridad y la inflación por mencionar este trébol de problemas que amenazan en convertirse en los tres jinetes del apocalipsis de los venezolanos.
También tendríamos que haber escuchado, con abundancia de detalles, pormenores y sin chistes, la explicación de cómo es que en 11 años de gobierno (dos períodos de los viejos), ingresos petroleros "buchones" y un dominio político absoluto de la nación, hemos llegado a cuantificar los mismos males que teníamos antes de que llegaras. Que muchos de ellos se han agravado inexplicablemente y la comparación entre el pasado y el presente termine por reivindicar lo que en su momento ya era un desastre. Que ahora se nos diga "soy marxista" equivale para mi a decir: "estoy enamorado". Muchos de ustedes que ahora leen este artículo, tal vez digan conmigo: "a mi que me importa"
Un gobernante responsable tendrìa que rendir cuentas, un país organizado y centrado en sus prioridades tendría que exigir cuentas y reclamar soluciones. Un país donde su primera figura pública y ductor político cada vez que hace una alocución presidencial se diluya entre anecdotas, chistes, insultos y vociferaciones. No llega a ninguna parte, no tiene norte - por utlizar una expresión conocida, no faltará algun seguidor del comandante que diga: ...yyy por qué tiene que ser un norte... - , no atisba a definir su futuro como país de progreso y bienestar para la gente que le habita.

viernes, 15 de enero de 2010

El neomachismo

Por: AMPARO RUBIALES

Nunca pensamos que cuando nuestra democracia se fundamentó, entre otros principios, en la libertad y la igualdad, nos iba a ser más difícil hacer a esta última efectiva y, sin embargo, el miedo a la libertad del que escribió Erich Frömm no era nada comparado con el miedo a la igualdad, más generalizado y resistente.

Los que defendían "los valores" de la sociedad patriarcal, aunque lo razonaran de muy diversas maneras, eran calificados de machistas. Empezaron a estar mal considerados y fueron disminuyendo "de boquilla" los que así se denominaban; pero cuando la igualdad se va haciendo más plena comienzan a formular nuevos argumentos que, supuestamente, no la cuestionan, pero sí su forma de ejercicio, con ideas que, en ocasiones, llegan a parecer incluso "razonables". Parecen distintas de las de siempre aunque, en el fondo, desean lo mismo: la subordinación de las mujeres.

Miguel Lorente, en su libro denominado Los nuevos hombres nuevos. Los miedos de siempre en tiempo de igualdad, sostiene que el género masculino ha urdido nuevas tramas para defender su posición de poder, y éstas se basan en los supuestos problemas que la incorporación de la mujer a la vida activa ha tenido, sobre todo, en el ámbito de las relaciones familiares. A esta nueva estrategia la denomina posmachismo, por haber nacido, dice, en el contexto de la posmodernidad, y por haber mantenido desde su aparición una cierta distancia respecto a las posiciones clásicas del machismo o del patriarcado.

Sin embargo, y aunque me parece absolutamente correcto todo lo que argumenta, creo que es mejor denominar a esta nueva forma de pensamiento como neomachista, porque, cada día más, se está transformando en una nueva ideología que se va extendiendo y que se caracteriza, precisamente, por tener miedo a la igualdad. Es una nueva manera de sostener las posiciones machistas de siempre, pero con nuevos discursos y nuevos contenidos. Nadie se llama hoy abiertamente, por ejemplo, fascista, pero es evidente que hay una nueva manera de serlo, y a éstos se les denomina neofascistas.

Los neomachistas equiparan el feminismo con el machismo, tratando de crear confusión en algo que no puede tenerlo, porque pretenden cosas opuestas: éste la primacía del varón y aquél la igualdad entre mujeres y hombres. La diferencia es tan grande que no merecería la pena ni explicitarla, a no ser porque el neomachismo intenta confundir, para poder mantener mejor sus nuevas posiciones, encaminadas, como siempre, a cuestionar los derechos de las mujeres, su autonomía y la independencia ganada. No cuestionan, dicen, la igualdad, pero sí las consecuencias de su ejercicio; están en contra de la violencia de género pero manifiestan con reiteración, por ejemplo, que hay demasiados casos de denuncias falsas, sin añadir que, si así fuera, se estaría cometiendo un delito que hay que denunciar, como en cualquier otro caso.

Hay algún juez que da miedo por las cosas que dice -no quiero ni nombrarlo porque es lo que le gustaría-, pero existen, desgraciadamente, demasiados -también alguna mujer- teóricos del neomachismo que surgen diariamente y que tenemos que desenmascarar como hicimos con los machistas.

Consideran la igualdad como una amenaza, pero no para ellos sino para las relaciones sociales, y lo exacerban en lo más extremo: la violencia de género. El feminismo siempre ha sido ridiculizado y hoy, con nuevas formas, lo vuelve a ser con fuerza. Así, hablan de revancha de género, de feminismo resentido, dogmático o radical, sin más intención que la de volver a "demonizarlo".

Son manifestaciones de ese miedo a la igualdad que los neomachistas tratan de extender de diversas maneras: sacralizan, por ejemplo, la lactancia materna, culpabilizando a las madres que no pueden practicarla; hacen responsables a las mujeres de los problemas de los menores, con la teoría del "nido vacío"; y del aborto ni hablemos, parece que es un capricho de algunas. Ninguno de ellos dice que está en contra de la igualdad sino que, por el contrario, afirman que somos las mujeres las que estamos haciendo una sociedad con graves problemas de convivencia como consecuencia directa de nuestra necesidad de ser libres e iguales. Nunca entendieron que sin igualdad la libertad no existe, y que aquélla o es real o no es igualdad, y la democracia las exige ambas.

Las mujeres siempre hemos tenido que alcanzar cosas con las que los hombres ya nacían; nos relegaron al mundo privado y hemos ido conquistando -con muchos años y esfuerzo- parcelas de lo público, pero llevando siempre a cuestas la vida privada. Los hombres, que tenían destinado como propio el mundo público, lo han mantenido, y su incorporación al otro mundo lo está siendo en mucha menor medida, de ahí las resistencias a la igualdad que perviven -pese a lo mucho que hemos avanzado- sobre todo en los países desarrollados, porque en otros muchos todavía siguen con el burka, símbolo de la mayor de las discriminaciones que padecen las mujeres.

Tenemos que acabar con todos los burkas del mundo, sabiendo hacer frente con la misma contundencia a los viejos argumentos y a éstos más sutiles del neo-machismo.

Amparo Rubiales es profesora de Universidad, abogada y consejera de Estado.

miércoles, 13 de enero de 2010

La última gesta wayúu

Por: Marcelo Morán

De tantas conversaciones que sostuve con mi tío José Antonio, recuerdo una que me llenó de estupor. Se refería a un hecho que no sé por qué razón no se le ha dado la debida importancia en la historiografía zuliana, pues se constituyó nada menos que, en un acto de rebelión llevado a cabo por el pueblo wayúu a mediados del siglo XX en contra de un personaje siniestro que sembró de ignominia y terror por cuanto paraje de la Guajira transitaba. Ese trágico episodio, vedado como referí antes, para la historiografía zuliana aún palpita en la memoria de los pocos viejos que hoy sobrepasan la gloriosa barrera de los cien años. Digo última rebelión, puesto que a lo largo de varios siglos se perdieron o no se quisieron contar muchas de las batallas que tuvieron que librar nuestros ancestros para frenar el atropello impuesto por los conquistadores. Ahora resulta insólito, que hoy, a menos de un siglo de este levantamiento armado, suscitado a orillas del río Limón en el municipio Mara, el pueblo del Zulia lo siga ignorando.

En la segunda década del siglo XX, hizo su aparición en la Guajira un militar gomecista llamado Juan Bautista Reyes, que pretendía poner orden en la región y acabar con la hegemonía y excesos que cometían algunas parcialidades wayúu. Situación que él pudo controlar a través de unos procedimientos, cargados con todo tipo de odio y crueldad, que terminó con el tráfico humano hacia las tierras del Sur del Lago.

Entre tantas formas de ejercitar su barbarie se contaba que, en muchas ocasiones, éste sanguinario personaje llegaba al extremo de probar su puntería, valiéndose de fusil Winchester con cualquier wayúu que se encontrara en su camino o se divisaba apacible desde cualquier bohío plantado en el horizonte de la península. Otras veces, los colocaba en cepos (instrumentos de tortura que inmovilizaba a la víctima desde el cuello, pies y manos a través de maderos para luego ser azotados) Por otra parte, mandaba a cavar a sus prisioneros profundos huecos que serían sus propias tumbas después de ser ajusticiados.

Esta práctica era una de sus más preferidas. Mi padre me contó que en el año 1948, cuando era policía del estado, presenció el hallazgo de decenas de esqueletos humanos que se mantenían ocultos en la arena luego de ejecutarse unos trabajos de remoción para unir la vía de Paraguaipoa con Los Filúos. Todas eran víctimas; reportados como desaparecidos en los tiempos de Reyes.

Situaciones como ésa eran repetitivas a lo largo de toda la Guajira.

Las noticias sobre los excesos y atropellos que cometía este nefasto personaje no se hicieron esperar, después de eliminar a uno de los miembros del clan Jayaliyu, José “Josechón” Fernández, junto a su amigo Elías Hernández: ganadero zuliano, quien se encontraba de visita, invitado por la familia. Antes lo había hecho con el jefe del clan Apshana Rafael “el Maneto” González, quien murió después de tres días de agonía luego de ser flagelado en un cepo.

Para frenar esa ola de ejecuciones, representantes de la Guajira elevaron la denuncia personalmente ante el despacho del general Gómez, quien, como muy pocas veces, fue receptivo y de forma inmediata envió una delegación para aprehenderlo y llevarlo como prisionero a Caracas.

Reyes, se encontraba en ese momento en el Teatro Baralt, disfrutando una película que ya se proyectaban allí desde hacía tiempo, cuando alguien de su entorno lo pone sobre aviso. De allí partió presuroso a un sector de Bella Vista, donde tenía una ostentosa vivienda para planificar su escapada hacia su hacienda Los Limonsones, ubicada cerca de la población de Carrasquero, en el hoy municipio Mara. En su residencia citadina, se quitó su uniforme militar, se cortó el pelo y se rasuró la barba para pasar desapercibido y emprender sin contratiempo su huida hacia su finca. Muchos testigos lo vieron pasar con dos acompañantes por una trocha llamada “La secreta”, que empezaba en el sector de Las Peonías y llegaba al poblado de El Sargento, también el municipio Mara. A su posesión llegó un poco antes de la medianoche; exhausto, para elaborar un plan. El plan consistía en aplastar cuanto antes el movimiento que ya estaba levantado en la Guajira en su contra y que utilizaría para salvarse, justificándolo como una sublevación armada contra el gobierno de Gómez. Pero era demasiado tarde para hacer conjeturas, pues a muy pocos metros de distancia: en la otra ribera del Limón había un cinturón de quinientos wayúu, armados con Mausers, Winchester y arcos y flechas, que no se amilanaron ante los embates de los terribles zancudos, serpientes y otras alimañas que identifican ese intrincado lugar del río Limón; allí estaban los guerreros inconmovibles, esperando sólo la señal de ataque.

Eso ocurrió en el alba: empezaba apenas a clarear el día. El coronel fue el primero en levantarse, como era su costumbre. Tomó una totuma con agua para despabilarse el rostro, mientras que, a cierta distancia, desde un alambrado, lo observaba impávido el franco tirador, conocido como Juan Koyoa, quien accionó el fusil una sola vez. El disparo certero hirió de muerte al coronel, sin embargo, él desde el suelo trató de repeler la agresión. Pero en segundos, vino el aluvión de guerreros accionando también sus armas en contra de los soñolientos soldados que salían de la casa presa de la confusión y el desespero. Todo fue arrasado y saqueado en Los Limonsones. Los iracundos wayúu, sediento de venganza, saltaron a otras propiedades aledañas al río creyendo que el coronel Reyes había escapado. Porque entre los muertos, que se contaban por decenas, no había ninguno con su ya habitual característica. Tres meses después de su muerte, todavía se veían pasar por las orillas del Limón muchos wayúu arreando ganado rumbo a la Guajira. La mayoría de los productores huyeron, abandonando sus propiedades, recalando días después por el sector de La Rosita luego de recorrer a pie una distancia superior a los cien kilómetros. Dicen que en la desesperación de la huida, unos se enredaban con alambres de púas y gritaban con impotencia: “Soltame Chiquitín”, creyendo que se trataba de uno de los cabecillas de la rebelión, identificado como Rafael “Chiquitín” Gonzáles, hijo del malogrado “Maneto”.

Los cadáveres fueron llevados a Sinamaica en carretas adonde se amontonaron; siendo colocados frente a la plaza Bolívar para la respectiva identificación. La mayoría de los soldados fueron reconocidos, pero no había señales del coronel. Muchos aseguraron de que tenía que estar allí, pues del pelotón que tenía en su finca sólo faltaba un soldado que años más tarde se conocería como Rafael “el Loco” Morales.

Uno de los curiosos aseguró de que sólo había una forma de reconocer el cadáver del coronel. Y esa forma era que, buscaran entre los muertos a quien tuviere las uñas de los dedos índice y medio manchados con nicotina, ya que el coronel era un fumador empedernido. Buscaron y hallaron las características, tal como lo había sugerido el fisgón. El rostro del coronel estaba irreconocible por efecto de la sangre coagulada que el mismo esparció antes de morir, segundo, estaba rasurado, y siempre se le conoció con una barba discreta bien mantenida. Sin duda era él.

Después del reconocimiento fue sepultado en el cementerio del poblado. Pero allí no terminó todo para los restos del infortunado coronel. Cuando se corrió el rumor de que se había reconocido el cuerpo, irrumpió en el sepulcro un jefe de uno de los clanes wayúu, llamado Tomás Silva, para degollar el cadáver, luego de completar ese acto macabro, amarró la cabeza a la cola de su caballo, siendo arrastrada por la calle de Sinamaica rumbo a un punto de la sabana, donde se haría una concentración. La cabeza del coronel fue colocada en un improvisado pedestal, para ser usada como blanco para que los deudos de los centenares de wayúu asesinados y desaparecidos, probaran sus punterías y saciaran su hambre de venganza. Así terminaron los días del coronel Reyes, quien se equivocó con un pueblo que a lo largo de más de tres siglos, resistió y no pudo ser doblegados por la opresión de los conquistadores españoles.

Así me lo contó mi tío, quien veinte años más tarde, en 1941, contando apenas con dieciséis años de edad reconstruyó la ruta de escape del coronel Reyes, acompañado de su abuelo materno Virgilio Polanco, quien conocía de sobra esos caminos, puesto que era comerciante de ganado y más de una vez se encontró con la tropa del Coronel siempre dispuesta a capturar wayúu para los fines más inconfesables.

Mi tío José Antonio, analizó y comparó los testimonios de los participantes, en la que se encontraban muchos familiares, así como versiones de vecinos y de aquellos que pudieron sobrevivir a la vorágine de 1921, para sacar luego su propia conclusión sobre la ultima gesta del pueblo wayúu

martes, 12 de enero de 2010

Elogio de la locura

Por: Jóvito Alcides Villalba Vera/Alvilla8@hotmail.com

A Franklin Brito
Ex
toto corde

Cuando el de Rótterdam escribió su famoso opúsculo, él iba dirigido a aquellas “buenas conciencias”, presentes en todas las religiones y en todos aquellos seres de pensamiento lineal.

Allí Erasmo defendía la necesidad de esa cierta locura ingenua que nos hace vivir creyendo en el porvenir y en unos valores reales que hemos adquirido del entorno y que nos hace rechazar las pretensiones de unos individuos que pretenden, a nombre de sueños trasnochados, reglamentarnos la vida según su imagen virtual de un mundo”mejor”.

Pronto, muy pronto, todos estaremos recluidos en ese gran psiquiátrico, en que un presuntamente cuerdo y voluntarioso ciudadano ha ido convirtiendo a Venezuela pero, mientras ello sucede, si es que lo permitimos, hay ciudadanos ejemplares que asumen con entereza su decisión de lucha por las cosas y las ideas en las que creen.

Entre ellos sobresale orgullosamente Franklin Brito y su solidaria esposa. Brito lleva ya cinco meses en huelga de hambre y su imagen recuerda a aquellas victimas de los campos de concentración hitlerianos al ser liberados por los ejércitos aliados en 1945.

Este fascismo del Siglo XXI ha logrado, en Brito y su familia, igualar el expediente totalitario de secuestrar y recluir, como si fuesen locos, a aquellos que se opongan a sus designios. Pero todos sabemos que ni Brito ni su esposa ni su hija están locos y que la única locura que padecen es la locura de la libertad.

Creía el de Rótterdam que lo realmente valido y sensato era que nos mezcláramos todos en esa gran locura y que la compartiéramos aun a riesgo de equivocarnos.

La hermana de la Locura, Filaucia, pasaba a ser la fuerza vital necesaria para comprenderla pero es que Filaucia era apenas un reflejo y representación de nuestro amor propio.

La verdad es que cuando nos negamos a nosotros mismos el placer de ser nosotros, la vida se sumerge en la inercia, la palabra del orador pierde candor, los versos de poeta no producen admiración y el artista languidece.
La locura como orgullo y hasta como vanidad es la fuente primigenia de todo lo elevado, lo superior.

“Sin mí, el mundo no puede existir ni por un momento, pues, ¿no está lleno de locura todo lo que se hace entre los mortales?, ¿No lo hacen locos y para locos?

Ninguna sociedad, ninguna convivencia puede ser agradable o duradera sin locura, de modo que el pueblo no podría soportar a su príncipe, el amo a su sirviente, la doncella a su señora, el preceptor a su alumno, el amigo a su amigo, la mujer a su marido por un solo momento, si de vez en cuando no se descarriaran, se adularan, toleraran sensatamente las cosas o se untaran con un poco de locura”.

La verdad Chacumbele es que aquí el único “cuerdo” eres tú y tus 40 ladrones, que aprendieron a robarnos hasta los ideales para en definitiva enseñorearse en el país como si fuese una satrapía.

Prefiero estar con esos locos de carretera que osan negarte, y recordarte que tu prestigio es un prestigio que se fue.

lunes, 11 de enero de 2010

La culpa es tuya

Por: Teodoro Petkoof

La gente no necesita de sesudos y técnicos análisis económicos. Las colas inmensas ante las tiendas de electrodomésticos fueron más que elocuentes el fin de semana. Todo el mundo sabe que devaluación es sinónimo de subidas escandalosas de precios así que una marabunta salió a comprar lo que pudiera a precios viejos. Ya somos veteranos de devaluaciones. No es este nuestro primer Viernes Negro. Ya también sabemos lo que viene: un costo de vida que nos hará sudar petróleo para poderlo cubrir.

Chávez no tiene excusas. Ha sido su disparatada política económica la que lo ha obligado a devaluar. Ha devaluado después de cinco años de la mayor bonanza petrolera del siglo, durante los cuales entraron al país miles de millones de dólares, pero pésimamente manejados. No puede escudarse en que heredó una crisis fiscal creada por “gobiernos anteriores”. El suyo ya es dos gobiernos anteriores y pico. Los problemas fiscales que tiene los parió él mismito.

No puede alegar que se quedó sin reservas internacionales, porque hay 35 mil millones de ellas. La recesión económica es suya-suyita. El Gran Charlatán decía que estábamos “blindados”. Pero el blindaje no resistió los efectos del Plan de Destrucción Nacional que adelanta Chacumbele. La economía venezolana cayó 2,9% en 2009 pero la mundial sólo en 1,1% y la latinoamericana en 1,8%. Nuestro desempeño económico fue mucho peor que la media mundial y que la media del continente. Todos las tonterías que condujeron a esta devaluación brutal llevan, pues, su exclusiva marca de fabrica. Esta devaluación es made in Miraflores. Inflación, recesión y ahora devaluación, darán más inflación y más recesión.

Estanflación llaman esto los expertos. Estancamiento más inflación. ¡Qué revolución más bonita! Devaluaron tarde y mal. ¿Por qué lo hicieron, entonces? A nadie han engañado. El gobierno necesita plata y nos la va a sacar del bolsillo, clavándonos el peor impuesto, la inflación.

Cada dólar petrolero le producirá ahora 4,30 y no 2,15.

Duplica sus ingresos. Más plata para derrochar y para financiar su campaña electoral.

Presiones adicionales sobre los precios. La falacia de que nuestro salario mínimo era el mayor de América Latina se volvió pupú. A 2,15 claro que lo era, pero no a los 6 o 7 del dólar permuta ni a los 4,30 de ahora. Tendremos un año de fuertes presiones salariales porque la carestía de la vida, que ya es insoportable, será peor. Costos más caros, por tanto, y más gasolina para la inflación. Pero no se atreven a decir la verdad. Engañan al pueblo a pura coba. Ahora, esto y que es para estimular las exportaciones. ¡Por favor! ¿Nos creen estúpidos? Después de once años de predicar “crecimiento endógeno” (sustitución de importaciones), súbitamente descubren que de lo que se trata es de exportar, o sea, “crecimiento exógeno”. El inefable profesor Giordani nos dice que se “busca hacer más competitiva la economía venezolana, al promover las exportaciones”. Tarde piaste pajarito. Once años destruyendo el aparato productivo, con exportaciones no-petroleras que llegaron el año pasado escasamente a un poco más de 3 mil millones de dólares, y ahora nos vienen con el cuento de que la mera devaluación lo va a sacar del hoyo. Esta no basta para superar el desastre de las empresas estatales exportadoras arruinadas ni el de las privadas en la lona.

Dejaron sobrevaluar el bolívar hasta extremos demenciales, manifestación típica del rentismo, y se gastaron una bola de dólares para aplastar la tasa paralela sin lograrlo, y ahora Chacumbele nos sermonea con lo de superar la “economía rentista”. ¡Vaya pa’l carajo!

sábado, 9 de enero de 2010

¿Cuál izquierda?

Por: Plinio Apuleyo Mendoza

Izquierda, un término para muchos luminoso, idealizado, cubre en América Latina a dos modelos económicos y políticos flagrantemente opuestos: la socialdemocracia y el llamado socialismo del siglo XXI, que sigue el rumbo de la revolución cubana.

Opuestos, sí: el uno es democrático y el otro tiene derivaciones totalitarias; el uno respeta las libertades y el otro las deroga. Y no obstante, creyendo que los une un nexo de primos hermanos, gobiernos de izquierda democrática dan apoyo a los que esperan seguir el mismo camino extraviado de Cuba. Es el mayor peligro que afronta hoy el continente.

Veámoslo, si no, mirando los líderes emblemáticos de los dos modelos: Lula y Chávez. El primero respeta las libertades económicas y políticas de su país. Chávez, en cambio, concentra en su mano todos los poderes, maneja los recursos petroleros como patrimonio personal, cierra emisoras y canales de televisión, expropia, nacionaliza, arruina al sector privado y promueve una Coordinadora Continental Bolivariana que les abre tranquilamente sus puertas a las FARC. Y por ese camino van sus pupilos: Evo Morales, Correa, Daniel Ortega.

Pese a semejante desvarío, Chávez es apoyado no sólo por sus pupilos sino por los gobiernos de izquierda democrática en Unasur y por la Presidenta argentina. Todos ellos lo acompañan en su condena a la deposición de Zelaya y denuncian como un peligro el acuerdo que permite la llegada de militares americanos a bases colombianas.

No dicen lo mismo de las amenazas proferidas por Chávez contra Colombia, ni de su carrera armamentista o de los acuerdos que Lula firma con Ahmadinejad, el amenazante y fanático presidente de Irán.

Pues bien, en nuestro ámbito doméstico, el de la política colombiana, la misma confusión amparada por la mágica identificación con el término de izquierda, reina en el Partido Liberal y aun en el Polo Democrático.

Petro no mira ni juzga a las FARC de la misma manera que Carlos Gaviria. Y en el liberalismo ocurre algo parecido: de ideología socialdemócrata, los principales dirigentes liberales, incluyendo a Gaviria, Samper y el propio Rafael Pardo, no parecen darse cuenta de que una Piedad Córdoba, Gómez Méndez y sus amigos, en vez de seguir su misma senda ideológica, siguen la de Chávez y su Socialismo del siglo XXI apoyado por Cuba y, también, no olvidarlo, por las FARC.

A primera vista, pareciera que todos comparten el mismo credo, pues manejan igual discurso, hablan de política social, de lucha contra la pobreza y de acuerdo humanitario, sin que los ex presidentes liberales y su candidato perciban que la dama del turbante, Gómez Méndez y sus amigos de "Colombianos por la Paz" buscan, a través de una negociación, alternativas de poder para las FARC.

Tienen con ellas una innegable hermandad ideológica. Basta que Piedad Córdoba pise Caracas para ver su verdadero perfil. Se convierte en militante chavista de camisa roja y se toma alegres fotos de familia con 'Iván Márquez' cubriéndose la cabeza con gorra de guerrillera en vez de su clásico turbante. ¿Liberal? ¿Quién lo cree?

Pese a todo, Ernesto Samper reclama para su partido un viraje a la izquierda. Pero, a la vez, viendo a Petro reacio para aceptar las propuestas de Pardo, vuelve a mirar hacia Vargas Lleras. ¿En qué quedamos al fin?

Naufragio a la vista, digo yo, porque el país, ante las amenazas de Chávez y de unas FARC aliadas a él, no entiende tales maniobras de equilibrismo político ni parece dispuesto a seguir a una izquierda cuyos linderos pueden extenderse hasta el campamento de "Alfonso Cano".

Es como jugar con candela cuando hay pólvora al lado. Así lo creen, estoy seguro, los liberales de verdad.

jueves, 7 de enero de 2010

¿Por qué el odio?

Por: Eduardo Vásquez

No cabe duda de que la autoproclamada izquierda en el poder carece de toda formación histórica y cultural. Estoy seguro de que en un examen de filosofía, historia, política, pocos aprobarían.

No es posible que quien tenga un conocimiento de lo que fue el nazismo, su ideología, sus métodos de dominación, se coloque dentro de un movimiento que repite toda esa política, toda esa adoración y veneración por un Führer que, como el primero, llevó a su país a la vergüenza y la hecatombe universales.

El historiador Kershaw examina algunos principios del nazismo. Así, ese movimiento declara que la nación es superior al individuo, que el orden y la autoridad son superiores a toda iniciativa de los individuos, que el internacionalismo y la igualdad son opuestos a la raza superior.

Estos principios fortalecieron al sentimiento nacional alemán. Vemos continuamente al supremo declarar que la nación es superior al individuo, que éste es opuesto a todo progreso y por eso tiene que ser aniquilado empezando por sus orígenes, la familia y la escuela.

La igualdad ha quedado abolida en Venezuela. Desde la lista de Tascón y aunque no se proclama una superioridad racial, se mantiene la superioridad política, social y humana de los supuestos socialistas. Adjetivos como gusanos y escuálidos son utilizados para ubicar a los adversarios en una escala subhumana.

Así, no hay castigo para sus agresores y exterminadores. Los nazis mataban, asesinaban y no podían tener remordimientos porque sus víctimas no eran seres humanos.

Un partido totalitario consideraba trágica la existencia de una democracia sin jefe y por eso consideraba superior a un movimiento conducido por un jefe auténtico, un jefe providencial, nacido para dirigir, no electo, emancipado de las reglas y de las leyes tradicionales, rudo, directo e implacable, pero cuyas acciones encarnaban la voluntad de Dios.

Aquí no tenemos la reencarnación de Dios, sino la del Führer, quien aspiraba a una duración de su imperio de mil años. El nuestro, más modesto, sólo pide cincuenta.

El lector habrá observado que todos los rasgos anteriores se cumplen aquí. Nuestros adoradores del gran líder se jactan de que la oposición carece de un líder, y ellos tienen el que todo lo sabe, el que los dirige y los ha uniformado para apoderarse de sus conciencias.

Nuestro supremo, como el primero, comprendió que “lo único estable es la emoción y el odio” y Kershaw comenta que Hitler “se daba cuenta de que tanto más conquistaba a su público cuanto más predicaba la intolerancia, la fuerza, el odio, para resolver los problemas de Alemania”.

Aquí hemos visto repetirse el mismo fenómeno. Y se ha producido la fusión entre el marxismo y el cuartel. El espíritu militar venezolano encaja perfectamente en esa concepción del marxismo que ve a los militantes como reclutas obedientes, carentes de todo derecho.

Las “ideas” que vienen del jefe poseen la fuerza de la autoridad del jefe. Ambas no hacen más que uno.

Para finalizar, el de aquí, como Hitler, “había comprendido que el odio se encuentra entre las emociones más poderosas. Para el supremo constituiría un suicidio renunciar al odio.

sábado, 2 de enero de 2010

Un año difícil

Por: ADOLFO RIVERO CARO

Mi primer, fervoroso deseo, al inicio del 2010, es que nuestro público se mantenga activo, alerta y consciente. No lo digo por gusto. Hace pocos días, un joven nigeriano pretendió volar un avión que iba de Amsterdam a Detroit. Quizás lo hubiera hecho de no ser por la agilidad y presencia de ánimo de Jasper Schuringa, un pasajero holandés que se abalanzó sobre él y consiguió neutralizarlo. La reacción inicial de nuestra increíblemente inepta secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, fue afirmar que el sistema había funcionado perfectamente.

No estamos en tiempos corrientes. El escenario mundial está lleno de siniestros peligros. En el pasado, nuestras fuerzas armadas nos escudaban de los mismos. Después del 9/11, sabemos que eso ya no es posible. No enfrentamos ningún país sino una vasta red de individuos convertidos a una variante del Islam que justifica los actos terroristas, les garantiza aprobación divina y les asegura gratificación en el más allá. Que estas sectas existan no es nada extraño; lo extraordinario es que, a nombre de la tolerancia y el multiculturalismo, los países occidentales les hayan permitido, y les permitan, predicar la Guerra Santa contra Occidente (yihad) y reclutar terroristas. Esto ha sido particularmente lamentable en Gran Bretaña. No es un hecho aislado. Por increíble que parezca, a la hora de prevenir actos terroristas, nuestras autoridades han prohibido el llamado perfil racial (racial profiling). Para no ser consideradas racistas, prohiben que se preste especial atención a un grupo racial o étnico, digamos los jóvenes del Medio Oriente. En un aeropuerto, por ejemplo, sólo se examinará a los pasajeros números pares (algo totalmente neutro) y si ese número par coincide con una monja o con un viejo en una silla de ruedas, y los nones coinciden con jóvenes árabes será lamentable pero hay que seguir las orientaciones. Esto, evidentemente, es el camino del suicidio cultural y nacional. El impacto de la realidad está obligando a cambiar esta situación, pero lenta y trabajosamente.

Como el político más izquierdista que haya llegado nunca a la presidencia de Estados Unidos, Obama cree que la hostilidad contra Estados Unidos está justificada. Es por eso que le ha dado la vuelta al mundo dando excusas por el comportamiento de nuestro país. Es por eso que ha insistido, desde el primer día, en que no se debe hablar de una guerra contra el terrorismo. Al parecer pensaba que eso no era más que el injustificado alarmismo del gobierno anterior y, quizás, que una de las causas del terrorismo era llamar terroristas a los enemigos que nos atacan. Con una actitud desoladoramente ingenua, Obama ha creído que la hostilidad republicana a esas tiranías era un simple prejuicio político, ignorando que los gobiernos republicanos --Reagan, los Bush-- agotaron todas las formas posibles de llegar a un mínimo acuerdo con nuestros enemigos. Inútilmente.

Obama no sólo le ha extendido la mano a la teocracía iraní sino que, una y otra vez, ha ignorado su oposición. Hace pocos días, millones de iraníes salieron a las calles a manifestar contra el gobierno y, como sabemos, la reacción de la teocracia fue ametrallar a los manifestantes. Sin embargo, la reacción del gobierno americano no pudo ser más pálida. No hubo ningún apoyo a la heroica oposición iraní. Sin duda, el gobierno ha desperdicidado una oportunidad excepcional. Y no se trata de un problema banal. Recientemente se ha sabido que técnicos iraníes han estado ensayando un ``iniciador de neutrones'', un dispositivo para ojivas nucleares sin ningún uso pacífico. La teocracia insiste en que su programa nuclear es pacífico. Esto, sin embargo, no parece coherente con las constantes pruebas de misiles. Hace pocos días, por ejemplo, ensayaron un Sajil 2, que tiene un alcance de 1,200 millas y puede golpear objetivos en Israel y el sureste de Europa. ¿Cuál fue la respuesta del gobierno de Obama? Decir que la prueba ``socavaba la confianza en Irán''. Por favor. Irán está a punto de conseguir armas atómicas y Obama parece más hostil a Israel que a la teocracia. Espero que tengamos suerte en el 2010. Nos va a hacer mucha falta.