martes, 15 de junio de 2010

Una vez más

Por: Pompeyo Márquez

La crisis económica ocupa en estos momentos lugar destacado al lado de las crisis política y social. Todo se precipita. Son demasiadas las evidencias de los problemas que confronta un gobierno fracasado y dominado por un grupo de fanáticos que trata de imponer un modelo económico que ha demostrado su inviabilidad dondequiera que se le ha querido aplicar.

No constituye un detalle cualquiera el que se pronuncien voces de alerta desde el propio campo oficialista. Querer trasplantar la experiencia cubana a la Venezuela del siglo XXI es, por lo menos, una aberración.

Víctor Álvarez, del Centro Internacional Miranda, de los mismos que señalaron lo del “hiperlíder” que lo domina todo, lo sabe todo, lo controla todo, afirma que “es ingenuidad creer que el socialismo brota de las ruinas de la economía capitalista”.

Los fanáticos repiten el “complejo de Adán”: todo comienza con ellos. Destruir todo el pasado para construir algo nuevo. Esta es una constante de nuestra historia, como lo relata Ana Teresa Torres en La Herencia de la Tribu. Leamos: “Continuamente se intenta comenzar de nuevo, sin tomar en cuenta los beneficios de lo logrado”.

Esta camarilla militar-civil que nos desgobierna se autotitula marxista, sin haber leído a Marx. A Giordani se le califica de "dinosaurio" por su pensamiento atrasado totalmente reaccionario, cuando habló del “socialismo” basado en la pobreza. Se le olvidó (si lo leyó con atención) lo que dice el Manifiesto Comunista sobre la burguesía: “En el siglo corto que lleva de existencia como clase soberana, la burguesía ha creado energías productivas mucho más grandiosas y colosales que todas las generaciones juntas…” (pp. 48-49 Editorial Ateneo de Caracas, 1980).

La utopía marxista se basaba en un crecimiento colosal de la riqueza, de los medios de producción que llegaban a un grado tal que rompían los moldes del capitalismo y sobrevenía la sociedad de la abundancia, la sociedad sin clases, sin Estado.

Esa utopía se confrontó con la práctica y fracasó. Quería la destrucción del Estado y pasaba, previamente, por una dictadura del proletariado que reforzaba no sólo al Estado sino a los aparatos policiales-militares, represivos. Y la riqueza creada por la burguesía era destruida sin tener compensación. Esa es una triste historia del llamado “socialismo real”.

Chávez se burla del PIB, el mismo que utilizaba para cantar sus avances con un petróleo que alcanzó 123 dólares el barril. Pero el descenso es pronunciado en Pdvsa, en las empresas de Guayana. Fracasa en el campo con sus fundos zamoranos y sus saraos. Fracasa con sus improvisados ensayos de cogestión y los irresponsables de cooperativismo.

Ahora quiere destruir, como lo hizo en la Costa Oriental del Lago, como lo ha hecho con numerosas empresas manufactureras, agroindustriales, como lo quiere hacer con Polar. Destruye al aparato productivo, en una palabra.

Llegó la hora de cambiar. Es posible. Marcha la unidad, no sólo de la MUD, sino más amplia, nacional, lo que permitirá avanzar hacia la conquista de un régimen democrático, un Estado de Derecho, de respeto a la propiedad privada, donde comience a imperar la justicia social.

El porvenir es ese, no el de permanecer bajo una autocracia militarista con tendencias totalitarias al estilo cubano.

jueves, 10 de junio de 2010

Vacilar es perdernos

Por: Oswaldo Álvarez Paz
Pocas veces en la historia ha tenido tanta vigencia la frase de El Libertador. Con él podríamos agregar que no hay espacio para la calma, la prudencia o el oportunismo cuando se derrumba la República. La destrucción nacional hay que detenerla actuando con claridad de objetivos, estrategia bien definida, con fe en el desenlace de la confrontación y, sobre todo, con el coraje indispensable para triunfar.

Hay que actuar dejar a un lado las concesiones retóricas a la búsqueda de entendimientos con las cúpulas de un poder ineficiente, corrompido hasta los tuétanos e ideologizada en dirección contraria al interés nacional. Nuestra primera meta debe ser la de construir la unidad auténtica frente al socialismo del siglo XXI, coartada que esconde el comunismo a la cubana del castro-chavismo. Esa unidad puede ser dinámica y hasta diferenciada, pero con objetivos comunes para los sectores que la deben alimentar. No es unanimidad, sino el mayor grado de consenso posible frente a los peligros que nos amenazan a todos. La unidad que buscamos trasciende lo estrictamente electoral, aunque no pretende restarle importancia. Queremos darle contenido para que los candidatos a la Asamblea Nacional le den contenido al mensaje interpretando cabalmente el sentimiento general de la nación. Por buenos que sean, no basta con venderse individualmente como personas. Tienen que ser los voceros de una gran causa por la libertad, con la cual las grandes mayorías puedan identificarse.

Sé de las dificultades para la escogencia de los candidatos opositores, pero con o sin reservas, hay que cerrar el capítulo, pasar la página y cumplir con las exigentes tareas aún pendientes. Con preocupación notó timidez y muchos complejos a la hora de cuestionar las actitudes oficiales de los últimos días, especialmente las referidas a la incontinencia verbal del señor Chávez. Temas como la propiedad privada, la libertad de trabajo, la libertad de empresa, la economía de mercado, la libertad de asociación de quienes representan intereses políticos, económicos o sociales para construir organizaciones intermedias entre la sociedad y el Estado-Gobierno, ofrecen suficiente material para reivindicar una desdibujada cultura sobre la responsabilidad de las personas naturales y jurídicas consigo mismas y para con la nación. También sobre los límites del poder público frente a ellas, en sus acciones para controlarlas o destruirlas. Es definitivamente inaceptable la política gubernamental. Cada día ratifico mi convicción de que la mejor política social que puede existir en cualquier país, bajo cualquier régimen o ideología, es una economía que funcione de manera autónoma, no dependiente del poder público, que respete las reglas básicas y la técnica de una actividad tenida como ciencia desde hace bastante tiempo. Sólo los bárbaros que gobiernan lo desconocen. El fracaso está a la vista. El desastre no tiene precedentes. No habrá borrón y cuenta nueva. Quien no la deba, que no la tema.

Oscurantismo estadístico

Por: Diego Lombardi

Tal como alguna vez se anunció el “fin de la historia”, tal vez hoy estemos ante fin de la economía en Venezuela. Quizás se aproximen los tiempos del oscurantismo estadístico, en los que todo será lo que alguien quiere que sea, donde por las buenas o por las malas todos los venezolanos se plegarán a una sola verdad. Y desde esa única visión se analizará, interpretará y dirigirá el país.

Este oscurantismo dejó de ser imposible desde el mismo momento en que el Gobierno, a través de su máximo jefe, empezó a relativizar y menospreciar los indicadores económicos. Así, desde la revisión de esos “indicadores capitalistas” sugerida por el primer mandatario; hasta lo poco que representan 30 mil toneladas de alimentos descompuestos, según el Ministro de Políticas Alimentarias; la relativización de los números, y sus correspondientes interpretaciones, están al orden del día.

Modificar y relativizar las estadísticas no hará que la realidad sea otra, el único logró será que habrá menos información disponible. Y lo que si es cierto es que con menor información al alcance de las manos las probabilidades de tomar decisiones correctas disminuyen.

Haber ignorado las alertas en torno a la necesidad de invertir en el sector eléctrico no ha evitado la crisis eléctrica que atraviesa el país. Y lo mismo ocurre con la economía, los precios seguirán subiendo, cada vez habrán menos productos disponibles, el número de personas trabajando será menor, y así a esto no se le llame “inflación”, “caída del PIB”, y “desempleo”, igual seguirán afectando a toda la población.

Este es sin duda el peor momento para elegir volar a ciegas, tratando de forzar los instrumentos de vuelo a que den una altura que no es tal. Como diría una de las estrofas de la célebre canción de Bob Dylan, “¿cuántas veces puede un hombre volver la cabeza, fingiendo que simplemente no ve?”. La pobreza, la violencia y los asesinatos, la inflación, todas siguen ahí, así el Gobierno no las quiera ver.

martes, 8 de junio de 2010

Recuerdos de El Moján

Por: Marcelo Morán

La primera vez que visité San Rafael de El Moján fue en1969. Iba con mis hermanos a conocer en la población de Isla de Toas a nuestra abuela paterna. Mi padre que tenía la costumbre de no salir a ninguna parte, -menos en semana santa- se levantó con la convicción de hacer ese viaje. No sé si fue iluminado ese día por efectos de un sueño, pero lo hizo: “Nos vamos a casa de mamá en Isla de Toas”, dijo en un tono de júbilo que no le habíamos conocido antes.

Esa sentencia me tomó por sorpresa; al principio no lo quise creer, porque yo tenía la convicción de que él había llegado al mundo como Adán. Jamás nos habló de sus progenitores. Pero nunca fue tarde cuando llegó la dicha de hacer una excursión como esa, y que disfrutamos hasta más no poder, en familia, hace más de cuarenta años.

Para llegar a ese inesperado destino, teníamos que pasar primero por San Rafael de El Moján, de donde se toman las lanchas para alcanzar cualquiera de las islas que se encuentran en la boca del lago de Maracaibo, y donde mi padre era todo un baquiano.

Dos años más tarde, en septiembre de1971, comencé a ir con regularidad, pues había iniciado la secundaria en el Liceo Hugo Montiel Moreno, que terminé cinco años después, en julio de 1976.

A lo largo de es tiempo conocí mucha gente, entre ellos, a don Pedro Palmar el mejor decimista del mundo. Un hombre que resume una parte de su vida a través de una hermosa espinela de cuatro estrofas, titulada: Constancia de un pescador que ha sido grabada por renombrados artistas nacionales y cantada como himno en todos los espacios insulares del Zulia.

Don Pedro es un hombre que siempre ha tenido una abundante cabellera blanca, que le da un aire de profeta bíblico, pero sin barba. Así lo distinguí cuando un día lo visité en su quincalla, que tenía como mural, la letra completa de la décima para que todo el que entrara pudiera apreciarla. Allí estaba sentado. Impasible, llevado por el teclear de su máquina de escribir portátil, que se torna en una suerte de invocación a las musas que no tardaban en bajarle las rimas consonantes para estructurar sus versos octosílabos con las que rendía tributo a su tierra.

Don Pedro es un personaje muy culto que pese a sus ochenta y seis años, convierte todavía cualquier conversación en una cátedra, que hace transitar como –él sólo sabe hacerlo- por los rincones más intrincados de la historiografía zuliana.

De su boca oí por primera vez el nombre del gran guerrero Nigale, cuyas hazañas describía con pasión, como si la estuviera recitando de un inédito libro de crónicas. Antes creí, que el cacique Maala (cascabel, en lengua wayuunaiki) o Maalakaiwou, (el cascabel nos acecha) epónimo del municipio Mara, y de la capital de nuestro estado, era el único héroe de la resistencia indígena del que la historia no da muchas luces, pero como cosa extraña, su nombre logró imponerse a tres fundaciones: primero a la del alemán Alfinger, y dos de los españoles Alonso Pacheco y Pedro Maldonado; manteniéndose invariable para la posteridad.

Y sus hazañas, narradas en décimas, gaitas y otros géneros folclóricos, llegaran a compilarse en publicaciones, pudieran llenar no sé cuantas bibliotecas del Zulia y de Venezuela, aunada a monumentos y plazas que han dedicado a su memoria. Si cuenta hoy con este reconocimiento, cómo sería si la historia hubiera certificado de su existencia. ¿Qué tal?

Treinta años más tarde, cayó en mis manos la última edición del libro El Cacique Nigale y la ocupación europea de Maracaibo, que permitió documentarme un poco más acerca de este precursor aborigen, que mi compañero de bachillerato, Yldelfonso Finol, rescatara en esa interesante obra; planteada en un ensayo novelado y ameno, que rompe con la rigidez de la que nos tiene acostumbrado los latosos textos de historia, para darle a la zulianidad, otro héroe, que vivía preso en los pesados escombros del olvido.

Otra de las cosas que no entendí de mis vivencias por El Moján, fue la destrucción de la vieja plaza Bolívar en el año 1975. Era una plaza colonial, hermosa, de encumbrados pinos que competían en altura con la torre de la iglesia de San Rafael, que a la naturaleza le costó medio siglo para alcanzar la frondosidad que exhibieron en un ambiente salitroso donde sólo se enseñorean manglares y cocoteros.

Aquella misteriosa resolución de demoler la vieja plaza vino del ayuntamiento marense, para plantar en su lugar, –dos años después- una plaza de concreto, desierta, porque hubo que esperar casi dos lustros para que las plantas que la iban a ornamentar pudieran florecer.

Lo único que valió la pena de aquella insólita transformación fue un nuevo monumento al Libertador, que no tuvo en la mayoría de la población el beneplácito esperado, pues con ella se desató la controversia más larga del municipio, y pese a transcurrir hoy treinta y tres años de su inauguración, aún se mantiene. Porque la gente estaba acostumbrada a ver a un Bolívar pedestre: envuelto en un manto, al buen estilo de los césares, y montado sobre un caballo encabritado como aparece en la mayoría de las plazas de Venezuela y el mundo.

En cambio, ésta representación rompía con el esquema de semidiós para mostrar una cabeza de un metro de altura, tallada en bronce por el laureado artista zuliano Nicanor Fajardo, que simboliza a un Bolívar de carne y hueso, y quien sabe, si uno pudiera interpretar los designios de Dios, salió del Panteón Nacional para venir a morar a la tierra de Maala y Nigale en busca de la paz que tanto ansia su alma.

PUDREVAL

Por: Teodoro Petkoff

En el escandaloso guiso de Pudreval ha sido detenida una sola persona, el ex presidente de la empresa, un tal Luis Pulido, de quien se dice que su prontuario en Pdvsa no cabría en un solo contenedor. Una organización de contraloría social roja-rojita venía formulando desde 2008 fuertes denuncias acerca de los enormes negocios sucios que llevaba a cabo al frente de Pudreval. Contrasta esta “delicadeza” en la investigación a Pudreval con lo que ocurrió, por ejemplo, en el caso de la chavobanca y en los de las casas de bolsa. La mera apertura de la investigación en estos entes dejó, de entrada, decenas de presos, pero en “nuestra amada” Pudreval (Rafael Ramírez dixit), donde obviamente los guisos tienen que involucrar a mucha gente, los investigadores caminan de puntillas.

Por ejemplo, es imposible que Bolipuertos, es decir, la empresa que centraliza la administración de los puertos, no supiera de la nada oculta y prolongadísima permanencia en sus instalaciones de centenares de contenedores pudriéndose. ¿Será mera casualidad que Bolipuertos no es mencionada para nada en este brollo? No, no es casualidad.

Bolipuertos fue puesta en manos de una pandilla de cubanos y ya se sabe que estos gozan de “inmunidad”. A ellos, ni con el pétalo de una rosa. ¿Esos cubanos nunca se dieron cuenta de la irregularidad o podría presumirse que también cobraban su comisión por hacerse los locos? ¿Será por eso que el propio G2 cubiche no veía ni olía nada? El Indepabis, por ejemplo, tan eficaz en eso de caerle encima a bodeguitas y abastos, ¿nunca pasaba por los galpones y almacenes de Pudreval? ¿El tumbaíto Eduardo Samán nunca se dio una vueltica por los sitios donde Pudreval mantenía su mercancía?

¿Contenedores abandonados desde 2008 nunca despertaron la curiosidad del Indepabis? ¿La Guardia Nacional, por ejemplo, tampoco notó nada? Estos celosos vigilantes de la soberanía, cuyo reino es el mundo de las aduanas y los puertos, ¿también tenían las fosas nasales obturadas? Pero, el colmo es que se pretenda convencer al país de que en Pudreval es el señor Luis Pulido el único que debe responder por las miles de toneladas de alimentos podridos, así como de los millones de dólares evaporados. ¿Todas esas marramucias las hizo él solito? ¿O será que el señor Pulido sabe demasiado sobre los negocios de Pudreval y si habla chispea a mucha gente? ¿Quién colocó a Pulido al frente de “nuestra amada Pudreval”? ¿No sería Rafael Ramírez? ¿Este nunca chequeó la actividad de Pulido? Pudreval tiene una empresa llamada Centro de Alimentos Congelados (Cealco), ubicada en Cagua. Allí están buscando ahora comida podrida. ¿Quién compró Cealco? Pues Luis Pulido, entonces en Pdvsa Industrial, y pagó en dólares a 2,15, no en bolívares, tal como lo obligaba la ley y lo comprometía moralmente la circunstancia de que fuera Pdvsa la compradora. ¿Eso fue de gratis? Piensa mal y acertarás.

El olor a podrido que despide el “errorcito”, como lo calificó tan dulcemente Atila, se hace aún más nauseabundo cuando se percibe la clara intención de echarle tierra.

domingo, 6 de junio de 2010

Franklin Brito

Por: Alvaro Paéz Pumar


Primero fue expropiado.

Después le quiso comprar

y al no poderlo lograr

lo sometió al cuidado,



de unos cuantos matasanos

que en un oscuro penal

al que llaman hospital,

le sirven bien al tirano.



Un hospital militar

que es al arte de curar,

como el arte de fingir



en aquel que te contara,

según Marx lo enseñara,

es al arte de mentir.

sábado, 5 de junio de 2010

La perfección de Galarraga

Por: Alfredo Yánez Mondragón

Armando
Galarraga hilvanó un juego extraordinario. La noche del miércoles, en el Comerika Park de Detroit, 17 mil aficionados presenciaron una joya de pitcheo, de defensa, y hasta de bateo; porque las tres carreras que fabricaron los Tigres, incluyendo el jonrón de Miguel Cabrera, contribuyeron al triunfo del venezolano; que exhibió su perfección, desde diversas aristas.

Como lanzador deshizo la tesis de su pérdida. No implica que el juego del miércoles ante Cleveland lo haya instalado en la elite de los pitchers de Grandes Ligas, pero su hazaña de 8.2 innings grita que ahora es cuando hay Armando Galarraga en las Mayores, incluso para proponerse repetir la gesta en el futuro.

Pero la perfección del cumanés fue más allá de los 28 outs. Su reacción momentánea de euforia, dio paso a la concentración exacta en el juego. Sabe, desde que era un chamín, que el juego sólo se termina cuando cae el último out. Es verdad que quiso completar el Juego Perfecto, pero lo primero que quiso completar fue el triunfo, y lo logró, a la perfección.

Fue perfecta además, su reacción humana: "Yo me siento mal, pero él se siente peor", dijo minutos después del encuentro. El árbitro que lloró amargamente su pifia, recibió una disculpa del pelotero; no así de los fanáticos que no comprenden de errores, que no aceptan razones.

Armando Galarraga demostró perfección al sonreír, al enfrentar el reto de seguir adelante en este exigente mundo de la pelota; que no termina con un juego. Que sigue y que tienen en él a un ejemplo de disciplina, de sindéresis de acatamiento a la norma; por más injusta que parezca.

Esta vez, la arbitrariedad, permitió mostrar a un jugador que es mucho más perfecto como ser humano que como pelotero; aunque desde el miércoles por la noche, la afición lo recordará como el primer venezolano que lanzó un juego perfecto con 28 outs, y una sentencia equivocada de un árbitro, que aún llora la peor decisión de su vida.

Galarraga, esté en los libros o no, lanzó perfecto.

martes, 1 de junio de 2010

De Santos para Chávez: "gracias compadre"

Por: Roberto Giusti

Si Chávez
es un hombre cumplidor de su palabra a estas horas ya debería haber llamado a Juan Manuel Santos para felicitarlo por su sorprendente victoria electoral del pasado domingo. Es cierto, él aclaró que lo haría si el resultado era definitivo, es decir, si el ganador superaba el 50% y se hacía innecesaria una segunda vuelta. Pues bien, no ocurrió así, pero la ventaja lograda sobre Mockus, de poco más del 25% y el hecho de quedar a sólo tres puntos y medio de la cifra mágica resultan tan contundentes que sólo un milagro podría impedir un triunfo que se avizora aplastante para el próximo 20 de junio. Así que Chávez debe tragarse su frustración por la victoria del odiado Juan Manuel, agachar la cabeza, acudir a sus dotes histriónicas y componer alguna frase de reconocimiento para un hombre con quien tendrá que vérselas de frente, al menos hasta diciembre del 2012, fecha de las presidenciales venezolanas.

El triunfo de Santos, que debe adjudicarse a Chávez como un revés en toda la línea y un freno sanitario a su avidez expansionista, resulta sorprendente sólo en forma relativa porque ocurrió algo que ni los sondeos y ni siquiera los más fervientes santistas-uribistas llegaron a prever: la aprobación y confirmación popular de la política de seguridad democrática que, desde el sentido común, debía continuar quien la había aplicado y no un hombre cuyos melindres éticos y su ambigua posición ante Chávez despertaron el recelo y la desconfianza en los electores. Un fenómeno evidente pero que ninguna encuesta pudo, o no quiso, detectar.

Una vez más, como ocurrió con Ollanta Humala en Perú y López Obrador en México, Chávez se convierte en el enterrador de un candidato presidencial, aun cuando en esta oportunidad sus preferencias por Mockus, demasiado vago e insumiso para su gusto, eran menos intensas que su animadversión por Santos. Conducido por su apresuramiento, una desmedida confianza en si mismo y la convicción de que Santos como presidente debe significar la aniquilación definitiva de sus aliados de las FARC, estampó el beso de la muerte sobre los labios del lituano y desinfló lo que se presentaba como un auténtico fenómeno electoral, capaz de echar por tierra ocho años de una guerra contra las FARC ciertamente plagada, como toda confrontación bélica, de injusticias y de ignominia mutua.

En realidad Santos debería ser quien se dirija al @chávezcandanga y en 140 precisos, clarísimos y muy cumplidos caracteres le retribuya un gesto que no tiene precio y lo coloca a veinte días y un par de punticos porcentuales (que no deberá mendigar a Noemí o a Vargas Lleras) del Palacio de Nariño. Esta visto, el milagro no es de Santos, sino de Chávez y eso agradece, compadre.