lunes, 29 de noviembre de 2010

Alineado o alienado

Por: Fernando Sánchez Arias

De
nada sirve en un equipo gente que actúe como borregos guiados por un pastor, sea este malo o bueno. El seguir al pastor de forma pasiva y dócil nos convierte en muy malos seguidores, incapaces de agregar valor a las tareas que exige la dinámica grupal de la cual somos parte.

No importa que trabajemos como líderes o como miembros de equipo en una familia, casa de estudios, empresa, unidad del Gobierno o comunidad organizada, nuestra responsabilidad es garantizar que el equipo logre sus objetivos cuidando el cumplimiento de las leyes y normas socialmente aceptadas, garantizando que lo planificado se alcance, que los logros se den cuidando los recursos financieros y de otra índole, y que se hagan realidad sin dañar el ambiente y la gente.

Esto exige que las cabezas, corazones, cuerpos y conexiones espirituales de cada persona con la cual laboremos e interactuemos estén alineados para que sepan qué, cómo, dónde, cuándo y por qué hacer lo que tienen, deben y desean hacer en el equipo. Que este saber esté alineado con el querer del corazón, con el hacer del cuerpo y con el creer de la conexión espiritual.

Sin embargo, no nos engañemos ni cometamos el grave error de confundir alineación de equipos humanos de trabajo con alienación de su gente. Un equipo se empobrece cuando la gente que la integra carece de criterio y de inteligencia para mostrar opciones distintas y mejores a las planteadas por los líderes. La gente de un equipo saludable y capaz de producir resultados altamente sobresalientes, es capaz de generar ideas creativas, de innovar, de respetuosamente mostrarle a su líder lo que es acertado y lo que no, para asegurarse de que lo que están haciendo e invirtiendo es lo mejor para todos.

"Necesito tu corazón fiel a nuestro propósito, pero tu cabeza crítica para garantizar que lo que hacemos y perseguimos es ético, efectivo, económico y ecológico".

sábado, 27 de noviembre de 2010

Lecciones de la historia

Por: Alexis Márquez Rodriguez

Una
de las conclusiones del libro La rebelión de los náufragos, de Mirtha Rivero, es que la destitución de la presidencia de Carlos Andrés Pérez fue un error, pues dañó las instituciones fundamentales del país y de la democracia instalada en enero de 1958.

Ello podría interpretarse como una defensa del ex presidente y de sus dos mandatos presidenciales. Nada más equivocado.

Sin negar lo positivo que pudiera señalarse en los dos gobiernos de Pérez, y en general en los cuarenta años de democracia post 1958, no podemos soslayar que esos gobiernos fueron muy perjudiciales al país, en particular por el descarado ejercicio de la corrupción.

Y el hecho de que los niveles de corrupción alcanzados en los últimos diez años sean muy superiores a los de entonces no puede justificar, ni siquiera minimizar la de Pérez y algunos de los personeros de su entorno.

No hay dudas de que lo que hoy vivimos en Venezuela es consecuencia del fracaso de la democracia de aquellos años, por la incapacidad de Acción Democrática y Copei para establecer un sistema verdaderamente democrático y moderno, tanto en lo político como en lo social.

Es evidente que fueron varios los factores que determinaron ese fracaso de la democracia, entre ellos la paradójica política antipolítica y antipartidos practicada por notables figuras de la intelectualidad y por los medios de comunicación. Pero otro de esos factores fue la destitución de Pérez, cuando faltaban apenas unos meses para el final de su mandato.

Destitución que venía a justificar los fallidos golpes militares de 1992, al poner en evidencia lo dañino de aquel gobierno, al cual no obstante ha debido dejársele terminar su período.

No creo, sin embargo, que la destitución de Pérez haya sido producto de una conspiración, sino de una conjunción de factores desafortunados, de cuya peligrosidad casi nadie se dio cuenta.

Al contrario, todos nos alegramos de que Pérez hubiera sido echado de Miraflores, y hasta se creyó que aquello era una inequívoca señal de madurez y fortaleza de la democracia. Los hechos posteriores, lo que hoy ocurre en nuestro país, nos han hecho ver lo equivocado de aquella creencia.

Lo inquietante es que, pese al invalorable logro de la unidad de la oposición para enfrentar al actual régimen, comienzan a verse síntomas de que los partidos tienden a reincidir en los errores del pasado, particularmente en sus actitudes sectarias.

Y no sólo los viejos partidos, pues los nuevos parecen padecer de los mismos vicios y errores, esos que nos trajeron al desastre del presente.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Kennedy y Betancourt

Por: María Teresa Romero

El
pasado 22/11 se cumplieron 47 años del asesinato del ex presidente John F. Kennedy. El suceso recuerda la amistad entre el mandatario estadounidense y nuestro Rómulo Betancourt, ambos símbolos de la sempiterna lucha por la democracia representativa. Fue un acercamiento enmarcado en la peor manifestación de la Guerra Fría en el continente, cuando la URSS y Cuba se afanaban en exportar el comunismo en la región, cuando los ultras de izquierda y derecha llenaban de sangre las calles de las principales ciudades latinoamericanas.

Esa amistad trajo a Kennedy a Caracas en 1961 y llevó a Betancourt a Washington en 1963 y produjo el fortalecimiento de las relaciones bilaterales entre Venezuela y EEUU. El buen entendimiento entre ambos se manifestó en la OEA y en la ONU, donde hicieron causa común en varios temas de actualidad: el anticastrismo, el respeto a los derechos humanos y la descolonización, entre otros. Betancourt apoyó y promovió sin complejos la Alianza para el Progreso, iniciativa estadounidense para el desarrollo económico, social e institucional de América Latina.

No obstante, ese nexo amistoso no se tradujo en una adhesión incondicional del Gobierno betancourista hacia EEUU. Aunque fue un aliado confiable, mantuvo su autonomía en toda su política exterior. Betancourt siempre rechazó y criticó sin ambages las acciones intervencionistas de la potencia del Norte, y sus amistades con los dictadores de derecha (Somoza en Nicaragua y Trujillo en República Dominicana).

Don Rómulo, pues, sí hizo realidad su consigna de conducirse sin desplantes y cordialidad, pero con firmeza y sin sumisión, hacia EEUU.

Por su parte, el Gobierno de Kennedy siempre se resistió a las razonadas peticiones de Betancourt de adoptar su doctrina de ruptura y no reconocimiento a todos aquellos gobiernos del continente que llegaran al poder a través de un golpe de Estado. Ese tipo de relación madura y de respeto mutuo entre dos demócratas cabales, es la que echamos de menos y necesitamos con urgencia.

martes, 23 de noviembre de 2010

El chavismo como problema

Por: Jorge Preciado

Nunca un libro fue tan oportuno como este de Teodoro Petkoff sobre el chavismo. En ese libro nos pasa revista de lo ya conocido, de las pequeñeces del chavismo y de lo que pudo ser base para su grandeza. Para mí, el libro tiene dos partes capitales: la primera, donde se explica de dónde salió Chávez y la última, que nos explica por qué es un poder menguante. Y a lo largo del libro nos afirma las bases de una estrategia para toda la oposición: mantener y profundizar una política democrática frente al régimen, hasta tanto éste mantenga abiertas las puertas de la democracia. Pero hace falta un libro más amplio, que le permita a la oposición tomar conciencia exacta de sus errores, obviamente, para no cometerlos otra vez. Pero entiendo que eso no es posible, al menos, en este momento.

Habría que decir muchas cosas inconvenientes de gente con la que aún contamos. Ya es bastante que estén todos, ahora, en una sola política. Ni extremista, como la que hubo hasta el 2004, ni boba como sería una que no tome referencia de las tendencias totalitarias del chavismo. Por cierto, tendencia brillantemente expuesta en el libro por Petkoff. Decimos que "nunca un libro fue tan oportuno como este de Teodoro Petkoff" precisamente porque en este momento es necesario, más que nunca, afirmar las bases de la unidad democrática sobre un suelo realista, como el que analiza Petkoff. Tal vez este libro no tenga las dimensiones teóricas de Checoeslovaquia: el socialismo como problema, porque el problema entre manos es sobre todo práctico: cómo darle a la oposición en Venezuela una política en un momento crucial del país.

Pero en el libro, a ratos, se abordan cuestiones teóricas importantes, por ejemplo, el asunto del anti-imperialismo de Chávez o la discusión acerca de si es fascista o comunista. Con este libro queda claro que nunca fue posible una política que no fuera elaborada por políticos.

Que los "poderes fácticos" tienen un papel, importantísimo, pero subordinado a los políticos, Y queda claro también que la oposición en Venezuela debe hacer uso de algunas ventajas comparativas con respecto al chavismo. Que es su superioridad intelectual en todos los campos, como lo evidencia este libro de Teodoro Petkoff. Tal vez su publicación anime a otros políticos a intentar su análisis de la actual coyuntura. La socialdemocracia y el socialcristianismo deben decirnos, por boca de sus líderes más importantes, cómo ven el gobierno de Chávez y qué nos ofrecen como alternativa. Sería muy pertinente y oportuna una toma de posición ahora.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Descerebrar al país

Por: Teodoro Petkoff

Las enfermedades del espíritu pueden ser peores que las del cuerpo: la esquizofrenia o el alzhéimer, por ejemplo. Nos anulan la razón, la diferencia con los otros animales, nos deshumanizan. Mucho nos quejamos de los innúmerables males materiales que nos asesta este infame gobierno y que no voy a enumerar por falta de espacio.

Pero creo que hablamos menos de la cantidad de materia gris que hemos venido perdiendo en acelerada progresión. Y no voy a referirme a la demencia que emana desde arriba y que todo lo envuelve, aun a los contrarios a esos desafueros sin tregua. Es otro tema.

Nos queremos referir a algo más tangible y hasta cuantificable, la pérdida de masa cerebral que está sufriendo el país y que es una de las maneras más deplorables y eficaces de negarnos un futuro.

En días pasados leí varias noticias aullantes en el sentido apuntado: la Unesco ha determinado que el 60% de la investigación científica y tecnológica que se hace en América latina se realiza en Brasil. Pero hay más que esa superioridad del hermano mayor: el 90% lo realizan cuatro países, Brasil junto a México, Chile y Argentina. Nosotros entramos en ese 10% con el resto de los países de la región. Y decía Jaime Requena, especialista en valorar la actividad científica, en una entrevista reciente, que en los años noventa estábamos entre los primeros países latinoamericanos en cantidad y calidad de nuestra investigación.

La Unesco, por supuesto, considera la muy insuficiente labor en el campo del conocimiento una de las rémoras mayores para alcanzar el desarrollo.

En otra noticia se informa que el poder adquisitivo del venezolano, según el Banco Central, descendió en un año en un 4,9%. Pero “el grupo ocupacional de profesionales, científicos e intelectuales” observó como su capacidad de compra se desplomó en 18,5%. Le pedimos que trate de pensar en conjunto los dos tópicos y los que siguen.

Hace unos días El Nacional tuvo como primer titular la aseveración de la Academia de Medicina de que 10.000 galenos se han ido del país en esta década de felicidad. El antetítulo indicaba quizás algo peor: miles de médicos express se incorporan a los hospitales. También leímos recién sobre el sablazo que le dieron al PPI, uno de los pocos apoyos a nuestros investigadores, que sacó del proyecto a más de dos mil investigadores. No se sabe con qué criterio ni con qué fines. Uno siempre prejuiciado los supone tenebrosos.

Si ese palo de agua, ese deslave reciente, lo encuadramos en los 25.OOO científicos que Requena calcula han emigrado (no pasan de 5.000 los que quedan en el país) y los centenares de miles de universitarios que se sabe afuera, la cosa parece apocalíptica. Y si le agregamos la persecución financiera y a bombazos de las universidades y prácticamente el desmantelamiento de las instituciones culturales podemos concluir que el cerebro patrio ha sufrido una catástrofe de notables proporciones y quién sabe cuánto tiempo costará recuperarlo. A lo mejor varias generaciones.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Trinidad Jiménez, David Nieves

Por: Víctor Hugo D’Paola

Estas dos personas se mencionan mucho en la prensa de estos días. No sé si se conocen, lo cual no sería malo para las funciones consulares del segundo. Trinidad Jiménez es la nueva ministra de Asuntos Exteriores del gobierno español.

La conocí hace algunos años en eventos de partidos socialistas y de izquierda de América Latina. Una joven hermosa, bien informada, le gustaba leer literatura latinoamericana.

Ha hecho una carrera importante: Encargada en el PSOE para la relaciones con Latinoamérica, luego Responsable de Asuntos Internacionales de su partido; Ministro de Sanidad; compitió por la Alcaldía de Madrid en dos oportunidades, y no pudo; experta para cuestiones con América Latina de su partido y del Presidente Zapatero, de los brazos de quien ahora llega al Ministerio.

Sustituye a Moratinos, ministro gris, “desatinos” lo llamaban, uno de los peores del equipo de Zapatero. Moratinos estuvo empeñado en cultivar las mejores relaciones con la Cuba de los hermanos Castro y con la Venezuela chavista, creía que estos regímenes autoritarios podrían evolucionar hacia una izquierda moderada.

Se jacta Moratinos de haber logrado la libertad de algunos presos cubanos, cuando en realidad Raúl Castro lo que ha hecho es expulsar de Cuba a incómodos opositores. Es difícil que Trinidad cambie una política que ha compartido, seguramente será más de lo mismo.

David Nieves es el cónsul de Venezuela en Tenerife, una de las más bellas islas canarias. Seguramente está allí por su amistad con Nicolás Maduro, el ministro de Chávez.

Actualmente se recuerda que Nieves y Salom Meza salieron en libertad cuando fueron proclamados diputados electos en la democracia de los años anteriores a Chávez.

La hija de David, según dicen, es la magistrada del Tribunal Supremo que elaboró la ponencia para que varios diputados electos que están presos no puedan recuperar la libertad. David Nieves, desde Tenerife, también opina, y señala que se trata de graves delitos y ese no habría sido su caso.

En realidad el caso era el secuestro de un industrial, William Niehous, y recordemos que el secuestro está considerado como grave delito contra la humanidad y los derechos humanos.

David Nieves es una persona agradable, simpático, buen amigo. Cuando no pudo ser reelecto y separado de la Liga Socialista, se vinculó al MAS, partido de izquierda moderada, lo que le permitió ser postulado y ejercer como secretario de la Cámara de Diputados.

No sé cómo será el comportamiento de la fracción mayoritaria (el PSUV) en la próxima Asamblea Nacional. Antes las directivas parlamentarias y las comisiones eran constituidas con la participación de todas las fuerzas políticas.

David Nieves, quien fue secretario de la Cámara de Diputados, es otra vez ejemplo de cómo funcionaba la democracia antes de Chávez. Mientras tanto, que David disfrute la paradisíaca Tenerife.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Ni siquiera el Che

Por: Carolina Jaimes Branger
Los resultados electorales confirman algo que le oí decir al Che Guevara en La Habana y he oído varias veces después en boca de revolucionarios de varios países: no hay país de América Latina que idolatre más la democracia representativa que Venezuela", escribió Domingo Alberto Rangel, en Quinto Día el 16/10/2010

En un reportaje que transmitió TeleSur sobre el secuestro de la M/N Anzoátegui en 1963, ya el doctor Rangel había tocado el tema. Lo llamé para que me relatara con más detalles lo que le había dicho Guevara.

"Dos veces me ratificó el Che lo inviable que él veía la revolución en Venezuela", me dijo. "La primera vez fue en una reunión en Caracas en 1960, a la que asistimos Armando Alarcón Fernández, Simón Sáez Mérida, Josefina Pinto Salinas de Alarcón, Inés de Sáez Mérida y yo. El motivo, discutir con el Che las prioridades de la revolución en América Latina".

"Ustedes están peleando con el fantasma de la democracia", les dijo el Che. "La democracia es la Dulcinea del Toboso de los venezolanos. Este país ama la democracia representativa. No se puede llevar a cabo una reforma agraria sin campesinos. Y aquí los campesinos son adecos. Miren el resultado electoral de 1958. En esas condiciones, es imposible hacer una revolución aquí. Será una pelea de largo aliento, una campaña larga y persistente, con pocas posibilidades de triunfo".

"Y no es casual que hoy, en 2010, AD esté en camino, nuevamente, de convertirse en el primer partido de oposición", comentó. "Aquí no ha cambiado nada".

La segunda vez fue en 1962 en La Habana. Rangel y Sáez Mérida fueron enviados por la Dirección Nacional del MIR para conocer la opinión definitiva de los cubanos sobre la insurrección en Venezuela. "Hablen con el Che, que es lo mismo que hablar conmigo", les dijo Fidel Castro, quien no los pudo atender porque tenía la agenda llena, ya que acababa de salir de la crisis de los misiles. Guevara les repitió lo que había dicho tres años antes: "Venezuela no tiene prioridad en la agenda revolucionaria. Es sólo una apariencia".

Y refiriéndose de nuevo al presente, me dijo Rangel, mientras más empresas expropien, peor. Aquí lo que hay son ladrones predicando patriotismo y una alta incompetencia". Y la mayor fortaleza, lo que terminará imponiéndose, añado yo, es la democracia liberal en el pensar y el sentir de los venezolanos.