viernes, 27 de mayo de 2011

Carta de Tribilín a la mesajunche

Por: Agustín Blanco Muñoz

Ramón Guillermo, hace tiempo quería escribirte. Y ahora que mi rodilla me ha permitido hacer labores de distracción e incrementar el mito que yo encarno, me tomo unos minutos para comentarte la magnífica labor que desempeñas como manager de lo que yo he calificado como la mesajunche. ¿Eh?

Y de verdad, Ramoncito, que lo estás haciendo bien. Tú mejor que nadie sabe que los equipos pasan por diferentes momentos y situaciones. Es evidente que a ti te ha tocado dirigir un conjunto que de verdad no tiene gane.

Sin embargo, con una habilidad asombrosa llevas a un puño de veteranos y supuestos novatos, a creer que se pueden convertir en los cuarto bates de donde saldría el que me va a sacar.

Siempre reconoceré y agradeceré el favor que me has hecho. Desde un inicio yo sabía que me tenía que mover mucho en la cuestión electoral para mantener viva la creencia de que la revolución respeta las votaciones limpias y transparentes.

Claro, este esquema se me complicó después del golpe del 11Ag-02 cuando los escuálidos se empeñaron en el Revocatorio Presidencial y tuvimos que aceptar la ayuda de Fidel y su G2 para resolver la situación. Desde ese momento Cuba y nosotros somos la misma cosa.

Recuerdo que jugaron papel destacado las misiones y la acertada decisión de montar un operativo de "efectividad electoral", en el CNE, que ha ido creciendo.

En ese tiempo yo era un sobreviviente del 11Ag-02. Recuerda que me salvé de chiripa y que ustedes estuvieron a punto de derrocarme.

Claro, hay quienes dicen que yo hice un montaje con la tal renuncia y ustedes, que entonces eran Coordinadora Democrática (CD) cayeron. Pero a eso no hay que hacerle caso. Lo que sí debo reconocer es que en ese momento acabamos con la conspiración.

Y después de pasar ese susto, y de echar las bases de Venecuba, procedimos a convocar el Referendo Revocatorio Presidencial del 15Ag.-04.

Ahí nos jugamos el resto. Jorgito Rodríguez se convirtió en mi héroe electoral. Lástima que un año después, por descuido, el CNE sacó una publicación que da como resultado del RRP 60 a 40 a favor de la oposición. Desde esos días los escuálidos nos acusan de hacer trampa.

Pero no te olvides que ya el 15Ag.-04, cuando Ramos Allup pide 24 horas para presentar las pruebas del fraude, anuncié desde el Balcón del Pueblo que Venezuela había cambiado para siempre.

Y fíjate que ustedes me han ido limpiando el camino para que yo siembre más y más la revolución. La abstención del 04D-05 resultó fuera de serie.

La gente, defraudada por el comportamiento de ustedes que ni siquiera presentaron una prueba del tal fraude, decidió no volver a votar.

Yo vi que el mundo se nos venía otra vez a pique porque pensé que después del triunfo, expresado en la abstención más alta en la historia electoral latinoamericana, ustedes vendrían con un doble play a cobrar dividendos.

Pero qué fresquito me entró cuando al día siguiente, mientras el CNE proclamaba Diputados calificados como chimbos por el bajo número de votos obtenidos, la CD, convoca unas primarias para elegir al Frijolito que me enfrentaría en las presidenciales del 06/12/06.

Así volvieron ustedes tranquilitos al redil electoral a recibir más ponches. Comenzando por el que les dio Manuel Rosales cuando reconoció mi triunfo, apenas comenzado el escrutinio. ¿Recuerdas? ¡Eh!

De allí en adelante, le echaron tierra a la abstención y manipularon al colectivo para hacerle ver como culpable de haberme entregado toda la AN.

Por eso siempre digo que en medio de mi revolución pacífica pero armada, el arma principal es el voto.

Y mientras ustedes lo acepten como símbolo de nuestra democracia, frente a lo que algunos tratan de calificar como dictadura y totalitarismo, les estaremos altamente agradecidos.

Y hoy en día, Ramón, tú te has convertido en "El Grande" o en un José Antonio Casanova de nuestra política. Un manager de tanta solvencia que deberías ser el conductor permanente del Magallanes.

Y te reitero, no es poco el servicio que le presta la mesajunche, por encima de sus bloques, peleas y divisiones, a la revolución.

Mantener al colectivo convencido de que aquí la única salida es la electoral y no violenta no es labor fácil.

Y en la tarea de seleccionar el aspirante majunche que va a competir conmigo, no para ganarme, porque ya esos resultados están más que listos, sino para legitimarme, el aporte es bateo y corrido.

Y lo más hermoso de todo es el trabajo tesonero y paciente que ustedes hacen para que mi socialismo democrático del siglo XXI, cuente con el apoyo irrestricto e incondicional de la Mesa de los Candidatos Majunches encargados de batear para donde yo quiera.

¡Que Dios, Bolívar, Zamora y Maisanta los bendigan por el digno y patriótico comportamiento que exhiben a favor de la revolución!

Ramón Guillermo, recibe un profundo abrazo magallanero, aunque sé que eres guairoso.

Patria Socialista o Muerte ¡Venceremos!

sábado, 14 de mayo de 2011

El apagón

Por: Ender Arenas

Fue un día amargo, llegué a mi casa un poco después de la 1.00 y al abrir la nevera sentí ganas de llorar: donde normalmente van los huevos tenía dos arepitas mustias, en el centro de la nevera se enseñoreaba una jarra plástica llena de agua y en las gavetas titiritaban de frío una cebolla morada, tres ajicitos margariteños y una ramita marchita de cilantro. Entonces apelé por lo que nunca, o casi nunca me falta, el pote de Toddy, les advierto que de pequeño siempre sentí envidia por el carajito que se empinaba un vaso enorme de la famosa bebida de chocolate con hielito picado. Abracé el pote emocionado, le di un beso y casi me puse a llorar, y me dije: tú y yo hemos hecho historia.

Pensaba bolserías cuando quité la tapa de mi licuadora, puse leche fría, tres cucharadas soperas de Toddy para hacerlo espesito y un poco oscuro, pero no demasiado, le coloqué cinco cubos de hielo grandes y la encendí llevándola a la velocidad de frappé.

Al principio mi licuadora giró como alma que lleva al diablo, pero fue la ilusión de un segundo, de pronto hubo un silencio aterrador. No hay nada peor como cuando una licuadora se paraliza. Un frío recorrió mi espina dorsal, lo que iba a ser un elixir de dioses era ahora una mancha marrón en la licuadora: ¡coño no había corriente!

Cogí la licuadora y me fui a la sala, siempre he tenido desconfianza de los enchufes de la cocina, la puse en la mesa de centro como si fuera un florero y la enchufé donde a veces pongo una lámpara y nada, desesperado me fui a mi habitación, la conecté después de desconectar el televisor y nada: ¡se volvió a ir la corriente!

Si no fuera porque yo nunca miento, ni yo mismo me creería que con esta licuadora llevo 15 de distintas marcas totalmente quemadas. Nadie me ha respondido por ello, a mí que he sido un suor modelo del sistema eléctrico nacional.

Bueno, para ser justo me han dado explicaciones de los cortes eléctricos, claro a lo largo de estos últimos años han variado, por ejemplo, al principio me decían que era algo así como interrupciones del flujo, después me decían que era por sobrecarga del flujo, después aparecieron cosas más exóticas como la iguana que interrumpió el flujo, la rama que cortó el flujo, la sequía que secó el flujo, la lluvia que mojó el flujo y ahora otra vez dale con el flujo. Ahora lo que sí es cierto es que nadie me ha pagado las jodidas licuadora.

lunes, 9 de mayo de 2011

El majunche

Por: Enrique Ochoa Antich

Hablo del teniente coronel en situación de retiro Chávez Frías, quien dice ser Presidente de la República y en realidad se empeña en serlo sólo de una facción, de una parcialidad, de una secta.

Haciendo gala de su desenfrenado, incontenible hábito de insultar a sus adversarios, calificó al próximo Presidente de todos los venezolanos ­incluso de los chavistas­ con un calificativo que a quien le cala por entero es a él mismo.

Tal vez se trata de ese fenómeno psicológico llamado "proyección" y que de Freud a esta parte ha sido estudiado a fondo. Veamos.

El diccionario define el vocablo "majunche" como un adjetivo coloquial propio de Venezuela que quiere decir que alguien o algo es "de calidad inferior, deslucido, mediocre".

La historia del teniente coronel en situación de retiro Chávez Frías hace honor a dicha definición. Ya va siendo hora de que la historia se escriba con la tinta de la verdad y no con ese falseamiento propio de los cultos a la personalidad (o a la impersonalidad, como es nuestro caso).

Majunche fue el jefe de los alzados del 4F quien, luego de planear por dos décadas un golpe de Estado, falló en el intento quedándose pasmado a 500 metros del Palacio de Miraflores escondido cobardemente en el Museo Militar mientras los suyos arriesgaban la vida.

Majunche fue el candidato que, la verdad sea dicha, ganó las elecciones de 1998 porque sus adversarios y sus competidores no estuvieron a la altura de las circunstancias y más bien le tendieron la cama: más que conquistar el poder, lo encontró tirado en el piso y sólo se agachó a recogerlo.

Majunche es quien luego de renunciar a su cargo fue solícito a entregarse a quienes lo estaban derrocando y sólo consiguió retornar al poder debido a la inconmensurable torpeza de quienes quisieron sustituirlo.

Majunche es quien ejerciendo indignamente el cargo de Presidente de la República, y sentado sobre la montaña más grande de ingresos petroleros de toda nuestra historia, no ha conseguido resolver ninguno de ­sino antes por el contrario a ahondado todos­ los inmemoriales y los modernos problemas de la sociedad venezolana: ni la inseguridad, ni el déficit habitacional, ni el alto costo de la vida, ni la dependencia del petróleo, ni la deuda pública, ni el subdesarrollo, ni la crisis de los sistemas de salud y educativo, etc., etc., etc.

¿Comandante Presidente, como lo llaman sus acólitos? Nada que ver: Comandante Majunche, en todo caso

jueves, 5 de mayo de 2011

MUD: Consenso y participación

Por: Ángel Lombardi

En estos últimos 12 años las “oposiciones” en la práctica se dividieron en dos visiones y estrategias políticas: el abstencionismo y la participación electoral, hasta que los hechos, a partir del 2007 han convencido a una mayoría opositora a unirse electoralmente y participar en los procesos correspondientes. En este marco se configura la exitosa campaña parlamentaria del 26 de septiembre del 2010 que lleva a un triunfo incuestionable a los adversarios del presidente con un 52% de apoyo.

El 2011 y el 2012 por decisión presidencial se convierten en años electorales y de allí surge el imperativo de una Mesa de la Unidad (MUD) con candidato único, tarjeta única y programa común y en eso se está. Tarea difícil y compleja no exenta de amenazas y dificultades, la principal a nuestro juicio el riesgo del sectarismo partidista y la manipulación de “cogollos” y liderazgos mesiánicos.

No es suficiente la alianza electoral, hay que garantizar que partidos políticos y la sociedad civil desarrollen un proyecto alternativo de gobierno, que recupere el proyecto democrático y un modelo de desarrollo moderno y exitoso. De lo que se trata es de detener esta marcha en retroceso y recuperar un proyecto de sociedad y país inclusivo y reconciliado, en donde las diferencias y las tensiones y las dificultades se asuman dentro del diálogo y la participación.

Se hace imperativo desarrollar un proyecto de participación político amplio de Unidad Nacional Democrática y ello es posible si lo asumimos desde la experiencia que se ha venido viviendo desde el 2007 en adelante, cuando el gobierno pierde el referéndum de la reforma constitucional. En el 2008 con el avance incuestionable logrado en las principales ciudades y estados del país en Alcaldías y Gobernaciones, y en el 2010 con el triunfo parlamentario de la Unidad.

En el 2012 se puede ganar la presidencia de la república y lograr un gran acuerdo de gobernabilidad, siempre y cuando se entienda la necesidad de evitar conductas políticas del pasado y que sin menoscabo del innegable protagonismo de los partidos políticos se hace necesaria y perentoria la participación orgánica de la sociedad civil. Nadie puede sentirse excluido en este gran Acuerdo Nacional de un gobierno que permita relanzar el progresista proyecto democrático del país.

Osama, una política de Estado

Por: Gonzalo García Orodoñez


El Osama de la leyenda, el que todos pensaban viviendo en cuevas, bajo el sonido de la metralla y la explosión de las granadas, había dejado de combatir, se escondía detrás de gruesos muros; no se comunicaba con el mundo exterior, era distante a la guerra global contra el terrorismo.

Abandonó la lucha y a sus hombres para proteger su vida, es lo que normalmente hacen quienes practican tanto el narcotráfico como el terrorismo.

Por años, las agencias especializadas en inteligencia y la CIA lo buscaron. En agosto de 2010 lo ubicaron. No hubo prisa, bulla ni escándalo, se montó la operación con los mejores hombres de operaciones especiales, Navy SEAL. En abril estuvieron listos y recibieron la orden de atacar.

Quienes piensan que un cambio de gobierno en los Estados Unidos significa el abandono de los objetivos estratégicos de seguridad nacional, no entienden la política de la nación del norte. Quienes abrigaron la idea de que el fin del mandato de G. Bush significaba el fin de la guerra global contra el terrorismo, pensaron equivocadamente.

Cuando de objetivos nacionales se trata, de Bush a Obama no hay cambio, sólo ajustes de naturaleza política y forma de hacer las cosas.

Cuando la CIA reportó niveles de complicidad interna en Pakistán en apoyo a las redes de Al Qaeda, como lo ha señalado en la región con gobiernos que apoyan o facilitan el narcotráfico y terrorismo internacional, es porque habían obtenido y comprobado la información. No se abandonan los objetivos estratégicos vitales ni los esenciales con un cambio de gobierno.

Detrás de la operación hay un complejo mundo de tecnología y un equipo humano en capacidad de analizar y usar, en tiempo real, la información obtenida en el terreno. El soporte técnico, aunque parezca una película de Hollywood, puede usar bases de reconocimiento biométrico, facial y voz; bases tecnológicas altamente sofisticadas de vigilancia y modelos predictivos de comportamiento.

De nada le valió a Bin Laden estar sin teléfono o conexión a internet, una vez obtenida la posibilidad de su ubicación con la base de datos de reconocimiento se hizo el resto.

Obama y el equipo de Seguridad Nacional, tal vez vieron en vivo los 40 minutos que duró la operación militar que acabó con el hombre más buscado del mundo.

Mientras en Venezuela se avanza con las milicias, otras naciones mantienen fuerzas armadas profesionales equipadas con tecnología de punta. La guerra global contra el terrorismo va a continuar, como la guerra contra los tiranos que se inició en Túnez.

martes, 3 de mayo de 2011

Barriles de delirio

Por: Victor Salmerón

Inmerso en la antesala de la elección presidencial de 2012 el gobierno de Hugo Chávez se vale del brillo del petróleo para inyectar gasto público, tratar de borrar la percepción de crisis y encender el motor del consumo, apagado durante los cuatro últimos semestres.

Todo indica que el país repetirá el ciclo de otros períodos de bonanzas que al esfumarse dejan una economía frágil, dependiente en extremo de los precios del crudo y obligada a sufrir políticas de ajuste.

Estudios describen claramente el ciclo empobrecedor en que suelen empantanarse los países petroleros y Venezuela encaja perfectamente en el modelo.

Una característica típica es que cuando el precio del barril aumenta de forma estelar una enorme cantidad de divisas ingresa a los países petroleros; esto tiende a incrementar el valor de la moneda, las importaciones se abaratan y sectores como la agricultura y la manufactura pierden competitividad.

Otra constante es que el chorro de petrodólares infla las metas y el tamaño del Estado, disparando el gasto público y desencadenando una serie de efectos: la economía crece rápidamente por el aumento del consumo, pero la falta de producción para atender la demanda impulsa la inflación.

El incremento del gasto suele salirse de control y entonces es común la aparición de déficit en el presupuesto y mayor endeudamiento.

Junto a los problemas económicos, los petroestados tienden a generar una estructura que mina el desarrollo de la democracia. El Gobierno es en buena medida autónomo, no requiere de la sociedad para mantenerse por el enorme ingreso que recibe, lo que da pie a una asimetría de poder que induce al autoritarismo. El Ejecutivo no necesita negociar ni escuchar.

Además, existe lo que se ha llamado el "efecto gasto". El ingreso petrolero puede ser utilizado para incrementar dádivas, transferencias, retrasar la formación de grupos independientes y ahogar las presiones por una mejor democracia.
Al poder que recibe por el monopolio de la renta petrolera, el Gobierno venezolano ha sumado el control de los precios, las tasas de interés, la asignación de divisas y la formación de grupos que dependen exclusivamente del dinero que fluye desde Miraflores.

Durante 2004-2008 el país disfrutó de un boom petrolero sin precedentes y bastó el parpadeo de los precios del crudo para caer en una larga recesión y pérdida de bienestar. Si se contrasta el desempeño de la economía en 2010 con 2008, el PIB registra un descenso de 5,1%.

Todo apunta a que en 2008 la economía llegó a un punto de quiebre donde el modelo basado en los altos precios del crudo se agotó, de hecho, ese año el crecimiento se redujo a la mitad a pesar de que el crudo venezolano se mantuvo en un precio promedio de 86,49 dólares el barril, todo un récord.

La historia reciente señala que a raíz del paro empresarial de 2003 las empresas trabajaban muy por debajo de su capacidad. Con el salto estelar del petróleo el Gobierno incrementó el gasto público, los pedidos se dispararon y los equipos desenchufados entraron en calor.

Pero una vez agotada esta etapa de fácil crecimiento, se alcanza un nivel donde el gasto público deja de ser suficiente, también se requiere inversión para ampliar el número de máquinas y más tecnología.

Se sabe que uno de los signos de la locura es esperar resultados distintos con los mismos procedimientos. ¿Venezuela enloqueció?

Desamor en tiempos del cólera

Por: Juan Carlos Aptiz

Entre el sida y el cáncer terminal, dice nuestro admirado novelista Mario Vargas Llosa, son las opciones de los peruanos en la venidera segunda vuelta electoral del país sudamericano, por tener que elegir entre Ollanta Humala y Keiko Fujimori.

Ya en 2009 hizo uso de la misma exageración, aunque ahora ratifica abiertamente su rechazo a la candidatura de la sucesora nipona, a la que llamó “hija de un dictador, criminal y ladrón”.

No obstante, me temo que el encolerizado escritor deja en el tintero otros tiempos verbales, pues en un futuro se dirá lo mismo del otro candidato presidencial, financiado una vez más por el gobierno chavecista.

En realidad, la cólera ya ha participado como protagonista en la vida del Premio Nobel de Literatura 2010, o por lo menos, eso es lo que se infiere de las confidencias de los también escritores Carlos Fuentes y José Luis Cuevas.

Según éstos, Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez eran los mejores amigos, inclusive habían estado viviendo juntos en Barcelona, España. Ambos se guardaban admiración y respeto mutuo al grado de que cuando García Márquez publicó Cien años de soledad, Vargas Llosa dedicó un libro igual de voluminoso: Historia de un deicidio, exclusivamente para analizar el libro del colombiano.

También, del escritor inca es La tía Julia y el escribidor, novela autobiográfica que gira alrededor de la primera esposa y tía del escritor, Julia Urquidi; cuya influencia siguió por muchos años. Luego, Patricia, sobrina de aquélla y prima de Mario, se convirtió en la segunda esposa de éste y en la piedra angular del conflicto con García Márquez.

En efecto, en una oportunidad Patricia se lamentaba de la más reciente aventura amorosa de Mario y se quejó con Gabo, que la visitaba en la residencia que el matrimonio Vargas Llosa tenía en España. Gabriel, medio en broma, le dijo a Patricia que la ayudaba a vengarse haciéndose su amante.

Aquella no entendió la broma, lo rechazó airada y se lo contó a su esposo; con el añadido de que le restregó en la cara una frase que lo hiriera aún más: “Para que veas quiénes son tus amigos, mientras tú andas quién sabe dónde, ellos vienen a proponerme que me haga su amante”.

Cabe resaltar, Gabriel y Mario no volvieron a encontrarse en España. El encuentro fue en la ciudad de México, en la que se proyectaba un documental sobre los sobrevivientes de los Andes, narrado por Vargas Llosa.

Gabo vio a Mario y abrió los brazos para felicitarlo por su locución en el documental, al tiempo que decía “Mario...”, cuando fue violentamente interrumpido por un derechazo de Vargas Llosa, que le gritaba: “¡Traidor!”.

Entonces, García Márquez cayó al suelo con los brazos abiertos, sin haber hecho el menor intento por defenderse tras la sorpresa del amigo que reaccionó violentamente. Al cholo, mientras tanto, lo sujetaron para evitar que continuara con la golpiza y pateara al magullado.

En definitiva, parece que a este guía de capa y espada se le olvida que la ira no es buena consejera, sólo eso puede explicar tanto desamor por su terruño, al declarar: “Votaré por Humala con la esperanza de que sea como Lula, no como Chávez”.

La ilusión de los aumentos

Por: Enrique Ochoa Antich

Comedia o, aun mejor, tragicomedia ésta de los aumentos salariales en el entorno de una economía sin crecimiento y con alta inflación. Claro, ayudan los aumentos, ¿quién lo duda?

Palean en el mejor de los casos el deterioro continuo e indetenible de su capacidad adquisitiva, es decir, del salario real. Pero es incontestable que no van al fondo, a lo fundamental del problema.

Durante los 12 años de régimen chapista, ¿qué ha ocurrido al final de las cuentas? Que los salarios tal vez hayan aumentado en un 400% mientras la inflación acumulada es de más de 700.

Claro, el Estado petrolero, sostenido sobre esa montaña de dinero fácil que le ofrece el petróleo, puede permitirse la demagogia de repartir una riqueza que al menos por el momento le es abundante aunque la fuerza de trabajo que concurre a crearla sea mínima.

Sin embargo, la economía real está en otra parte, la que puede llevarnos al desarrollo, la industria, la manufactura, la construcción, y allí no se está produciendo la riqueza que se requiere para incrementos salariales suficientes. Si se les ordena desde una oficina pagarlos, lo que se reparte entonces es la escasez.

En todo caso, se trata de una ilusión. Sí, de acuerdo, se incrementan los salarios (en proporciones que compensan aunque sea una parte de la capacidad adquisitiva que ya la inflación les ha quitado), pero al hacerlo se aumentará la demanda agregada de bienes y servicios que no se producen en cantidades suficientes, lo que ­ley de la oferta y la demanda­ redundará en mayor presión inflacionaria y, de suyo, en una merma del salario que se ha incrementado.

Por no hablar del impacto del incremento salarial en los costos y de éstos en los precios. En fin, sal y agua.

Los venezolanos esperamos otra cosa, no esta tragicomedia anual de nuestros primeros de mayo cuando la aritmética no sirve para explicar lo inexplicable.

Allí está el tiranuelo, el demagogo mayor, sumando, restando, multiplicando y sobre todo dividiendo para justificar el inmenso desastre de su gestión económica y su impacto en la calidad de vida de la gente. De eso ya estamos hartos.

La Venezuela democrática cree, debe creer, vencidos los fantasmas del populismo que aún se agitan al fondo de nuestra memoria colectiva, en una sociedad de progreso y desarrollo con justicia social ­como debe ser el sueño venezolano a partir del año 13­ en la que la relación salario/inflación opere a favor del primero, proceso que si es continuo y sostenido en el tiempo termina por mejorar la calidad de vida de la gente, del pueblo.

Lo que espera un trabajador es que en un entorno de crecimiento económico, de desarrollo de las fuerzas productivas, de creación de riqueza, y de baja inflación, el incremento de su salario, como resultas de su negociación colectiva con el patrón, se exprese en una mayor capacidad adquisitiva, esto es, en una mejor calidad de vida para él y los suyos.

En fin de cuentas, no conviene repartir sino la riqueza que se crea pues repartir la escasez es sólo llevarnos a estadios de mayor pobreza.

domingo, 1 de mayo de 2011

¿Es Brasil una burbuja?

Por: Moisés Naím

Este es el segundo tema que domina las conversaciones en Brasil. El primero, y mucho más popular, es la celebración de sus enormes éxitos: los millones de pobres que han dejado de serlo, la impresionante pujanza de sus empresas, las enormes oportunidades y la mayor prosperidad. Si bien los problemas aún son grandes (miseria, crimen, corrupción, desigualdad), el optimismo también lo es. Los brasileños, siempre alegres, están ahora más contentos que nunca. Y con mucha razón. Las cosas van muy bien. Y eso lleva a la segunda conversación obligada: ¿cuánto durará la fiesta? ¿Cómo -quién- nos puede descarrilar este raudo tren hacia la prosperidad?, se preguntan. Paradójicamente, los motivos del éxito también son la fuente de las ansiedades. En los últimos cinco años, el crédito ha crecido hasta alcanzar el 45% del tamaño de la economía. Así, los brasileños han encontrado quien les preste para comprar casas, motocicletas, refrigeradores y todo lo demás -muchos por primera vez-. Y no les ha importado que las tasas de interés de esos préstamos sean las segundas más altas del mundo o que las familias brasileñas deban hoy dedicar un 20% de sus ingresos a pagar sus deudas.

Este auge del crédito y el consumo obedece, en parte, a los millones de nuevos empleos y los mejores salarios generados por la expansión económica. Mientras las economías más ricas cayeron un 2,7% durante la crisis de 2008-2009, Brasil creció al 5%, y el año pasado lo hizo al 7,5%. El paro se ha reducido a los niveles más bajos en décadas y en muchos sectores las empresas no consiguen los trabajadores que necesitan. Los altos precios internacionales de los minerales y productos agrícolas, que Brasil exporta en grandes cantidades, contribuyen a esta expansión.

Los inversionistas internacionales también están eufóricos con Brasil. La inversión extranjera directa creció un 90% el año pasado. La avalancha de fondos foráneos que está cayendo sobre Brasil, atraídos por sus altas tasas de interés, está obligando al Gobierno a considerar la posibilidad de imponer límites más estrictos al capital especulativo. Los flujos de capital extranjero y los ingresos por exportaciones han llenado las arcas brasileñas con divisas de otros países, lo cual ha encarecido el valor de su moneda. El tipo de cambio ajustado a la inflación es hoy un 47% más caro de lo que fue su promedio en la última década. El real es la moneda más sobrevalorada del mundo.

Inevitablemente, la combinación de una moneda cara, la euforia de los inversionistas extranjeros, el aumento del consumo y los cuellos de botella que existen para satisfacer una demanda que crece aceleradamente hace que todo sea más caro. Brasil, que sigue siendo una nación muy pobre, es actualmente uno de los países más caros del planeta. El precio de la vivienda en Río de Janeiro y São Paulo casi se ha duplicado desde 2008. Alquilar oficinas en Río es hoy más costoso que hacerlo en Nueva York, y los salarios de los ejecutivos en São Paulo son mayores que en Londres o Manhattan. Y la inflación para todos está subiendo hasta el punto de que la presidenta, Dilma Rousseff, ha declarado que es su principal preocupación. No hay duda de que la economía esta sobrecalentada.

Pero ¿es Brasil una burbuja financiera? No. El progreso de Brasil y su potencial no son una ilusión. Se basan en logros concretos y fortalezas reales. Pero la economía brasileña sí tiene aspectos insostenibles. La expansión del crédito y el crecimiento del gasto público no pueden seguir al ritmo actual. Hay muchas reformas estructurales importantes que el expresidente Lula da Silva pospuso -Brasil tiene algunos de los jubilados más jóvenes del mundo, por ejemplo-. El Gobierno chino invierte anualmente en infraestructura (vías, aeropuertos, hospitales, etcétera) un monto equivalente al 12% de su economía. Brasil, tan solo el 1,5%. Esto explica, en parte, por qué la economía brasileña se "recalienta" a pesar de que este año solo crece al 4,5%. ¿Qué pasaría si creciera al 10% varios años seguidos? Su decrépita infraestructura no lo permitiría.

En estos momentos la prioridad es estabilizar la economía. Esto implica tomar medidas políticamente impopulares: desacelerar el consumo, por ejemplo. Y otras. O la presidenta Dilma Rousseff le baja el volumen a la fiesta y lo hace ahora de una manera controlada, o los mercados "se lo harán" de una manera descontrolada y socialmente más dolorosa. La euforia y la complacencia son las enemigas más amenazantes para el exitoso Brasil de hoy.

Humala en 3 y 2

Por: Tomás Horacio Hernández

Keiko Fujimori y Ollanta Humala no pueden ser más distintos en cuanto a sus propuestas. Mientras la hija del expresidente representa esa derecha fuerte, Humala representa la izquierda populista.

De hecho tanta preocupación existe por los cambios que representaría Humala que la Bolsa de Valores de Lima ha tenido consecutivas caídas en los últimos días, la moneda nacional se ha debilitado frente al dólar, y el dinamismo del movimiento del mercado inmobiliario se ha reducido.

Los electores deben estar preocupados ya que el exmilitar representa un cambio radical en el modelo económico de Perú que permitió un crecimiento económico de 7% anual en los últimos años.

Y por si fuera poco, a los electores también les genera temor la relación Humala-Chávez. Esta relación entre ambos no es nueva y en las encuestas le ha hecho daño al candidato.

Según Pedro Pablo Kuczynski, "El presidente venezolano Hugo Chávez envió a Perú maletas llenas de dinero para financiar la campaña de Ollanta Humala del 2006 y no hay razones para pensar que ahora no está detrás del masivo despliegue publicitario que mantiene al candidato izquierdista en la delantera de la actual contienda electoral".

Kuczynski aseguró además que en su campaña se gastó un poco más de 2 millones de dólares y que la impresión en el mercado es que el expresidente Toledo gastó casi 20 millones de dólares. Sin embargo se piensa que debido al enorme despliegue publicitario de Humala su gasto fue más grande que el de Toledo.

Ahora bien, actualmente Humala lidera las encuestas con 42% mientras Fujimori cuenta con un 36% del apoyo popular. Pero si las acusaciones de Kuczynski llegasen a ser ciertas, las repercusiones podrían costarle las elecciones.

En todo caso, les quedará a los electores decidir el candidato que pone menos en riesgo el crecimiento de Perú. Pero los cierto es que un ñangara aunque se vista de camisa de cuello y chaqueta: ñangara se queda.

El origen de Hugo Chávez

Por: Fernando Ochoa Antich

Causas y culpas, el libro escrito por mi hermano Enrique, es un análisis realmente interesante de la crisis histórica que condujo al poder a Hugo Chávez. Al leerlo, uno entiende algunos hechos que la polémica ha impedido interpretar cabalmente. Lo primero a señalar es lo acertado del plan que utilizó para abordar el tema. Dividir el libro en cuatro grandes partes: el antiguo régimen, los estertores, la comedia de las equivocaciones y a manera de epílogo le permite interpretar las "causas políticas, económicas, sociales y culturales que hicieron posible la irrupción del prolongado fenómeno chavista", sin olvidar las causas subjetivas, es decir "la acción de los hombres, la atinente a su esquiva y veleidosa voluntad", en un esfuerzo por superar el dogma marxista.

Al analizar lo que él llama el "antiguo régimen", concluye que "las atrofias y carencias del llamado Pacto de Punto Fijo" fueron causas lejanas que dieron origen al chavismo. Acertadamente, recuerda la exclusión del Partido Comunista de esa alianza y sus consecuencias: la lucha armada. También resalta el efecto negativo que tuvo el proyecto de sustitución de importaciones, sin considerar lo reducido de nuestro mercado interno. Al analizar los cuatro siguientes gobiernos de la democracia: Pérez, Herrera, Lusinchi y Pérez II es incisivo en su crítica: recuerda que el incremento de los precios petroleros sólo sirvió para fortalecer un exagerado estatismo, que a la larga condujo a un elevado endeudamiento, que en lugar de impulsar nuestro desarrollo lo comprometió totalmente.

El libro toma particular importancia al sostener el autor que "no es de los sucesos del 4 de Febrero... que surgió la fortaleza del liderazgo carismático de Chávez, pivote del actual régimen, que por comodidad llamaremos pretotalitario...sino más bien a la grave crisis de los años 90, caldo de cultivo de la victoria electoral de Chávez en diciembre de 1998, se llegó debido a causas más remotas y profundas que el 4 de febrero". Esas causas las resume en: el quebrantamiento de la promesa populista de progreso al presentarse la caída de los precios petroleros; la torpe aplicación del plan de ajuste en 1989; la violación de los derechos humanos el 27 de Febrero; la creciente corrupción y no haber analizado a profundidad las causas de los alzamientos militares.

El análisis se vuelve más preciso al desarrollar el capítulo: los estertores, e insistir el autor que la responsabilidad del acceso al poder de Hugo Chávez también tuvo causas más recientes: el error de imponer las candidaturas de Pérez y de Caldera; la incapacidad del MAS y de La Causa R para transformarse, mediante un acuerdo, en una verdadera alternativa de poder; el respaldo del MAS a la candidatura de Caldera; su incapacidad para transformar el estatus político nacional; la negativa del Congreso Nacional de aceptar la propuesta del autor de consultar al pueblo en las elecciones del 98 sobre la posibilidad que el nuevo Parlamento ejerciera el poder constituyente, el retardo del gobierno de Caldera en establecer el plan de ajuste y la decisión del MAS de no retirarse de su gobierno.

El libro se vuelve apasionante al leer el capítulo: "La comedia de las equivocaciones", quedando el lector perplejo al hacerle recordar los acontecimientos políticos de esos años: la candidatura de Alfaro; la postulación de Irene Sáez por COPEI, el coqueteo del MAS y La Causa Radical con la candidatura de Irene Sáez; el apoyo del MAS a la candidatura de Chávez, que justamente puso la diferencia de votos con Henrique Salas; la abusiva prédica de la antipolítica, el desentendimiento de lo público por la clase media y el abundante respaldo que al final de su campaña consiguió Hugo Chávez para financiar su campaña electoral. Resalta el autor que sin estos sorprendentes errores, difícilmente Hugo Chávez hubiese superado el 6% que tenía en las encuestas en enero de 1998.

Esta verdad le produce al lector cierto escozor al percibir el sorprendente suicidio de una clase política y de un régimen que debió concluir de manera diferente. Creo que al autor se le escaparon dos hechos de suma importancia: la equivocada política militar establecida por la democracia venezolana que debilitó el natural liderazgo de los generales y facilitó la conspiración en los cuadros medios. La crítica que hace Enrique de la actuación de la izquierda democrática es valiente, pero olvidó la inmensa responsabilidad que tiene la izquierda radical, un buen ejemplo Douglas Bravo, y también la izquierda democrática, en particular La Causa Radical y líderes políticos como Pablo Medina, al conspirar con los jóvenes militares para destruir la democracia venezolana.