jueves, 21 de noviembre de 2013

Un municipio para progresar y vivir mejor (II)

Por: Edinson Martínez
               @emartz1

“Este programa es el resultado de una amplia consulta ciudadana. Hemos querido que sea letra y música del pueblo de Lagunillas para avanzar por senderos de progreso y bienestar para todos”
 Mervin Méndez

Del artículo anterior quedamos en esbozar los lineamientos del programa de gobierno del candidato a la alcaldía de Lagunillas, Mervin Méndez. Antes debo decir que ha sido una grata experiencia, de gran responsabilidad personal y colectiva para quienes abordamos la encomienda de elaborarlo. Por mi parte, también debo admitir, que nunca imaginé luego de tantos años de actividad política local, llegar a desempeñar la condición de tutoría de semejante cometido de quien por varias veces adversé electoralmente. La vida, como a veces suelo decir, es un libreto por descubrir.

Luego de siete foros temáticos, media docena de conversatorios con sectores productivos, artistas,  jóvenes y deportistas, donde además, recibimos a través de la web varias propuestas muy especificas;  dimos por finalizada la metodología de consulta y participación, denominada: “Ideas para progresar y vivir mejor”

Del resultado de toda esta jornada, nos planteamos entonces, la idea de transitar progresivamente hacia un nuevo modelo de crecimiento y visión del municipio, esto implica repensarlo y reinventarlo a partir del acervo y fortalezas acumuladas a lo largo de más de siete décadas de vida productiva. Aspiramos apuntalar sus ventajas competitivas y modernizarlo  a fin de abrirle cauce a una nueva realidad local que debe tener la necesaria continuidad de largo plazo. No es una lista de obras públicas lo que plateamos. Es una visión y proyecto de municipio lo que nos ha ocupado por estos días, para decirlo en el lenguaje de  los navegantes, es nuestra de carta de navegación para los tiempos por venir.

Aspiramos un municipio con mejores condiciones institucionales para la inversión privada; especializado en servicios terciarios, de gran vocación industrial y equipamiento urbano para el desempeño económico y la convivencia humana, con fuerte impulso en el desarrollo de espacios para la cultura, recreación, vivienda y comercio.  Nuestra localización y un mercado en crecimiento con alto poder adquisitivo, nos confirman como un municipio  de grandes oportunidades. Trabajaremos para ubicarlo entre los treinta primeros con mejores ventajas competitivas del país. Moderno, de gran inclusión y solidaridad social, al mismo tiempo que generador de riqueza con empleo para unos y rentabilidad para otros.

Siete son los ejes o áreas definidas como estratégicas para la gestión. 1) Seguridad pública y ciudadana 2) Infraestructura, equipamiento y servicios públicos 3) Promoción de la inversión y el progreso económico 4) Cultura, educación y deporte. Identidad, valores y visión ecológica 5) Participación ciudadana, comunitaria y solidaridad social 6) Desarrollo y fortalecimiento institucional  7) Mancomunidades y alianzas municipales.



domingo, 10 de noviembre de 2013

El proletariado y la revolución

Por: Germán Cabrera 

Fíjense lo que son las cosas: una de las características más destacadas de la pomposa Revolución Bolivariana, la misma que cacarea Urbi et Orbi su novísimo y creativo Socialismo del Siglo XXI, es su desprecio absoluto por el proletariado.

Flagrante y sorprendente contradicción ésta, ya que el marxismo, como todos sabemos, considera a la clase trabajadora (carente de medios de producción y vendedora de su fuerza de trabajo), como la predestinada para organizarse y ser el germen de la Revolución Socialista, el ariete que se llevará por delante no sólo a los explotadores sino también al capitalismo como sistema económico y político.

Pero resulta que, una vez amos del poder, los autodenominados revolucionarios, portadores de la antorcha de la verdad absoluta, razonan de la siguiente manera: ahora somos gobierno, el gobierno es La Revolución, La Revolución es la única llave hacia una Luminosa Nueva sociedad, y el Estado Burgués, que despedazaremos paulatinamente, es ahora propiedad del gobierno, o mejor dicho Gobierno y Estado son la misma cosa. De este razonamiento cerrado deriva una conclusión inobjetable: contra La Revolución nada es aceptable, por lo tanto el gobierno y el Estado, ahora revolucionarios son inobjetables. De esta primera conclusión deriva una segunda: quien enfrente al Estado-Gobierno estará enfrentando a La Revolución, por lo tanto será un Traidor a La Patria, un fascista, un parásito.
Impecable.

Armado con este bagaje elemental el Estado-Gobierno-Revolucionario no tolerará disensos.

Pero resulta que una Revolución no se hace de un día para otro. De hecho un Gran Ministro del Santo Proceso acaba de afirmar que necesitan 50 años de gobierno para corregir errores. Y mientras tanto tienen que lidiar con las malas costumbres aprendidas por el proletariado durante muchos años de democracia, es decir las malas costumbres de sindicalizarse, de exigir contratos colectivos, mejoras salariales, seguridad social, todos asuntos que El Proceso considera desviaciones burguesas.

Eso se transforma en un gran problema para un Estado-Gobierno-Patrono macrocéfalo y clientelar que ha crecido exponencialmente engordando su nómina hasta el infinito con el objeto de contar con una masa de empleados públicos temerosos que le aseguren su voto.

Con el patrono privado el asunto se le hace fácil, le amenaza, lo multa, lo expropia, o le crea sindicatos oficialistas que le hagan la vida imposible.
Pero ¿cómo debe actuar  el Patrono Revolución contra  el “enemigo en casa”?

Muy simple, se actúa como contra todo “contrarrevolucionario”: se mete preso al sindicalista respondón, o se le somete a los juicios infinitos y arbitrarios de un Poder Judicial abyecto, se le niega reconocimiento a los sindicatos libres, se les pone a competir con sindicatos oficiales financiados con el dinero del Estado, se amenaza a los trabajadores con despido o retiro de beneficios si no aceptan la contratación estipulada unilateralmente por el Gobierno, por La Revolución.
Y hete aquí una Revolución sin proletariado.
Así como también es, de paso, una Revolución sin estudiantes.
¿Cómo nos mantendremos en el poder?, se pregunta el liderazgo iluminado.
Bueno nos queda el lumpen, se responde, y para ponerlo a nuestro servicio tenemos una metodología infalible.

Pero eso será tema del próximo artículo.

jueves, 31 de octubre de 2013

Un municipio para progresar y vivir mejor

Por: Econ. Edinson Martínez*
           @emartz1

El país de hoy no es el mismo de los tiempos de la descentralización, un nuevo modelo político ha comenzado a establecerse en donde el municipio no es la unidad política primaria de la organización nacional, tal y como además, lo establece nuestra constitución nacional. Nuevas conceptualizaciones y leyes han ido surgiendo paulatinamente conforme a la estrategia de socavar las bases de la estructura político-administrativa más antigua de Venezuela. Mientras el gobierno nacional habla de comunas y otra suerte de organizaciones a las cuales alimenta financiera, institucional y logísticamente -riñendo de esta forma con las posibilidades de éxito y eficacia de los gobiernos locales-,  los municipios van perdiendo espacio y recursos, cuyo impacto directo es sobre la calidad de los servicios públicos y naturalmente sobre el modo de vida de las personas.

Ahora bien, en los tiempos que corren, ni el modelo centralista y anulador del municipio que propugna el gobierno nacional, como tampoco el clásico descentralizado que antes conocimos y cuyos resultados dejó importantes experiencias, nos sirven ahora, en el país presente, para atender el desarrollo de nuestras ciudades. Algunos han dicho que aproximadamente el 80% de los problemas que afectan  nuestras comunidades, bien podrían ser atendidos exitosamente por una buena gestión de los gobiernos municipales. Estamos convencidos de que es absolutamente cierto. En fin de cuentas, a quien primero tocan la puerta los vecinos de una comarca, pueblo, caserío o ciudad, ante las urgencias ciudadanas de cualquier tipo, es a sus autoridades locales, es decir, al alcalde y concejales, vale decir, al gobierno municipal. No es al gobernador, diputados y muchísimo menos al presidente de la república,   a quienes acuden por algunos de estos disimiles problemas que tanto agobian a nuestras ciudades. Eso, precisamente, es lo que  hace trascendente la elección del 8 de diciembre, y, pocas dudas debería haber sobre la necesidad de acudir a votar. En esta nueva contienda electoral, escogeremos a quienes por un lapso determinado estarán conduciendo el destino de nuestras vidas en comunidad, hecho este demasiado importante para el presente y futuro de todos.

Creemos en la tarea de construir un país sobre la base impulsar nuevas redes de asociaciones comunitarias;  en la necesidad de recrear la relación de las personas con su entorno ecológico, entre otros aspectos, porque en el presente quedan muy pocas dudas sobre el impacto en la calidad de vida en las ciudades y su capacidad de competitividad con otras, cuando se promueve responsablemente una ciudad amigable con el ambiente. Estamos persuadidos de la idea de promover un país para generar nuevos y desafiantes consensos sociales y políticos que viabilicen la gestión y gerencia pública local, en el entendido que la convivencia con calidad y confort es un reto demasiado grande para dejarlo únicamente en manos del ente público.  

El municipio que, es de todos y para todos, deberá contar, entonces, con todos los ciudadanos para que estos participen activamente, imbuidos de una perspectiva según la cual son parte de las soluciones y no de los problemas. 
Las ciudades son espacios para la creatividad, la solidaridad como valor humano de convivencia elemental, son la suma de aspiraciones colectivas e individuales, donde la gente procura tener cerca de sus lugares de trabajo, vivienda y espacios para la cultura, el disfrute y la recreación, donde además, unas personas, con base a las ventajas competitivas que estas localidades tienen,  deciden invertir en proyectos de carácter económicos y, por qué no, también  sus vidas para convivir junto a otras  en una misma colectividad. 
Es demasiado exigente  el compromiso para procurarnos mejores ciudades en todos los ámbitos, como para que tengamos que  pensarlo y asumirlo únicamente desde la perspectiva gubernamental, tanto más, si estamos pensando en municipios modernos, de medianas dimensiones, que desarrollen las ventajas de las grandes ciudades y al propio tiempo le ahorren los pesares de estas, espacios bien equipados, planificados, ordenados  y altamente competitivos por sus fortalezas para invertir, y sobre todo vivir. Eso aspiramos para Lagunillas en los tiempos por venir. En la próxima entrega esbozaremos los lineamientos del programa de gobierno de Mervin Méndez, candidato de la Unidad para nuestro municipio.

*.- Coordinador del programa de gobierno de la MUD en Lagunillas

viernes, 2 de agosto de 2013

AMARGURAS (VI).

Por: Víctor Hugo D'Paola

VERDUGOS. Ellos pueden intentar llamarse como les de la gana: chavistas,socialistas, revolucionarios y hasta bolivarianos; ellos son fascistas. Su comportamiento, el abuso del poder, el agavillamiento, la mentira, los definen claramente como fascistas. Pueden intentar contraatacar, atribuyéndole el calificativo a sus opositores: "fascistas" serían los que se les oponen. Todo el que piense distinto a ellos, el que no aplauda sus atropellos, el que no acepte como doctrina los discursos, muy contradictorios, del difunto, sería un fascista. Dejémonos de adornos, el PSUV es un partido fascista, con sus bandas armadas para aterrorizar no solo al adversario, sino al país en general. El partido nazi de Hitler se definía "socialista" y Mussolini fue dirigente de los socialistas italianos. Están en muchas partes actuando como fascistas -las universidades, casi siempre-, aunque el refugio principal es la llamada Asamblea Nacional. Chávez fue un fascista y lo sabía, aunque disfrazaba su condición de militar atropellador con el fidelismo de Castro. Maduro es un mal caporal, hasta en eso del fascismo. Le quedan los malos discursos, cargados de insultos y mentiras contra la oposición.

     Los verdugos en la Asamblea Nacional pretenden liquidar toda oposición, por ahora, se la tienen dedicada a Mardo, Caldera, María Corina y los gobernadores de la oposición. Los verdugos del odio, de las mentiras, del ventajismo, son dos militares que no pasaron de los primeros grados de sus promociones: Diosdado Cabello y Pedro Carreño. Maccarthistas, estalinistas, cualquier calificativo les cabe, pero en realidad son fascistas. Hay otros menores tratando de hacer méritos: el gobernador de Aragua, Alsaisami, un tal Chávez, que no sabemos si tiene algún parentesco con el finado y la compañera de todos esos abusos, una señora que llegó a Fiscal General de la República. El fascismo tomó por asalto al país, a veces adoqta las formas cubanas del comunismo, es el enemigo a vencer por la democracia.
POR AQUI VINIERON... y fueron bien recibidos, atendidos solidariamente, en este país que todavía era democrático, consiguieron su refugiio y con toda su gente se los dimos. Venían huyendo del dictador Pinochet, de un milico asesino, sin escrúpulos. Ahora nosotros tenemos nuestro (s) milico (s) que son los que mandan. Si chávez, quien fue su líder, los puso a su servicio y a repetir consignas locas, ahora con este civil, ignorante y repetidor de insultos, son los millitares los que mandan. En Venezuela hay un militarismo dominante y fuerza militar en las principales posiciones del estado y del gobierno. Por supuesto, necesitamos la ayuda solidaria de nuestros hermanos del Sur para rescatar la democracia. No ha sido así, desde Bogotá hasta Santiago de chile, lo que ha habido es complicidad y ridiculeces de falsa "diplomacia".. Ya no son las naciones caribeñas mendigando barriles de petróleo, se trata de naciones con resultados positivos en la economía y con democracias internas.

     Venezuela tiene un líder opositor, Henrique Capriles. Ha sido tratado mal o por lo menos subestimado por estos demócratas de Sur América. La Sra. Bachelet, mujer inteligente sin duda alguna, exiliada en la Alemania Comunista, donde parece no vió nunca la tiranía, los abusos de poder de Eric Honecker, las actuaciones terribles de la Stasi, tan criminales como las de la DINA en Chile. La Sra. Bachelet no tenía un rato de la agenda, para recibir al líder de la oposición venezolana. Todo por congraciaarse con un partido menor y atrasado chileno, que nunca la había apoyado, el Partido Comunista.De todos modos que le vaya bien, Sra. Bachelet, los demócratas venezolanos no le deseamos mal, pese a la ingratitud y vanidad que ha mostrado.

La herencia de don Alonso

Por: Marcelo Morán

El gobernador Francisco Arias Cárdenas planteó en su discurso (el pasado 19 de enero de 2013) enmarcado en la celebración de los 76 años de la fundación de Ciudad Ojeda, el posible cambio del nombre de la plaza; erigida en honor al descubridor del lago, alegando que éste había sido un sanguinario.  Alonso de Ojeda cometió excesos, pero a diferencia de otros conquistadores, reconoció sus pecados antes de morir. Pidió a sus hermanos  capuchinos  que lo sepultaran  en la entrada del convento de San Francisco, para que todo el que entrara pisara su tumba como señal de desprecio.

Alonso de Ojeda arribó al lago de Coquivacoa el 24 de agosto de 1499 en busca de El Dorado; mítico lugar del que no halló el mínimo vestigio en su exploración. En cambio pudo llevarse como botín a una joven wayuu de talla alta, de porte distinguido, esbelta, de color trigueño claro, llamada por sus paisanos Palairaa (lágrimas del mar) y prometida de un cacique llamado Kookiway cuyo dominio cubría buena parte de la península Guajira, según relata el docente e investigador Manuel Román Fernández en su artículo Kookiway primer wayuu que recibió a los españoles en la Guajira, publicado el 12 de octubre de 2012  en el periódico Wayuunaiki.

  Para 1899, el presidente de Venezuela Ignacio Andrade (hijo del prócer zuliano José Escolástico Andrade) plantea a su homólogo de República Dominicana, Ulises Heureaux,  la posibilidad de trasladar los restos de Alonso de Ojeda a la ciudad de Maracaibo a fin de construirle un panteón, por conmemorarse el 24 de agosto de ese año el cuarto siglo de su llegada, y por la conexión que tenía el Zulia con la joven que tomó por esposa: una representante de la etnia wayuu, que por caprichos del destino se convirtió en la primera americana  en casarse de manera formal con un europeo; matrimonio autorizado por los Reyes Católicos, dada la condición militar de Ojeda.

El gobierno quisqueyano a través de un intelectual llamado Emiliano Tejera rechazó la petición venezolana, asegurando que no tenía potestad para quebrantar el deseo del famoso navegante. De modo que los sucesivos  gobiernos de Venezuela olvidaron el caso y no fue sino hasta 1937, cuando el general Eleazar López Contreras (tachirense como el gobernador Arias Cárdenas, pero consciente de este innegable lazo histórico) decreta la fundación de Ciudad Ojeda como homenaje  a este español del siglo XVI.

Después de quinientos años, ¿vamos a renunciar  entonces a nuestros apellidos y al castellano porque un día despertamos y descubrimos que los conquistadores nos oprimieron por trescientos años?


 El mestizaje es uno de los pocos legados de los conquistadores; esa mezcla de rasgos que nos hace tan particulares y se refleja de manera armoniosa en nuestras mujeres;  distinguidas como las más bellas del planeta. Evocación de  una wayuu llamada Isabel de Ojeda cual Patricia Velásquez  de aquellos remotos años  quien hiciera doblegar de amor al impetuoso navegante, que un día, asomó su carabela para dejar acuñado en las aguas del lago y para la posteridad, el nombre Venezuela. 

lunes, 17 de junio de 2013

El gran mentiroso

Por: AMÉRICO MARTÍN

1 Se habló mucho del significado del diablo, pero lo primero era saber si se trataba de un solo personaje con nombres diversos según el mal practicado, o si por el contrario era una legión jerarquizada en cuya cima reina Satanás, el caudillo supremo.

Esta última versión es la de El Paraíso perdido del gran John Milton. Entre sus adalides satánicos, hay uno que nos toca a los abogados, espero que no a todos. Es Mammon, protector de los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, también conocido por su avaricia.

Todas las facetas del tenebroso personaje confluyen en un punto lejano en el firmamento. El elemento común es la Mentira, dicho así, con mayúscula. El Pacto fáustico fue eso, una gran mentira, resuelta al final contra Mefistófeles. Diablo elegante y educado éste: no asusta, prefiere seducir y engañar al incauto que cae en sus manos.

Acabo de decir que el célebre pacto entre el médico Fausto y Mefistófeles resultó frustrante para el Maligno. Y curiosamente lo fue por ser fiel al contrato suscrito con sangre por ambas partes, en tanto que Fausto salvó su alma por incumplirlo, alentado por el Arcángel Gabriel. Paradoja increíble: el diablo perdió a Fausto pese cumplir sus obligaciones contractuales, en tanto que el médico se salió con la cuya por violarlas. Los contratos dirá cualquier docente- se suscriben de buena fe. Mefistófeles resultó ser el engañado por respetar semejante apotegma.

Pero en fin, no obstante excepciones como esas, el diablo es por lo general el mentiroso, el Gran Mentiroso, como se le ha llamado desde la Edad Media. Pero aun esa condición ha sido ocasionalmente retada por la rebeldía humana. Un personaje del siglo XVIII, el famoso barón de Münchhausen, relató aventuras seguramente más falaces de cuantas han acometido Satanás y sus sulfurosos camaradas.

No creo que tales proezas ­seguidas por la gente de mi generación- sean suficientemente conocidas por los jóvenes de hoy. Las mentiras del barón y las del diablo les parecerían irrisorias. La incredulidad reinante las condena. Eso de que Münchhausen haya ido a la luna y fuera expulsado por su rey, sólo porque se le insinuó a la reina lunar, es menos creíble que los 18 aviones de combate comprados por la MUD, según un hombre tan serio como José Vicente.

Justamente por ser tan escépticas, muchas confiadas almas siguen cayendo en las cavernas del infierno. Bien lo dijo el poeta Baudelaire: la suprema astucia del diablo es hacernos creer que no existe.

2 "Todos los gobiernos mienten", le escuché decir a José Vicente Rangel cuando estaba en la oposición. Ya en el poder ha honrado esa sentencia como muy pocos poderosos de la historia. Dicho de otra manera: cuando miente, como lo hace de continuo, Rangel dice la verdad puesto que sus falacias demuestran cuánta razón llevaba al asegurar que todos los gobiernos mienten.

Mentiras verdaderas, podría decirse. El sistema presidido por Maduro tiene un fundamento ilusorio, utópico. Es discutible la determinación de si las promesas incumplidas son deliberadamente falsas, resultan de la inviabilidad del modelo, provienen de la incapacidad de los funcionarios más encumbrados, o todo a la vez.

Prometer no es mentir. Y por otra parte, cuando el gobierno presenta una lista infinita de ofertas grandes y pequeñas imposibles de cumplir, no puede asegurarse que lo haga por ignorancia o por mala fe. Sin embargo, a estas alturas el desastre al que han llevado a Venezuela hace inútil insistir en estas precisiones. Por engaño o por error, el pueblo está soportando una escandalosa degradación de la calidad de vida, con variables aterradoras.

La sola tasa de inflación podría cerrar este año en 50% o más. Comparada con las del resto del hemisferio, la conclusión no puede ser más desoladora. Es una inflación irreductible. Reventó los grilletes del control de precios y las tontas justificaciones proporcionadas por los voceros del régimen para quedar bien con Maduro.

Seguir con la lata de "los especuladores" no convence a nadie y más bien se vuelve contra la humanidad de los mentirosos. Al fin y al cabo si el gobierno no puede embridar a un puñado de agiotistas es sencillamente porque no sirve para... nada.

3 Hay en el régimen una especie de espiral hacia lo indecible en eso de defenderse con la mentira. Se alejan del piso, pierden el sentido de las proporciones con acartonadas amenazas y exageraciones cada vez más parecidas a las de nuestro amigo, el Barón de Münchhausen. Es una escalada sin vuelta atrás.

Para explicar los apagones, Maduro anunció, meses ha, la detención de dos saboteadores eléctricos. Pronto serían enjuiciados. Se descubriría la extendida red de la conspiración derechista para disponer de su vida. Se habló de la inoculación de un veneno fulminante contra los próceres de la revolución. Pasó el tiempo. Los saboteadores presos no aparecieron. De la conspiración y el magnicidio, nada.

Se encienden y apagan las acusaciones. Eso aburre incluso a los que cogen línea. El naufragio es tan visible y las quejas tan amargas que prescindir de la mentira obligaría a debatir en serio, con la verdad por delante. Eso, nunca.

No queda sino escalar la falacia, con la osadía del Barón. La fantasía da para más que los aviones de Rangel. Oiremos de submarinos nucleares, cerbatanas impregnadas de curare y siniestras reuniones entre Capriles y el Mossad, la CIA, la Sûreté, Scotland Yard, el DAS e incluso, tal como va la reforma de Raúl, el G2.

¡O tempora! ¡O mores!

sábado, 25 de mayo de 2013

Otro día para morir


Por: Carlos R. Hernandez 

En una terrible sesión de tortura, cuando el malvado enemigo le golpeó salvajemente un testículo, Bond (Daniel Craig) le grita "ese no estúpido: el que me pica es el otro". Luego, ya salvo y hospitalizado, aunque terriblemente herido, Vesper (la deslumbrante Eva Green) le dice amorosa: "aunque quedara de ti solo tu sonrisa y el meñique izquierdo, serías el más hombre que he conocido -a lo que Bond responde- ¡claro, porque sabes lo que puedo hacer con ese meñique".

No creo que ninguna de las circunstancias, ni menos el comentario de Vesper, calcen al Bond local, nuestro hombre en La Habana, el agente cubano que regentaba La Hojilla, uno de los acontecimientos comunicacionales más insólitos conocidos, sólo comparable de lejos con "la radio del odio" surgida en EEUU para destruir a Clinton. El triunfo del joven líder de Arkansas, del que se conocían sus tendencias liberales y extravagancias eróticas, desató una reacción infernal. Todo tipo de sicópatas, sociópatas, alcohólicos, personajes frustrados, generalmente vidas destruidas, se plantaban ante los micrófonos a volcar la oscuridad que llevaban por dentro.

La diferencia es que los enfermos que desahogaban sus amarguras en esas radios, muchas de ellas propiedad del magnate Rupert Murdoch, conseguían sus propios recursos para perpetrar los programas y a nadie podría ocurrírsele la monstruosa aberración de que se realizaran con apoyo del Estado federal o de algún gobierno regional o local. Esos programas -La Nación SalvajeEl show de John y KenyEl show de Lou DobbsEl independiente y muchos otros-, los inmortalizó precisamente el camarada revolucionario y bolivariano Oliver Stone en su medianamente conocida Talk radio (1988).

Estaban dirigidos contra las minorías, contra aquellos que actuaban y pensaban diferente al comportamiento, la etnia o religión que se asume equivocadamente como "correcta". Judíos, asiáticos, negros, latinos, transexuales o cualquier otro grupo maldito era objeto de descargas de rencor e incitaciones para que los agredieran. Y no se crea que es un comportamiento de blancos contra gente de color, "suprematismo blanco". El racismo del odio ha operado y opera en sentido contrario y existen suprematismos negro, asiático o musulmán exactamente iguales.

En EEUU surgieron en los años 60 "el Poder Negro" y los "Panteras Negras" de Stokely Carmichael, que se proponían como programa nada menos que destruir a "los blancos y su civilización", "incendiar los valores de la cultura blanca". Más recientemente en Ruanda, medios vinculados al gobierno de izquierda, emprendieron la masacre de Hutus contra Tutsis como relata la cinta Hotel Ruanda. Al Qaeda es el mayor asesino de musulmanes desde el Imperio Otomano, también musulmán y peores formas de opresión que lo que viven las mujeres en las sociedades islámicas es impensable.

Pero las más implacables formas de segregación conocidas en el siglo XX fueron los movimientos revolucionarios, que dividieron hasta las familias. Crearon el racismo ideológico, además de que practican todos los demás. Sólo los esperpentos malévolos que han conducido revoluciones de izquierda o derecha: Stalin, Mao, Hitler, Pinochet, Franco, Castro, Videla, se han permitido el acto criminal de referirse a los ciudadanos de sus países como gusanos, escoria, animales, bestias, subhombres, sucios, cucarachas, y en las degeneraciones políticas más recientes hablan de escuálidos, apátridas, miserables, moscas y basura.

VTV es la más genuina representación del gobierno revolucionario actual, la barbarie, la traición, la cobardía, la falta de decencia y escrúpulos, la incitación atroz. Simbólicamente equivale a la Seguridad Nacional perezjimenista en la era de las comunicaciones. James Bond Silva y cualquiera de sus continuadores no son más que el instrumento de quien lo tenía allí, su padre y sustento. Todo lo que se diga y se piense sobre él es aplicable a su desaparecido demiurgo.

Insultar, vejar cuando se cuenta con 20 guardaespaldas, apoyo del autócrata y una casa llena de fusiles revela una profunda debilidad humana, sicológica y personal. Cómo se comportarían los revolucionarios de este régimen -y no sólo el agente cubano de La Hojilla- en un calabozo frente a esbirros, o frente a un guardia envenenado de rencor que dispara perdigones a la cara de adolescentes. Conozco varios que sin llegar a los extremos del auténtico Bond frente a su verdugo, soportaron palizas, y torturas, pero no se doblegaron. Nunca tuvieron guardaespaldas. 

martes, 30 de abril de 2013

Por mal camino

Por: Xabier Coscojuela

Nicolás Maduro va mal. Comenzó su presidencia con una brutal represión y parece que decidió proseguir por ese camino. El sábado su ministro del Interior le montó una trampa, una emboscada, al general retirado y activista de Voluntad Popular Antonio Rivero, a quien invitó a conversar y lo metió preso. Para hoy está citada Rocío San Miguel a la Fiscalía, despacho encabezado por Luisa Ortega Díaz y que se ha hecho la vista gorda, una vez más, con las violaciones a los derechos humanos ocurridas todos estos días, como los maltratos dados a los jóvenes detenidos en Barquisimeto a quienes obligaban a gritar consignas en favor del gobierno, luego de darles una buena ración de palos.

La ratificación en su cargo del ministro de Vivienda Ricardo Molina no se puede interpretar sino como un espaldarazo a la discriminación política que se viene adelantando en diferentes entes de la administración pública. Su silencio ante las declaraciones de la Fosforito abonan en la senda represiva. Estas actuaciones contradicen lo que hace pocos días pidió Maduro a quienes no votaron por él. Dijo en cadena de radio y TV que le dieran un chance para gobernar. Solicitaba una especie de voto de confianza. La verdad que es difícil concederle tal petición a una persona que en el lapso que lleva gobernando miente con tanta recurrencia. 

Nunca dijo la verdad sobre el estado de salud de Hugo Chávez. El 14 de abril se comprometió ante el país a que se realizaría la auditoria a los votos emitidos por los ciudadanos y después se negó de plano a través de sus compañeras del CNE. Antes había negado una devaluación del bolívar y ya lleva dos. En todo caso para que reciba tal oportunidad debería comenzar por ordenarle a Tibisay y sus compinches que hagan la auditoria como es debido y despejen todas las dudas que tienen incluso muchos de los que votaron por el heredero. En caso de que la referida auditoría lo confirme como presidente, Maduro debería tomar como interlocutor a Henrique Capriles, que es el líder de la oposición y representa a la mitad del país, así no le guste al chavismo. 

 Otro paso vital que debería dar el heredero es hacer que en la Asamblea Nacional las propuestas de los diputados de la MUD sean tomadas en cuenta, pues también dichos parlamentarios representan más de la mitad del país (52%), según los votos del 2010, aunque el número de sus curules sea muy inferior a los que deberían corresponderles gracias a las triquiñuelas hechas por el ente electoral. Buscar que el Tribunal Supremo de Justicia sea un poder equilibrado y que no se emplee para perseguir a la disidencia política, lograr que la Fiscalía actúe con imparcialidad y que la Defensoría se ocupe de defender a todos los ciudadanos y no sólo a los militantes del PSUV, serían hechos concretos que abonarían en pro de un país más equilibrado, democrático y que se movería dentro de lo establecido en la Constitución. En cuanto a la economía, le sugerimos consultar con todos sectores del país y buscar los consensos necesarios para sacar al país del atolladero, situación de la que es corresponsable el propio heredero por acción y por omisión. Si Maduro quiere un chance, tiene cómo lograrlo.

Mayoría democrática


Por: JUAN PÁEZ ÁVILA

En los países civilizados la mayoría democrática marca el presente y el futuro mediato e inmediato de acuerdo a las circunstancias políticas del momento y el devenir histórico de los pueblos. Más temprano que tarde esa mayoría hará sentir el peso de sus valores y asumirá la conducción de la nación.

Las elecciones realizadas el 14 de abril revelan que los venezolanos de convicciones democráticas somos mayoría, no sólo por los militantes de la Alternativa Democrática que votamos por Henrique Capriles Radonski, sino también por el millón de chavistas que creyeron en la oferta democrática que hizo el candidato de la oposición, de reconciliar el país, de no más discriminaciones por pensar distinto y otras que expondremos a continuación, y que los llevaron a sufragar contra Nicolás Maduro, a quien no consideran su representante legítimo.

En un país dividido durante 14 años en dos bandos impulsados por la prédica del odio a través de un discurso oficial cargado de virulencia, los venezolanos democráticos de uno y otro sector social y político no habíamos podido comprender que era posible entendernos y encontrarnos para intentar crear una nación de verdaderos hermanos, conciudadanos con derechos a disentir en un clima de respeto.

Después de muerto el presidente Chávez y seleccionado Nicolás Maduro por su dedo de gran elector, sin recibir el respaldo y confirmación de la militancia del PSUV en unas elecciones primarias, un gran sector de los chavistas descubrió que Maduro les mentía desde que manipuló la fecha de convalecencia de su Comandante en Jefe y de su deceso, para tratar de sacarle beneficios personales, decidió marcar distancia, confió en la palabra de Henrique Capriles y votó por él en la búsqueda de un gobierno verdaderamente democrático para todos los venezolanos.

Después de este histórico 14 de abril, Venezuela ha encontrado un camino hacia la democracia, y aunque el CNE haya proclamado desesperadamente a Nicolás Maduro como Presidente Electo y luego también en tiempo récord la Asamblea Nacional lo haya juramentado, los venezolanos hemos entrado en una nueva y distinta etapa de nuestra historia, al derrotar el poder del Estado utilizado inconstitucionalmente para favorecer a un candidato que aunque haya sido investido como Presidente, no goza del respaldo y menos de la confianza de la población.

No es suficiente alzarse con el poder si no se disfruta de la legitimidad que genera una elección transparente, para garantizarle estabilidad, y mayor tranquilidad y bienestar, a la nación. Y en medio de una crisis económica, como la que la mayoría de los economistas pronostican para los próximos meses, sin la reconciliación y por lo tanto sin la colaboración de todos los venezolanos, el país puede entrar en un período de ingobernabilidad de consecuencias impredecibles.

De allí la importancia de haber conformado una mayoría democrática que además de una esperanza para consolidar el Estado de Derecho y de Bienestar Social, que persiguen todos los pueblos del mundo, podemos inscribirla en una pauta de posible gobierno, si mediante la impugnación de las elecciones por parte de la Alternativa Democrática, éstas se repiten parcial o totalmente.

La ruta democrática... y el "fraude"


Por: Enrique Ochoa Antich

Éste (entrecomillado cuando no es tal) suele ser el principal obstáculo de aquélla. Aquí en esta columna lo he escrito por años y debo ser coherente. Veamos.

Es claro que la ruta democrática no es sólo electoral, que no puede aprisionarse en las urnas electorales. También es ruta democrática la lucha de calle no-violenta, la protesta social, y el largo etcétera de modalidades de resistencia civil que incluyan siempre los principios de resguardo a la paz, de respeto a la opinión ajena, de la democracia como modo de vida. Pero es evidente que el voto como instrumento para la disputa por el poder político es la esencia de la ruta democrática, aquí o en cualquier lugar del planeta, ayer, mañana y siempre. Por eso debe cuidarse la credibilidad en él.

Cuando la enfermedad del radicalismo ataca al pensamiento de no importa qué proyecto político: de izquierda o de derecha; cuando se es poseído por la atrofia del esencialismo (propia, por cierto, de una izquierda ya superada en el tiempo) según el cual todos los males de una sociedad, por circunstanciales que sean, están referidos a su esencia -capitalista, socialista, comunista- y por tanto no vale la pena ninguna reforma ni lucha dentro del sistema pues lo único que vale la pena es arrancarlo de cuajo; cuando ya no se trata de plantear un programa que vaya a la raíz de los problemas sino de una retórica cuya estridencia se basta a sí misma; entonces la política se desbarranca hacia destinos inciertos generalmente puestos al margen de los procesos reales de la sociedad. Al menos eso aprendí del MAS que en 1974 produjo ese viraje ideológico y práctico que fueron las llamadas "Tesis del Nuevo Modo de Ser de la Política Socialista".

Una muletilla de ese radicalismo inútil es la apelación al mito del fraude aunque no sea real, de lo que se deriva una sub-patología: el fraudismo. Según éste, toda pequeña irregularidad es arbitrariamente extrapolada y cuestiona al conjunto del proceso. Luego, no se para en mientes, aunque con el mismo sistema electoral, con los mismos cuadernos, etc., se haya ganado muchas otras elecciones, incluso alguna en la que el propio actor que denuncia el fraude haya participado como candidato vencedor. De cualquier modo, argumenta que el fraude se produjo en la mitad de la votación no auditada... aunque ésta y la sí auditada hayan sido escogidas por azar con participación de sus propios testigos. Y no explica cómo, por ejemplo, el perpetrador del fraude no se robó la elección regional que más apetecía, ni el referendo que perdió por poco margen, ni cómo es que, pudiendo robárselas, prefirió el trabajoso sendero de cambiar los circuitos electorales pues preveía que su adversario ganaría las elecciones parlamentarias (y además permitió que se conociera un resultado que durante aquella ocasión en el voto popular le fue adverso con un 52 % en contra).

Perder unas elecciones por muy poco margen, como resultado de un paciente esfuerzo de casi una década, enfrentando el ventajismo y el abuso de poder, y por encima de los propios errores, constituye una enorme victoria política que radicales y fraudistas chotean con su discurso cuando más bien debe ser potenciado para próximas contiendas. Por eso siempre hay que temer a abrirle la botella al genio afantasmado de la abstención. Tenerlo encerrado allí es condición sine qua non para poder pedirle luego el voto a la gente. Es bueno nunca olvidarlo.

jueves, 18 de abril de 2013

Los retos del nuevo presidente


Por: Maxim Ross

Después de estos tensos días de elecciones y todavía sin tener un ganador reconfirmado, dada la solicitud de revisión de los resultados por parte de la oposición, el Presidente que se encargue del nuevo período gubernamental va a enfrentar un verdadero desafío en materia económica y política, y digo en ambas vertientes porque la una está soportada en la otra. No se trata, esta vez, de medidas económicas convencionales, como si nos encontráramos en una situación normal. Por un parte, porque el legado de compromisos que se vienen acumulando obliga a decisiones más allá de lo cotidiano y, por la otra, no pueden descartarse los escenarios que dejan las elecciones para identificar las restricciones políticas.


La realidad que está por delante



Dos grandes campos aparecen en el ambiente económico, unos, a corto plazo, determinados por la exagerada expansión de los gastos del año anterior, principalmente en el Gasto y el déficit Público y el récord en las importaciones y otros, a mediano plazo, con serias dificultades para regresar a una senda sostenible de crecimiento y baja inflación. En el medio de ambos periodos está el problema cambiario, el cual, según se maneje puede tomar un curso más incierto o regresar a una ruta predecible. El Gasto y el déficit Público crecieron en forma desproporcionada, tanto que en términos nominales como reales, si comparamos 2012 con 2011. Las importaciones llegaron a un máximo histórico de US$ 60.000 millones y, por primera vez, en el último trimestre del año pasado la cuenta corriente de balanza de pagos fue negativa, cuando este número ha sido siempre positivo en los últimos años, máxime con precios del crudo  por el orden de $ 103/b.



En el mediano plazo la situación se presenta algo más comprometida, en primer lugar porque habría que vencer las restricciones y obstáculos que frenan un crecimiento sostenido de la economía que no se soporte en el convencional "impulso fiscal", lo que ya de sí plantea un cambio cualitativo en las medidas que lo promueven y, ese crecimiento tiene que materializarse en un ambiente de baja inflación, esta vez sí de un dígito, para transmitir bienestar y empleo efectivo para los venezolanos.



En el mismo periodo de tiempo el campo de la situación externa presenta retos y desafíos mucho más exigentes, no solo por la necesidad indispensable de estabilizar el valor del bolívar y llevarlo a zonas mucho más predecibles, sino porque los saldos de balanza de pagos presentan cifras bastante fuera de control, no por los valores de las importaciones a que hicimos referencia, los cuales requieren acciones urgentes, sino porque en rentas, servicios y flujo de capitales muestran cifras dignas de un alerta temprano. Como si no fuera poco, los pagos de la República y Pdvsa por el servicio de deuda externa serán crecientes en este periodo gubernamental. Sabemos, además, que la capacidad de producción petrolera ha mermado considerablemente y que los precios internacionales no van a producir un repunte capaz de darle un salto a los ingresos externos.



¿Puntos de encuentro para las soluciones? 



Como puede notarse no estamos enfrentados a medidas convencionales y, probablemente se requiera un gran acuerdo para impedir que Venezuela termine en una ruta de empobrecimiento muy similar a la que produjo la crisis económica y política que vivimos luego de los años ochenta y que vino culminando a finales de los noventa. Que no se vuelva a repetir una situación similar depende de la capacidad de la dirigencia política para llegar a acuerdos relevantes. Como se ha hablado de diálogo y reconciliación de un lado y, del otro, de que ese diálogo es solo con el pueblo, no con las elites, todo pareciera indicar que no parece viable y represente una salida para la realidad que hemos presentado.



Sin embargo, al parecer se abre una ruta de probable entendimiento si, de verdad, el documento que aparentemente han escrito algunos asesores del actual gobierno es auténtico y sincero en su diagnóstico y sus recomendaciones. Coincide notablemente con las ideas y recomendaciones que hicieron profesionales para la MUD, con muchas de las que hemos planteado reiteradamente y con el sentido común. Quizás esta sea una vía, reconozco poco convencional, pero fructífera que podría ser ensayada para evitarle a Venezuela una crisis económica y política de grandes proporciones.
En ese sentido las coincidencias.

sábado, 13 de abril de 2013

Manual para deshonestos


Por: Alonso Moleiro

Escribo estas líneas en la víspera del desenlace del domingo 14 de abril. Una campaña electoral abrupta y de carácter inédito, extremadamente corta e incluso más apasionada que las registradas en el pasado reciente.

Sin bien la maqueta de simpatías e identificaciones no debe conocer modificaciones demasiado estructurales en el trazo grueso ­dos fuerzas políticas que copan completamente la escena nacional, y que han invadido los espacios domésticos con sus valores emocionales y postulados­, es obvio que la ausencia de Hugo Chávez está produciendo algunos desequilibrios, todavía no demasiado perceptibles, en la vida cotidiana de los venezolanos.

El chavismo mantuvo el espíritu de cuerpo y honró la última disposición de su líder, acompañando la candidatura de un trastabillante y controvertido Nicolás Maduro.

Un dirigente que ha desarrollado técnicas para maniobrar y desplazarse en la política como parte del alto gobierno, en calidad de funcionario público, como ha quedado dicho en otra parte por quien suscribe, pero que tiene objetivas debilidades como figura nacional al momento de convocar simpatías en unas elecciones. Muchísimo más en unas elecciones de este tenor.

Queda claro que Maduro fue el sucesor escogido y que la militancia del gobierno identificó en su figura los elementos unificadores que necesitaba en el espacio emocional dejado por el desaparecido Chávez.

La debilidad de su oratoria y su discutible carisma, junto al apreciable abismo que podemos constatar cuando establecemos la comparación con su predecesor, lo único que nos indican es que la brevedad de esta campaña hizo mucho para ayudarlo.

De haber tenido un margen mayor de exposición, con bastante probabilidad el capital político del oficialismo se habría desmigajado con alarmante rapidez. El nerviosismo exhibido por la alta dirigencia del PSUV en los últimos días, expresado en truculentas denuncias que se contradicen unas a otras, así lo delata.

En la otra acera, Henrique Capriles Radonski comandó a una Mesa de la Unidad con un aparato bastante más modesto y una militancia con una fidelidad algo más condicionada que la de sus adversarios.

Fue un acierto de Capriles endurecer el tono de su mensaje y descorrer ante los venezolanos la terrible realidad cotidiana que padecemos, olvidándose por esta ocasión de complacer los oídos del presuntamente existente "chavismo blando".

Capriles conoció un enorme crecimiento como líder político, y, más allá del resultado, condujo una campaña electoral totalmente acertada en términos conceptuales y estratégicos.Queda en la audiencia la sensación de que se desarrolló una contienda en la cual abundaron las acusaciones menudas y los insultos sin contenido. Expresión inequívoca de la decadencia nacional, un proceso lento pero sostenido que ha vivido la nación en los últimos 20 años.

La terrible debilidad institucional vigente en el país me permite hacer un hincapié esencial para apuntar lo fundamental de esta nota: el enorme desbalance existente en materia de condiciones y oportunidades; la forja de un sistema de decisiones políticas destinadas a favorecer al status y al gobierno; el cuadro estructuralmente desequilibrado que se registra en la opinión pública; la reiterada secuencia de violaciones a la normativa legal que favoreció a una de las dos tendencias en un contexto de completa impunidad.

En fin, me refiero a las reiteradas declaraciones, en clave de amenazas, violatorias a la Constitución Nacional, hechas por el ministro de la Defensa a favor del partido de gobierno.

La grotesca e ilegal intromisión de la Fuerza Armada en la política cotidiana, herencia directa de un hábito que le impuso a la nación el propio Chávez, que contradice el espíritu constitutivo de la institución castrense.

El empleo ventajista que hizo el PSUV de todos los bienes del Estado, con el objeto de favorecer a su causa. La consolidación del peculado de uso, la administración inescrupulosa y corrompida de los bienes nacionales a favor de una parcialidad política, la superposición de los objetivos del gobierno con los del Estado como expresión de uno de los rasgos más visibles del subdesarrollo y el retroceso que experimentamos como sociedad. Especialmente patente en el comportamiento de medios estatales, como Venezolana de Televisión.

La escasez de modales y de vergüenza de las instituciones públicas para presionar a sus empleados; la ofensiva lenidad complaciente, que, al respecto, se observa en instituciones como el Ministerio Público.

La consolidación de un ambiente político en el cual ha sido posible que la disidencia haya sido amenazada, agredida con insultos de diverso calibre; vilipendiada con cualquier licencia, coaccionada de forma por demás cobarde, en medio de un silencio deshonesto e indignante, que incluye, también, al Consejo Nacional Electoral, en episodios como el que tuvo que vivir Norkys Batista breves días atrás.
Coloco estos apuntes sobre la mesa, nuevamente, sin conocer todavía el desenlace electoral, como quien manda un mensaje dentro de una botella. Nuevos tiempos se irán aproximando; más allá de los titulares y la lectura gruesa, generaciones futuras de venezolanos curiosos tendrán que pergeñar material de prensa y artículos como este para poder comprender lo vivido en este complejísimo tiempo histórico. Esta ha sido la era del fanatismo, la impostura y la ausencia de escrúpulos.

Quienes, invocando al pueblo, hoy piensan que se saldrán con la suya con zancadillas seudo legales, silencios espesos y agresiones judiciales, quienes son capaces de cualquier cosa para no soltar el poder político, serán finalmente juzgados como lo que son por las siguientes generaciones de ciudadanos.

El voto castigo

Por: AMÉRICO MARTÍN

Cada vez que me tropiezo con una elección, sea cual fuere el país considerado, veo brotar la ratio del voto castigo. Doy fe de que no siempre funciona pero también de que a veces lo hace. Comentaré a continuación una de esas veces, una sola, que para mayor comodidad del lector se refiere a nuestro atormentado país.


Aunque el título pudiera dar a pensar que en las líneas subsiguientes cometeré el error de infringir la normativa electoral, mis lectores descubrirán ­apenas pasen la vista por ellas­ que no hay tal. No hago propaganda electoral y ni siquiera menciono a los candidatos que se enfrentan este domingo 14 de abril. Suerte para ambos.

Cada vez que me tropiezo con una elección, sea cual fuere el país considerado, veo brotar la ratio del voto castigo. Doy fe de que no siempre funciona pero también de que a veces lo hace. Comentaré a continuación una de esas veces, una sola, que para mayor comodidad del lector se refiere a nuestro atormentado país.

¿Recuerdan el histórico Viernes Negro que estremeció al gobierno copeyano de Herrera Campins? Creo que una radiografía de los sucesos de ese día puede darnos la pauta para comprender cuándo y cómo opera el llamado voto castigo.

Los cuatro jinetes del apocalipsis eran la presión de los acreedores, el déficit fiscal, la caída del precio del petróleo y una precipitada fuga de divisas. Asediado por esas furias, el gobierno decidió devaluar el bolívar. El Viernes Negro, fue eso: una dolorosa devaluación, no dos, apenas una.

Nuestro bolívar pasó de 4,30 por dólar a entre 12 y 15. La gente sintió el golpe en la boca del estómago. No entendía el lenguaje de los técnicos pero sabía harto bien lo que significaba la pérdida de capacidad adquisitiva de su salario.

Porque así son las devaluaciones. Al principio, su nombre no está al alcance del hombre de la calle, pero sus efectos sí que lo están, y suelen ser demoledores.

El problema fue también la época: 18 de febrero de 1983, último año del período constitucional. Era evidente que el malestar mostraría su rostro en las elecciones. Si tú me tocas el bolsillo yo te castigo con el voto. Hasta el más inocente pudo anticipar la caída de Copei y la subsecuente victoria de AD. Jaime Lusinchi le sacó más de veinte por ciento a Rafael Caldera.

El presidente Herrera impuso un control de cambios (Régimen de Cambio Diferencial mejor conocido con las siglas de Recadi) para que las reservas en dólares no huyeran en estampida al extranjero. Como ocurre siempre, la corrupción estalló en toda su podredumbre y se proyectó al gobierno que estaba por nacer.

Se identifica RECADI con Lusinchi porque aunque lo decretó el régimen anterior, cubrió todo su período. También se le recuerda como manadero de corrupción y de grotesca impunidad.

Puede decirse que el viernes negro le cambió la faz al país. El desengaño social, las protestas continuas, el profundo desajuste de la economía y la caída del tradicionalmente alto nivel de vida de los venezolanos hicieron pensar que la estabilidad democrática había desaparecido, dando paso a desesperadas confrontaciones sociales.

3 Para evitar su inexorable caída, Copei esgrimió el mito contra la realidad social. Postuló a su legendario líder, Rafael Caldera. Venía de un primer gobierno engalanado por el éxito de su audaz política de pacificación. Pero esa arma no sería suficiente para que el hombre fuera reelegido.

La pacificación contó con la seriedad de los presos políticos beneficiados. Para Caldera fue un riesgo calculado. Sabía cómo pensábamos porque nuestras discusiones eran públicas y por eso comprendía que puestos en libertad no correríamos a empuñar las armas sino a construir nexos legales con la sociedad.

Claro, nunca segundas partes fueron buenas y por eso cuando más tarde en un nuevo gobierno repitió esa política, pasó por alto las turbulencias emocionales e ideológicas de los nuevos pacificados. Pero esa historia me aleja del tema.

El prestigio de aquella pacificación adornó a Caldera. Sería ese su principal aval para emprender la nueva aventura electoral. La misión del fundador del partido era remontar la cima desde la que había se desplomado el gobierno copeyano como consecuencia del Viernes Negro. La devaluación aplicada por Herrera no podía ser olvidada porque el pueblo la estaba sintiendo en la carne.

Para engañar al fatal voto castigo quedaba el peso del viejo líder. El desnivel entre el candidato oficial y el retador parecía muy pronunciado. Caldera era una personalidad mundial, un ilustre profesor y jurista laboral. En fin: uno de los padres de la democracia. En tanto que Lusinchi era un hombre de lo más corriente.

Caldera trató de hacer valer sus credenciales intelectuales en un debate público, que Lusinchi eludió mientras le fue posible.

Presencié aquel debate en un restaurant de Las Mercedes. Observé el talante de los rivales antes de que se iniciara el programa. Caldera, tranquilo, seguro; Lusinchi, algo desconcertado. Nadie esperaba un resultado distinto a la victoria del intelectual pero por eso mismo se pensó que las posiciones electorales no se alterarían sensiblemente.

El problema es que el contrapunteo no premió al favorito y no por la solidez o no de los argumentos presentados ­en ese sentido Caldera me pareció superior­ sino por lo que el país "percibió". Muchos vieron ganar a Lusinchi, otros se pronunciaron por un empate, que fue equivalente a una victoria, por tratarse del candidato en principio menos fuerte.

Si un triunfo de Caldera no hubiera cambiado sensiblemente las inclinaciones electorales, una derrota o algo parecido tuvo el efecto contrario: el modesto Lusinchi le sacó más de 22% de ventaja a su célebre contendor La arquitectura del voto castigo comenzó a construirse con una devaluación y terminó con el cambio del gobierno. Que la historia lo registre, Señor.