“Ten ambas manos listas para lo imprevisto”
Proverbio chino
Por: Edinson Martínez
Anoche, después que uno de mis amigos
planteara en uno de los grupos de WhatsApp donde estoy, la idea de llevar a
China a la Corte Penal Internacional por la pandemia que hoy nos tiene
acoquinados, me quedé pensando hasta bien tarde sobre la propuesta. Al principio
me pareció, como a muchos que enseguida se adhirieron a la idea, un
razonamiento acertado. Sin embargo, ahora, cuando han transcurrido algunas
horas, creo que vale la pena hacer algunas consideraciones.
China es el tercer país, muy cerca de
Canadá, de mayor extensión territorial del planeta, pero a su vez el de mayor
población del mundo. Es un gigante que como a veces hemos dicho, si todos los
chinos se pusieran a brincar harían estremecer el planeta… ¡Son casi mil
quinientos millones de chinos! Tiene fronteras terrestres con catorce países, y
marítimas con seis más. Y por si fuera poco tiene límites con el segundo país más
poblado del mundo –India–, y el más extenso del planeta –Rusia–. Entre la India
y China suman casi el cuarenta por ciento de la población del mundo, es decir
de cada diez personas que caminan por el planeta tierra, cuatro son chinos e
indios, dos de los diez son con certeza chinos, y la región donde se encuentran
tiene el setenta por ciento de la población mundial. Entonces, la pregunta es más o menos obvia, ¿de
dónde estadísticamente podrían venir los virus o enfermedades con potencial
global en el mundo actual? La respuesta no admite, repito, estadísticamente hablando,
dudas, de la China o la India. Si a ello sumamos las costumbres ancestrales de
cada región, que quizás en algún momento de la historia no tuvieron
repercusiones sanitarias masivas, porque sus implicaciones eran locales, hoy en
cambio se transforman en horas en severos problemas para millones. Nos
referimos, por ejemplo, como se ha difundido ampliamente, al consumo de toda
clase de animales sin control sanitario, vendidos en mercados insalubres,
incluso, consumidos in situ, devorando a veces algunas de sus partes estando
aún el animal vivo. O las prácticas religiosas, que como en el caso de la India,
en rituales fúnebres lanzan a las aguas del rio Ganges los cadáveres convertidos
en piras, que no siempre el fuego los convierte en cenizas, y toda otra suerte
de costumbres ancestrales que en el mundo de hoy son reliquias perniciosas. Por
si fuera poco, la congestión urbana descomunal y servicios públicos creciendo a
un ritmo ralentizado ante una demanda de incremento exponencial, configuran
claramente un escenario de degradación ambiental sin precedentes, orientándose
hacia una permanente y potencial probabilidad de generar problemas globales,
pese al impulso renovador y modernizador que hoy alienta a la China.
Ahora bien, ¿tiene alguna utilidad promover
sentimientos de xenofobia o intolerancia hacia esta parte del planeta?
Realmente creo que no. Sufrimos en este tiempo las consecuencias de un mundo
que se interconecta a una velocidad que no tiene antecedentes, con sus
implicaciones hemos de bregar.
La humanidad siempre ha sido acechada por
pestes y fenómenos naturales, antes existieron la tuberculosis, el sarampión,
la peste bubónica, el tifus, la polio,
la viruela, la malaria, el cólera, el ébola, SARS y otras. Y muchas de ellas
fueron llevadas a regiones del mundo donde antes no existían. Con las carabelas
de Colón vinieron también enfermedades desconocidas para esta región del planeta,
diezmaron poblaciones locales y se quedaron para siempre, igualmente, otras se despacharon desde el nuevo continente junto a las riquezas
expoliadas hasta Europa. Por fortuna
la humanidad ha realizado progresos enormes en el campo de la salud, muchas de
esas pandemias logró vencerlas y lo seguirá haciendo por virtud del
conocimiento acumulado, de la ciencia y la tecnología consagrada a tales propósitos.
Pero siempre seremos acechados, ese es el precio de vivir, de existir entre las
infinitas probabilidades en contra que tiene la vastedad del universo, siendo
como somos, el resultado de un “lechazo” del albur de las probabilidades en el infinito
cosmos, que creo, por cierto, irrepetibles, ¿acaso nos hemos imaginado las
probabilidades que hemos tenido en el concierto de especies que han poblado la
tierra, para surgir como seres inteligentes?... ¡Una sola de entre las millones
que existen y han existido paseándose sobre la superficie del tercer planeta de
la órbita solar!... ¿Las oportunidades de sobrevivir en un cosmos de infinitas
agresiones estelares explotando por todos sus confines?... ¡Una sola entre
billones, trillones, o infinitas!
Deja a los chinos tranquilos, Amnhotep,
que a pesar de un viejo dicho que se les atribuye: “Ten ambas manos listas para
lo imprevisto”, con el COVID-19 ya tienen más que suficiente.