sábado, 27 de marzo de 2010

Conspiradores y golpistas

Por: Manuel Rosales G.

Los repartidores de violencia y desesperanza han dado un paso más en la cruenta persecución que los hará notables en este tramo de la triste historia de nuestro país, iniciando una aberrante acción en contra de Oswaldo Álvarez Paz y los periodistas que dirigen un programa donde el ex Gobernador emitió sus opiniones sobre la realidad que vivimos.

Asimismo, la Asamblea Nacional debería de ocuparse de sus funciones legislativas y no actuar como brazo ejecutor del gobierno, aprobando otra acción en contra del Dr. Guillermo Zuloaga por declarar con claridad y valentía sobre la quebrantada libertad de expresión en el país.

En los dramáticos momentos que atraviesa Venezuela, volvemos a levantar la voz para ocuparnos de la persecución que sufrimos todos los que nos oponemos a la política y a la incorrecta actuación del grupo de privilegiados responsables del sombrío panorama económico y social que padece nuestra nación.

Al escribir esta reflexión nos transportamos en el tiempo recordando al Presidente, Franklin Delano Roosevelt, defensor de las luchas de la libertad y estadista gigantesco que le dio al mundo las líneas fundamentales por el cual se luchaba y desangraba, al establecer el derecho a la libertad de palabra, a la libertad de cultos, a vivir libre de pobreza y miseria y el derecho a vivir en una sociedad segura y libre de temores.

En Venezuela no hay libertad de expresión, no se vive libre de temor. Los Poderes del Estado se utilizan para criminalizar la política, mientras la delincuencia y las mafias asesinan, atracan y secuestran, tienen arrinconados y en zozobra al pueblo.

Los pobres son más pobres y la clase media se desliza hacia la pobreza. Centenares de hombres y mujeres que hemos luchado porque nuestra patria viva libre, impere la justicia y la felicidad, somos perseguidos, maltratados, lanzados fuera de nuestra tierra y condenados.

Mancha siniestra que es, historia vieja. No hay país, no hay época en que gobernantes ambiciosos y perversos no tengan marcas y antecedentes; pero también es verdad que los hombres que fueron acusados y perseguidos injustamente son hoy día hombres respetados una vez pasada la persecución y la perfidia.

En todos aquellos lugares en que el gobierno ha sido falso, incapaz, malo y desaforado, se ha requerido de la lucha y resistencia desde cualquier espacio. La lucha en la calle, la lucha desde el exilio, la lucha desde la cárcel, la lucha hasta vencer.

Es la lucha por la justicia en toda su dimensión y que los “vivos y privilegiados” llaman conspiración, pretendiendo engañar a la gente al querer confundir la lucha cívica y democrática con esta táctica bien conocida por ellos.

Para ellos somos conspiradores quienes luchamos por la libertad de expresión, por los medios de comunicación, por las necesidades de nuestro pueblo, por la seguridad personal, por el empleo y las oportunidades, somos conspiradores por trabajar para sacar de abajo a los que nada tienen. Somos conspiradores porque queremos lograr un futuro mejor para las nuevas generaciones.

Es la conspiración buena de un pueblo contra los verdaderos golpistas que durante años conspiraron contra la democracia y la constitución, amparados y chupando los beneficios y oportunidades que les brindó este sistema de gobierno.

Conspiradores y golpistas son ellos, responsables de la violencia y la muerte de hombres y mujeres, y hoy están libres disfrutando el poder sin haber pagado por las muertes y la violencia que cobardemente ocasionaron.

Seguiremos luchando hasta lograr una sociedad nueva y moderna. Esta lucha será eterna, firme, infatigable, todos los segundos, mientras podamos respirar, mientras tengamos un espacio en cualquier lugar de la tierra para emitir nuestro pensamiento y levantar la bandera de la justicia social.

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