Por: Gonzalo González
Formo parte de los millones de
venezolanos que creímos posible que la confrontación entre el continuismo y el
cambio se decantaría a favor de la segunda opción, estaba consciente de que no
era fácil lograrlo pero el empuje la vitalidad y la creciente aceptación de la
opción Capriles mostrada en el transcurso de la campaña electoral alimento el
optimismo, no se trataba de una quimera sino de una posibilidad real. Hago esta
precisión porque ahora emergen opinantes que apostillan diciendo “yo lo sabía
desde antes, pero no se podía desanimar a la gente”.
No
pretendo en estas reflexiones ser exhaustivo sobre las causas y consecuencias
de la victoria del continuismo y mucho menos dorarle la amarga píldora que la
derrota significa para millones de compatriotas, incluso para un sector de los
votantes de Chávez, sino exponer mi criterio sobre el porqué paso lo que paso y
sus funestas consecuencias para el país.
Este
no fue un proceso electoral justo, incluso la participación del militar activo
Hugo Chávez es inconstitucional y su derecho a la reelección también pero el
secuestro del Poder Judicial y del CNE hacía inútil cualquier acción legal en
esta materia, la oposición democrática competía no contra un gobierno y su
partido sino contra el Petroestado y con todos los Poderes Públicos en contra
activamente, empezando por el CNE quién expresamente fue incapaz de garantizar
el “ Fair play” y hacer cumplir la legalidad vigente.
La
victoria de Chávez de debió a varios factores: Hugo Chávez es un gran político-
que no un Estadista-, un líder popular a quién siguen de manera acrítica a
pesar de su enormes errores como gobernante y de sus inconsecuencias un sector muy importante del cuerpo social,
quienes parecen no concederle importancia a las formas y modos que garantizan
que una democracia funcione como tal, tampoco pareciera importarles el respeto
a la legalidad y comparten y celebran el abuso de poder, el culto a la
personalidad y los atropellos de diversa índole cometidos por el gobierno en
estos catorce años. Pareciera que este sector considera que la Democracia como
sistema solo consiste en votar cada tanto tiempo, además creen de verdad estar
empoderados cuando en realidad son
sujetos de una manipulación sin precedente en la política venezolana. Chávez es
hábil, astuto y sagaz y esas cualidades se potencian cuando se actúa, como él
lo hace, sin escrúpulos, cuando convierte la mentira y el cinismo en praxis
cotidiana en el manejo de los asuntos públicos, cuando dispone a discreción los
inmensos recursos económicos provenientes de los altos precios del petróleo.
Chávez
ganó por haber construido una enorme estructura de poder desde los programas
sociales asistencialistas, que si bien eran necesarios y en términos generales
han beneficiado a una parte significativa de los mas pobres y ha creado y
reforzado su imagen de redentor social, no han sido eficaces para abatir
significativamente la pobreza y elevar la calidad de vida de los mismos. Las
llamadas Misiones han devenido en un perverso mecanismo de control clientelar y
eso se demostró en el proceso electoral.
La
política del miedo fue otro factor importantísimo en el resultado, buena parte
del mensaje del régimen a los venezolanos fue dirigido a estimular el temor en
el pueblo sobre todo entre quienes perciben prebendas, ayudas o tienen
relaciones laborales o de cualquier tipo con el poderoso Estado. Chávez en sus
discursos advertía de que si él no era elegido sobrevendría el caos y la guerra
civil. Se sugería sin pudor o recato desde el oficialismo que era posible
conocer por quién se votaba, de que el voto no era secreto y que en
consecuencia habría represalias si el favorecido no era el Comandante. En este
particular la actuación del Arbitro fue deplorable por su manejo ambiguo en el
asunto de las captahuellas. Los pronunciamientos ilegales de voceros del alto
mando militar en el sentido de que la FAN no reconocería otro resultado que el
favorable a Chávez fue otro ingrediente clave en esta operación. La aparición continua y la actuación de los
grupos paramilitares ligados al oficialismo le daban credibilidad al escenario
del caos. Mucha gente fue presa del miedo y la intimidación.
El
ventajismo fue otra de las cartas utilizada por el régimen para condicionar a
su favor el voto. El aparato del Estado fue puesto sin límites al servicio de
la candidatura oficialista: los recursos económicos, los recursos materiales,
las sedes de los organismos oficiales, los vehículos, los medios de
comunicación, a los empleados públicos se les obligaba a hacer proselitismo a
favor de Chávez y asistir a sus actos- muchos de esos trabajadores lo hacían
voluntariamente por ser adeptos al gobierno, pero muchos lo hicieron en contra
de su voluntad. El acarreo final de electores realizado por el chavismo en la
tarde del 7 solo era posible en esa magnitud si se contaba con los recursos del
Estado.
No
desconozco el liderazgo de Chávez y la fuerza popular del chavismo como
movimiento político-social, pero el haber tenido que acudir a tal grado de
corrupción política, al vale todo para triunfar le resta legitimad democrática
a su victoria.
A
Henrique Capriles y su equipo hay que reconocerles que hicieron un esfuerzo
enorme, algunos lo han catalogado como épico y coincido con esa afirmación,
partimos en desventaja y se logro en un momento dado poner al régimen contra
las cuerdas pero ese esfuerzo respaldado por la esperanza de millones no fue
suficiente a pesar de los avances obtenidos en votos y porcentajes y en la
consecución de un líder y en la consolidación de la Unidad Democrática como
instrumento. Pero hay que reconocer sin ambages que fuimos derrotados y que
este revés puede serlo de carácter estratégico, cosa que depende en buena
medida de los resultados de diciembre, competencia en la cual partimos en
desventaja por la victoria de Chávez, quién creo ha recuperado su condición de
eficaz Portaviones.
Creo
que se cometieron algunos errores que pudieron disminuir nuestras posibilidades
de victoria: el manejo del tiempo no fue el adecuado, nos falto mas tiempo de
campaña para sembrar con mas consistencia la condición de alternativa al
gobierno y ajustar mejor el mensaje y la estructura de campaña y movilización
de votantes. Lo conveniente era haber realizado la primarias en diciembre del
2011 y de esta manera disponer de los 10 meses del año 2012 para hacer la
campaña electoral. Considero también, al igual que otros, que haber insistido
al comienzo de la campaña contra Chávez en el mismo tipo de discurso que hizo
ganar e Capriles en las primarias fue un error. Se ha debido elaborar un discurso mas confrontativo con Chávez, su
proyecto y su gestión. No supimos o pudimos contrarrestar la campaña del miedo
y aclarar el secreto del voto.
Como dije al comienzo no pretendo ser
exhaustivo en el análisis de lo ocurrido sino contribuir al necesario debate.
En la segunda parte de estas reflexiones abordare lo referente a las consecuencias
del triunfo de Chávez y lo qu considero debe hacer de aquí en adelante el
movimiento democrático.