miércoles, 29 de julio de 2009

¿País deseado?

Por: Juan Uslar Gathmann

Resulta evidente que ni en la IV ni en la V repúblicas se han encontrado las soluciones para su erradicación de la pobreza ni tampoco para la creación de prosperidad; sea esta generada desde el capitalismo de Estado, o desde el capitalismo privado (con apoyo estatal), bien sea con la influencia liberal o con la socialista

Este fin de semana cambió la directiva de Fedecamaras, y las nuevas autoridades de este gremio empresarial se inauguran con un documento intitulado “En búsqueda de la prosperidad y erradicación de la pobreza”, en el cual invitan a los sectores democráticos del país a construir la Venezuela deseada.

La pregunta que cabría hacerse es, dado que esta situación no es nueva, sólo agravada en extremo, ¿Qué sucedió durante la “cuarta república” cuando tampoco se logró ese país?

En efecto, en materia de pobreza, los estudios más serios, como los que produce la UCAB, señalan claramente que si bien no se ha hecho un trabajo notable durante estos diez años, los niveles de pobreza extrema han disminuido bastante con respecto del “inventario” de pobreza de 1998; vale decir el que dejó la famosa “IV República”.

Resulta evidente sin embargo, que ni en la IV ni en la V se han encontrado las soluciones para su erradicación, ni tampoco para la creación de prosperidad; sea esta generada desde el capitalismo de Estado, o desde el capitalismo privado (con apoyo estatal), bien sea con la influencia liberal o con la socialista.

Sin embargo, en honor a la verdad, Venezuela sí tuvo al menos cincuenta años de crecimiento ininterrumpido desde finales de los años veinte hasta finales de los setenta, cuando el maná petrolero fue sembrado en mayor o menor medida y esto se tradujo en niveles de educación, servicios públicos, seguridad, generación de empleo, crecimiento económico y reducción de la pobreza nunca antes vistos aquí; y luego tampoco.

En otras palabras, que una cosa fue la Venezuela petrolera hasta 1978; y otra la que conocemos, que ha ido dando bandazos, de fracaso en fracaso.

Un problema es que no podemos volver a ese país de los años sesenta y setenta, porque la población es ahora es de mas de 27 millones y hace cuarenta años era de 10. Y la producción petrolera ha caído de 3.700.000 a algo más de 2 millones al día.

Otro, más grave, es que ese petróleo dejó en nosotros la cultura rentista y anti-empresarial que hoy se ve en su expresión mas virulenta con el actual gobierno, que no lo sería si las grandes mayorías (muchos “empresarios” incluidos) no creyeran en el estatismo y las comodidades del clientelismo.

Tomado de: www.talcualdigital.com

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