viernes, 31 de julio de 2009

¡Qué locura!

Por: Elizabeth Araujo

Que Venezuela es un país divertido, nadie lo duda. Sobran quienes gustan joder el parque y “chalequear” al prójimo sin descanso, pero se irritan hasta la violencia física si alguien les jorunga su punto flaco, y entonces, ofendidos, gritan “¡te pasaste, chamo!” y asumen que lo que viene en adelante es pelear.

La cara del presidente Chávez, la noche de su cumpleaños, con unos jalabolas empalagosos, como Frasso y El Aissami, trajo a mi mente aquellos sketchs televisivos en los que un tal inspector Rodríguez le jode la paciencia a un artista que intenta infructuosamente entrar a los estudios de Venevisión, y debe someterse a la requisitoria obstinante del vigilante, quien termina por quebrar la amabilidad del cantante o la actriz con preguntas y repreguntas que sacan de quicio.

Exactamente es lo que acaba de pasarle al “abusadorcito” que nos gobierna y que no se caracteriza por su discreción y los buenos modales a la hora de entrometerse en los asuntos internos de otros países.

Hace un mes, Hugo Chávez incendió, con razón o no, Centroamérica, y dejó eso prendido. En vez de quedarse, cogió el primer avión para Caracas, y hoy las noticias que vienen de Nicaragua y Honduras no son nada alentadoras, sin contar con el drama hamletiano del pobre Zelaya, quien un día se levanta y decide ingresar a su país, asumiendo las consecuencias, y al siguiente día prefiere negociar con la Casa Blanca, que parece estar más dispuesta a solucionar esa crisis.

Así, mientras Centroamérica baila al ritmo del ALBA y el baboso de Daniel Ortega afronta más problemas internos por la situación que le dejó su patrón, ¿qué hace Hugo Chávez?, pues buscarse otro enemigo externo y escucha que Uribe anuncia la instalación de cinco bases militares de EEUU en territorio colombiano.

Entonces, los venezolanos vuelven a ver a su Presidente encargándose de los asuntos planetarios y dándole otra vez la espalda a los conflictos laborales de Guayana, a la creciente “sensación” de inseguridad que este fin de semana dejó 58 cadáveres en la morgue, y hasta una marcha de barineses a la Asamblea, porque están preocupados: la tierra natal del Presidente se ha convertido en escenario preferido de los secuestradores y sicarios.

Si alguien ajeno al país hubiese llegado la noche del martes y ve que la sesión extraordinaria del consejo de ministros donde se anunció el retiro del embajador, era transmitida en directo por un bufón que interrumpía para reclamarle al Jefe del Estado que no le había enviado un pedazo de torta, de seguro hubiera pensando “¡qué va!, esto es un loco video loco”. Pero no, es la realidad. Uribe prendió el ventilador y las inmundicias de las FARC fueron a dar al rostro del eterno jodedor y cumpleañero de la noche. Eso, en verdad, es inaceptable.

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