miércoles, 5 de diciembre de 2012

Un gobierno para la gente


Edinson Martínez
@emartz1


Dentro de pocos días habrá culminado el 2012, un año que registra dos convocatorias de los venezolanos a procesos electorales. Del primero de ellos conocemos sus resultados. Del segundo, al momento de escribir esta cuartilla, estamos muy cerca de la fecha pautada para conocerlos. En este caso se trata de comicios regionales, las cuales tienen una dinámica electoral diferente a la de una elección presidencial. Sí algún sentido común conservan los electores, esta consulta popular debería servir para favorecer a quienes desde la opción de la continuidad hicieron un buen trabajo o en caso contrario para atreverse con otras alternativas. Para eso es una elección, no debería tener que ver con la lealtad o deslealtad a quien ya ha resultado vencedor en una contienda presidencial. 

Sin embargo, es necesario destacar que en nuestro país desde hace mucho tiempo, cualquier consulta electoral termina siendo un duelo entre gobierno y quienes se le oponen. De ello no se salvan consejos comunales, sindicatos, gremios y todo tipo de organizaciones sociales donde se agrupan personas para determinadas finalidades. Vivimos en una sociedad, ya se ha dicho, polarizada hasta los tuétanos. Las consideraciones ajenas a esta circunstancia, incluyendo las probables terceras vías, tienen muy poca posibilidad en estos momentos de ser tomados en cuenta por los electores. 

Y es una verdadera lástima para el país, porque en escenarios polarizados - también se ha dicho - mucho talento y capacidades de todo género, quedan atrapadas entre ambos extremos, sin que la nación pueda servirse de ellos. No es ni por cerca el caso del pasado cuartorepublicano, tiempos en los cuales los electores oscilaban de un color político a otro y en medio de los protagonistas de entonces, otras referencias políticas pudieron obtener éxitos electorales de mucha importancia, donde además, iniciativas políticas de minorías cristalizaron en resultados concretos de gran valor para la nación. En estos tiempos eso es sencillamente impensable. 

Pero además, las consecuencias de una polarización como la vigente termina por extenderse a diferentes campos de la vida. Es la calificación que solemos observar cuando un artista, intelectual o deportista destacado expresa su adhesión a alguno de los actores políticos. De inmediato recibe el reconocimiento o descalificación de una de las partes. No es que los venezolanos hayamos sido un dechado de virtudes y respeto por quienes piensen diferente. Pero en nuestra conciencia colectiva siempre hubo consideración por figuras nacionales que llegaron a convertirse en referencias notables para los venezolanos. Para estos días, también eso, parece poco probable y la verdad es muy lamentable. 

Quiera la ocasión que para el proceso electoral que dentro de pocos días se efectuará, el país expresado en cada una de sus regiones, pueda levantar su mirada más allá de la polarización y darle a cada quien los votos que merece. Que resulte ganador quien por sus méritos, mezcla de dedicación, capacidad, tolerancia y honestidad, pueda garantizar el mejor gobierno para la gente.

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