domingo, 4 de octubre de 2009

El marxismo soviético

Por: Eduardo Vásquez

En 1963, las Editions Gallimard publicaron la versión francesa de El marxismo soviético, publicada originalmente en inglés, y cuyo autor fue Herbert Marcuse. Es un libro de gran importancia si tenemos en cuenta que el marxismo que se conoció en Suramérica fue el exportado por los soviéticos.

El dogmatismo de los pro-soviéticos los llevó a rechazar toda crítica, toda modificación del dogma soviético. Hoy todavía estamos padeciendo de esa formación. Nuestros marxistas fueron hijos de la URSS y lo siguen siendo.

Los soviéticos tenían una especie de anatema para descalificar a cualquiera que se atreviera a leer a Marx de manera distinta a la oficial: revisionista. Hacia 1950 se empezó a conocer la lectura de G. Lukacs.

H. Lefebvre publicaba El materialismo dialéctico, en el que mostraba por primera vez la teoría de la alienación, rechazada enseguida por los soviéticos por su vinculación con la filosofía de Hegel. Un discípulo de G. Lukacs publicó en Francia Investigaciones dialécticas, en el cual exponía en varios ensayos la interpretación de Lukacs.

Uno de éstos era la reificación o cosificación, llamada así por Goldman, para evitar la banalización a que había dado lugar el uso de alienación o enajenación. Cuando en la presentación de nuestra traducción calificamos a Goldman de revisionista esto desencadenó contra él (y contra mí) toda la furia del dogmatismo.

Sin embargo, la teoría de la alienación prosperó, pero más en su sentido psiquiátrico y como ocurre con los conceptos de moda perdió su significación precisa.

Para leer Historia y conciencia de clase había que conocer a Hegel y aquí ese conocimiento era (y sigue siendo) muy pobre. Disponíamos de la traducción de El capital (F.C.E.) pero el traductor había volatilizado toda la terminología dialéctica de Hegel que permitía comprender lo que Marx había dicho: que él había coqueteado con el lenguaje del gran pensador.

Así, la teoría del valor construida con la categorías de la dialéctica de Hegel se hacía incomprensible. Anuncian la repartición de una edición de El capital. ¿Será la del F.C.E. con sus mismos errores de traducción y quién enseñará a leer lo ya interpretado? ¿Los formados por la Academia de la URSS o los formados por la interpretación (?) de la Academia Militar? Las alternativas son espantosas.

Pero permitirán a los actuales mandatarios recubrirse con el manto del marxismo, como antaño hicieron los dirigentes de la URSS. Ello les permitirá expoliar a los trabajadores, manteniendo una figura de progresistas y de libertadores. Pero, estalinistas incurables, seguirán sosteniendo que el fracaso del socialismo se debe al complot externo.

No conocen a Gorbachov, quien proclama ¡que no había que buscar los fracasos de la Unión Soviética en la conspiración de enemigos externos o internos, sino en los crímenes de la nomenclatura! ¿Puede la nomenklatura hacer semejante crítica? No, porque sería un suicidio y la pérdida del poder.

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