Venezuela gótica
Por: Edinson Martinez
Si Bob
Kane hubiese vivido en este pequeño país del
norte de Suramérica, poco habría tenido qué imaginar
al momento de crear la célebre historieta del personaje que lo ha inmortalizado
-Batman y su ciudad gótica”-. La saga de
aventuras del superhéroe, como todos hemos seguido por décadas, tiene como
escenario una ciudad atormentada por el crimen,
plena de complicidades abyectas y autoridades que se desdoblan en favor
del delito, donde el cinismo y la
extravagancia de algunos de los personajes que la habitan, podrían haberse
inspirados perfectamente en varios de los muchos que frecuentemente observamos
en los noticiarios de nuestra televisión.
En
este país de casi treinta millones de almas, las crónicas periodísticas nos
alertan diariamente sobre el uso de armas de fuego de gran potencia dentro de
las cárceles, y también, desde fuera de ellas, es un hecho cotidiano, ya nada
excepcional en nuestra corriente realidad. Los malhechores -para decirlo al
estilo del afamado comic- en esos centros carcelarios, hacen correr a las autoridades, que a la
sazón, son quienes se las venden y conforme a ello gobiernen en los penales
cual imperio de maldad. Los tales pranes
-versiones tropicales de esos personajes estrambóticos y desalmados de la
historieta de los años cuarenta, derivada
luego en serie de TV en los sesenta, y en
películas posteriormente- son las verdaderas autoridades puertas adentro de las
cárceles y desde allí -como sucede en
las mismísimas serie televisiva y filmes-
urden las fechoría que engrosan las crónicas policiales de los periódicos.
Venezuela
tiene el record como el país más violento del
subcontinente, del continente, dicen algunos, y del mundo otros. La verdad es
que en cualquiera de los casos, es muy grave un hecho como este. Colombia, por
ejemplo, de quien se podría pensar ostentaría el primer lugar, cerró el año 2014
con 12.639 muertes violentas y en 2015 con 11.983. Un país, como ya sabemos, de insurgentes y narcotráfico. Para esos
mismos años, Venezuela, en cifras
oficiales, primeramente tuvo un saldo de 24.980 y para 2015 una cantidad de
27.875. Esto coloca los indicadores de muertes violentas por cada cien mil
habitantes, en 62 para el 2014 y 90 para 2015. Un contraste evidente con el
vecino país de 25 por cada cien mil. Es evidente que algo está fallando en la política de seguridad pública del gobierno
nacional; sin embargo, lo alarmante no
solo son los yerros gubernamentales, es también, el mensaje desalentador
-cuando no aterrador- que se transmite a la sociedad por boca y silencio de los
ministerios involucrados en el tema. Ver a la propia ministra de asuntos
penitenciarios en selfie
sonrientemente abrazada, dentro de un penal,
y sentada a la orilla de la cama de uno los supuestos pranes carcelarios, tanto como un
desatino personal, es principalmente una muestra inequívoca de la ausencia de
una política de seguridad nacional, una perla de aviesa impunidad. En cualquier
otro país del mundo habría sido esto un escándalo mayúsculo de incalculables
costos políticos y dimisión inmediata de la titular, además, de la obligada
rendición de cuentas.
Comparados
con nuestra propia historia, el país tiene hoy una tasa de mortalidad similar a
la tasa de decesos que tuvimos en tiempos en que la nación era azotada por
epidemias que asolaban todo a su paso -por cierto que comienzan a surgir de
nuevo-. La edad promedio de muerte por
violencia en Venezuela está entre 15 y 25
años, una liquidación progresiva de la generación de relevo, a la que habría de
sumarle, la emigración de jóvenes a otros países en busca de la oportunidad de
estabilidad económica y seguridad ciudadana que su propio país no puede
ofrecerles.
En realidad, este régimen ha convertido a Venezuela en una saga real de terror y cuando ya creemos que lo hemos visto todo, rompe el tapete y aparece una escena más aterradora!
ResponderEliminarYa son más de veinte años, pero hoy en día ni siquiera se percibe la esperanza de ese superhéroe que podría en cualquier momento defendernos!