Edinson
Martínez
@emartz1
Tres
aspectos del ámbito económico se convertirán en un verdadero desafío para un
nuevo gobierno, sea en el presente año o futuro cercano. El primero de ellos, es el relativo al control
y dominio de la inflación. Venezuela exhibe hasta ahora una de las más
alta del mundo, posición que ha venido consolidando desde hace varios años, inexplicablemente, por demás, en tiempos donde la tendencia mundial era
precisamente a la baja. En mi artículo anterior -“La inflación y el milagro económico al revés”-
describo, con las naturales limitaciones de una columna de opinión, el
comportamiento del fenómeno alcista en nuestro país.
Por
otro lado, dentro de la misma idea de los desafíos económicos para un nuevo
gobierno, es menester incluir el tema del crecimiento económico, para que de modo sostenido y diversificado nos haga salir
del atraso que ha significado hacernos más dependiente de la exportación
petrolera que todos los años precedentes, expresada en estos días como una verdadera
economía de puertos. El actual gobierno -porque en realidad es uno solo desde
1998-, precisamente, formuló su propuesta económica para los venezolanos en
aquellos días finales del siglo pasado, sobre la base de la diversificación productiva
y aniquilamiento de la dependencia crónica de nuestra economía de la factura
petrolera. Para esta fecha, 17 años después, el fracaso no podría ser más
estrepitoso, escandaloso, además de vergonzoso. En Venezuela, cerca
del 95% de nuestros ingresos en divisas son el resultado de la exportación de
crudo, el resto lo conforman bienes que podrían catalogarse como no tradicionales
a pesar de su limitada importancia en el acervo productivo nacional. Sin embargo,
a los fines y en abono a las cuentas oficiales, esas exportaciones de productos no
tradicionales sumaron en el 2006 un monto de 6,693 mil millones de dólares, el pico más
alto entre 1999 y 2015. De allí en adelante -2006-, las exportaciones no
petroleras comenzaron su cuesta abajo en la rodada -como bien dice el viejo
tango de Carlos Gardel- hasta ubicarse en 2013 en 2.100 millones de dólares, la
cifra más baja hasta la fecha. Como dato
referencial es oportuno señalar que la cantidad por el mismo concepto para 1998
fue de 5.011 millones de dólares, el monto más elevado del quinquenio Caldera
II -esta cifra es solo superada en los años 2004, 2005, 2006, 2007 y 2008, del
luengo periodo chavista de 17 años-, quien con tanta adversidad maniobraba estos
temas en la coyuntura económica de aquellos años.
Finalmente, el espinoso
asunto de la política cambiaria. El país lleva más una década de control
cambiario; es hasta ahora, el mayor tiempo que en nuestra historia ha durado un
control de cambios -la verdad que éste es un gobierno de records-. También, ha
sido probablemente el único caso en que dicha medida antes que por razones
meramente económicas, su permanencia por tan largo periodo obedece
principalmente a una visión política de quienes gobiernan –el actual
vicepresidente de la republica, llego a decir: “El control de cambio en
Venezuela no es una medida económica…,
es una medida política. Porque si nosotros quitamos el control de
cambio, ustedes sacan los dólares y nos tumban. Mientras gobernemos tendremos
que tener control…”-. Es decir, no fue una simple medida de urgencia cambiaria
por las circunstancias que el país vivió hace 13 años. Ha sido, en efecto, una
política de Estado, cuya pretensión es sostenerla indefinidamente en el tiempo.
Al final del camino el propio gobierno ha sido víctima de su medida de coerción política.
El esquema ya no soporta más.
A mi juicio, estos son y
serán el plato fuerte en una reconstrucción económica de Venezuela.
El crecimiento debe conducirnos al desarrollo, generando las oportunidades bajo un clima confíana que permita atraer inversiones,así como políticas de apoyo y estímulo al aparato productivo nacional ,siempre orientados en la diversificación
ResponderEliminar.Saludos
El crecimiento debe conducirnos al desarrollo, generando las oportunidades bajo un clima confíana que permita atraer inversiones,así como políticas de apoyo y estímulo al aparato productivo nacional ,siempre orientados en la diversificación
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