domingo, 9 de septiembre de 2012

Falta poco

Por: Edinson Martinez
@emartz1

Si hay alguna región de Venezuela donde se justifique en toda su expresión un cambio de gobierno. Esa es, la Costa Oriental del Lago de Maracaibo. Todos los indicadores de empobrecimiento muestran un crecimiento progresivo en tiempos en que el gobierno ha disfrutado de precios petroleros que jamás se imaginaron. Esto nos lleva de modo inevitable a una comparación con los años previos al gobierno chavista. Comencemos por decir que en aquellos años, las cotizaciones del crudo lograban ubicarse en promedios que hoy dan risa. Con todo y el modelo injusto del reparto de la riqueza, los efectos de la bonanza petrolera de algún modo impactaban medianamente en positivo esta parte del país. Al contrastar aquellos tiempos con los días que discurren, el saldo es de un alarmante desbalance. Las obras de infraestructura que aún se mantienen en pie, descuidadas y abandonas en el presente, se realizaron en los gobiernos precedentes. Dos zonas industriales se construyeron desde finales de los 60´ hasta comienzo de los 90´, amén de la extensa franja de empresas e industrias ubicadas en toda la franja de costa lacustre extendida entre Cabimas y Bachaquero. Este gobierno no puede mostrar luego de 14 años ni una sola empresa nueva instalada en alguna de las dos zonas industriales. 

Hay que ver lo que esto significa en una región que tiene una población superior a varios estados del país, entre ellos, Sucre, Portuguesa, Mérida y la tierra natal del presidente. En 1.998 el desempleo en la subregión COL se ubicaba en el 11% de la población económicamente activa. Hoy sobrepasa el 25% evidenciado en el lastimoso estado en que se encuentran las empresas sobrevivientes de éste descalabro. El gobierno en lugar de crear empleos en esta zona del Zulia, ha generado más desempleo. Expropiaciones sin sentido y luego la gerencia irresponsable de las empresas expropiadas, que mejor parece el usufructo de un botín de guerra. 

Las dos principales vías de comunicación entre el estado y el resto del país, han sido abandonadas; no se trata de que se haya hecho un paliativo o mantenimiento de menor monta, de modo intermitente, al tiempo que los enredos del centralismo y la burocracia permiten. No, - es asombroso apenas considerarlo - sencillamente, se abandonaron a su suerte y con ella a los cientos de miles de personas que transitamos por ellas. Es el caso de la ampliación de la Lara-Zulia y la avenida Intercomunal. Las plantas de tratamiento de aguas servidas que para un gobierno medianamente responsable han debido ser una prioridad…ninguna funciona de las pocas que construyeron. Tampoco el agua potable, que aún recibimos de los viejos embalses y represas construidas en lejanos años, han recibido la inversión requerida para una población que dentro de poco llegará al millón de personas. 

Cuando se escribe estas cosas uno puede llegar a pensar que los lectores de otras regiones del país, en algún momento de la lectura tal vez se detengan y las dudas le asalten sobre la verdad de éste artículo. Porque, en realidad, no hay nada racional que pueda explicar un proceder gubernamental de éste modo. Si no fuera por el hecho, de que nuestro lector sufre un apagón eléctrico de varias horas en el momento en que ahora lee éste breve relato que obligara su conclusión posteriormente. Pues, podría pensar que no es verdad lo que escribimos. Porque es como una planificación del descalabro y la destrucción la que se ha instalado en Miraflores para hacernos la vida de cuadritos. Es un gobierno de despropósitos que para fortuna de la mayoría de los venezolanos, llega a su fin en pocos días llevándose el segundo record de mayor estancia gubernamental en nuestra historia patria.

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