viernes, 25 de enero de 2013

La aplanadora


Por: Pompeyo Marquez

Durante el período 1945-47, Venezuela era una sábana blanca, con un punto verde en Los Andes (Copei) y un puntico amarillo (URD) en Nueva Esparta. AD sacaba 90% de los votos en muchas regiones: Yaracuy, Cojedes, Monagas, Sucre, Lara, Portuguesa, entre otras.

La maquinaria adeca parecía invencible, había logrado conquistar a grandes masas mediante reivindicaciones políticas (otorgamiento del voto directo universal y secreto, pongamos por caso) y reivindicaciones sociales (legalidad de sindicatos, de organizaciones populares, aumentos de salarios, continuación de la campaña de alfabetización que había iniciado Medina. En verdad había ganado las simpatías de grandes masas). Era la "revolución de octubre de 1945": AD se convirtió en una verdadera aplanadora que condujo a una exacerbación de sectarismo. Decían que iban a gobernar hasta el año 2000.

Todo ello se derrumbó en noviembre de 1948. Las amenazas de que si derrocaban a Gallegos se paralizarían los taladros de la industria petrolera quedó en veremos. 

Hay una anécdota que más de una vez hemos oído de labios del presidente Ramón J. Velásquez, con quien tenemos una profunda amistad desde 1936. Pero era esta vez contada por su hijo José Rafael, en un semblanza biográfica de su padre contenida en el libro Las peñas y las tertulias. Betancourt dice así: 

"Mire, Ramón, a nosotros no nos tumbó Pérez Jiménez, nosotros nos caímos porque no entendimos a Venezuela. No hablábamos con nadie, sino con nosotros mismos".

Tal error condujo a 10 años de dictadura, hasta que el país un 23 de enero de 1958 se unió contra aquel régimen militar que surgió del derrocamiento de Gallegos y se abrió la posibilidad de vivir en democracia durante 40 años. 

Por eso hoy la exigencia de Venezuela es la unidad nacional para restablecer el funcionamiento democrático.

Hoy, la sociedad está dividida en dos pedazos que necesariamente deben hablar, dialogar, respetarse mutuamente. Aquí no hay mejores patriotas que otros. Todos somos venezolanos y debemos reconciliarnos y hacer un solo país. Hemos aprendido que debemos hacerlo en paz, dentro de la Constitución. Que no se trata de "aplastar" a una parte de la sociedad por parte de aquella que tiene el poder, utilizando todos los recursos del Estado; por el contrario, adelantar la lucha política y las diferencias dirimirlas civilizadamente.

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