lunes, 7 de enero de 2013

País de locos

Por: Carolina Jaimes Branger

"Y muchos fingen demencia... y miran a otro lado...". (Eugenio G. Martínez @puzkas en Twitter, 3/1/13) 

Durante trece años escribí mi primer artículo del año con la lista de las cosas buenas que quería tener y mantener en el año nuevo. Pero la situación del país me obliga a hacer unos breves comentarios que no son precisamente sobre esas cosas buenas. Nos hemos convertido en un país esquizofrénico. Aquí pasa de todo y nosotros impertérritos.

La enfermedad y gravedad del presidente -algo que en cualquier país medianamente cuerdo fuera un asunto del dominio público- ha sido una fuente de rumores, desinformaciones y verdades a media. Tenemos que conformarnos con un ministro de Información que no informa y con cantinfladas como las del yerno-ministro, "está estable dentro de su estado delicado". 

Más allá de eso, la cotidianidad es una locura. Diosdado Cabello, el "des-elegido", viaja por primera vez a Cuba desde que Chávez se alzó con la presidencia ¿por qué ahora y no antes?... ésta es ya la cuarta operación de Chávez y quien antes no había ido ahora va "todos los días". Si el presidente está tan mal, deberíamos saberlo, ¿no?... No. No tenemos derecho sino a tener la información que el gobierno quiere. 

Por otra parte preocupan las reiterativas declaraciones de unidad y cohesión entre el vicepresidente y el presidente de la AN por aquello de "dime sobre qué alardeas y te diré de qué careces". A tres días de la toma de posesión no sabemos a qué atenernos... Supongo que, como siempre, violarán la Constitución y los magistrados del Tribunal Supremo -ahora sin nadie que se oponga (como la valiente magistrada Blanca Rosa Mármol), aplaudirán y corearán el "uh, ah" y dirán que aquí puede mandar desde un dictador cubano hasta alguien en estado de coma. 

Pero las locuras no son solo del gobierno. Me sorprendió la propuesta de Antonio Ledezma de ir a La Habana para constatar sobre la salud presidencial. Primero, dudo que lo dejen bajarse del avión. Y segundo, pienso que debemos rechazar que los asuntos venezolanos, empezando por la hospitalización de Chávez- sigan resolviéndose en Cuba. La demencia mayor es que es hasta posible que Chávez se aparezca el 10 a tomar posesión. Ahí sí que caeríamos todos por inocentes. Y ratificaríamos que somos un país de locos.

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