domingo, 6 de junio de 2010

Franklin Brito

Por: Alvaro Paéz Pumar


Primero fue expropiado.

Después le quiso comprar

y al no poderlo lograr

lo sometió al cuidado,



de unos cuantos matasanos

que en un oscuro penal

al que llaman hospital,

le sirven bien al tirano.



Un hospital militar

que es al arte de curar,

como el arte de fingir



en aquel que te contara,

según Marx lo enseñara,

es al arte de mentir.

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