jueves, 10 de junio de 2010

Oscurantismo estadístico

Por: Diego Lombardi

Tal como alguna vez se anunció el “fin de la historia”, tal vez hoy estemos ante fin de la economía en Venezuela. Quizás se aproximen los tiempos del oscurantismo estadístico, en los que todo será lo que alguien quiere que sea, donde por las buenas o por las malas todos los venezolanos se plegarán a una sola verdad. Y desde esa única visión se analizará, interpretará y dirigirá el país.

Este oscurantismo dejó de ser imposible desde el mismo momento en que el Gobierno, a través de su máximo jefe, empezó a relativizar y menospreciar los indicadores económicos. Así, desde la revisión de esos “indicadores capitalistas” sugerida por el primer mandatario; hasta lo poco que representan 30 mil toneladas de alimentos descompuestos, según el Ministro de Políticas Alimentarias; la relativización de los números, y sus correspondientes interpretaciones, están al orden del día.

Modificar y relativizar las estadísticas no hará que la realidad sea otra, el único logró será que habrá menos información disponible. Y lo que si es cierto es que con menor información al alcance de las manos las probabilidades de tomar decisiones correctas disminuyen.

Haber ignorado las alertas en torno a la necesidad de invertir en el sector eléctrico no ha evitado la crisis eléctrica que atraviesa el país. Y lo mismo ocurre con la economía, los precios seguirán subiendo, cada vez habrán menos productos disponibles, el número de personas trabajando será menor, y así a esto no se le llame “inflación”, “caída del PIB”, y “desempleo”, igual seguirán afectando a toda la población.

Este es sin duda el peor momento para elegir volar a ciegas, tratando de forzar los instrumentos de vuelo a que den una altura que no es tal. Como diría una de las estrofas de la célebre canción de Bob Dylan, “¿cuántas veces puede un hombre volver la cabeza, fingiendo que simplemente no ve?”. La pobreza, la violencia y los asesinatos, la inflación, todas siguen ahí, así el Gobierno no las quiera ver.

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