miércoles, 21 de marzo de 2012

Otro traidor más…

Otro traidor más...


Por Edinson Martínez

“En febrero de 1
.948, el líder comunista Klement Gotwaldó salió al balcón de un palacio barroco de Praga para dirigirse a los cientos de miles de personas que llenaban la Plaza de la Ciudad Vieja”.

Así comienzan las primeras líneas de la obra: “El libro de la risa y el olvido”, de Milan Kundera, por cuya publicación en 1.979 fue acusado de traidor a la patria y privado de su nacionalidad. 
En todos los regímenes autoritarios ha sido una constante la descalificación personal; una simpleza tan inverosímil como ridícula que coloca fuera de combate al adversario en un solo acto, no por la calidad argumental del debate, sino por la descalificación artificiosa con semejante primitivismo. Sin embargo,  pese a tan psicológicamente elemental proceder, este ejercicio puede concitar en las mayorías de menor agudeza analítica, sentimientos de adhesión patriótica con ribetes paroxísticos, movilizándoles políticamente por causas absurdas; distopías que posteriormente se convierten en el dolor de cabezas de ellas mismas. En su momento este particular estilo ha sido usada por los comunistas, los nazis, los fascistas y también por nuestros autócratas tropicales. La semana pasada, no bien de regreso al país, el presidente arremetió contra el gobernador de Monagas en los siguientes términos: “Adiós, que te vaya bien, ‘salta talanquera’… Otro traidor más”. La defenestración del “Gato” Briceño obedeció a su posición sobre el caso del río Guarapiche ampliamente conocida.

“Gotwald estaba rodeado por sus camaradas y justo a su lado estaba Clementis. La nieve revoloteaba, hacía frío y Gotwald tenía la cabeza descubierta. Clementis, siempre tan atento, se quitó su gorro de pieles y se lo colocó en la cabeza a Gotwald. El departamento de propaganda difundió en cientos de miles de ejemplares la fotografía del balcón desde el que Gotwald, con el gorro en la cabeza y los camaradas a su lado, hablaba a la nación. Hasta el último niño conocía aquella fotografía que aparecía en los carteles de propaganda, en los manuales escolares y en los museos”.

Todos los autócratas han tenido un balcón para hablarle al pueblo –desde Mussolini hasta Perón–, se han creído imprescindibles para “el proceso” –uno tendría que preguntarse qué clase de proceso puede ser ese que depende de una sola persona– , desplegado conforme a esa inspiración casi divina el llamado “culto a la personalidad” –expresión acuñada por la propia izquierda y de uso frecuente en los tiempos siguientes a Stalin, cuando se denunció la perversión de haber convertido en política de Estado sus designios personales de inescrupulosa magnitud. Sólo los ingenuos en Venezuela pueden creer que el “comandante en jefe” no es una nueva versión de una autocracia, que no se nutre de la misma savia  despótica de procederes similares en otras latitudes al frente del Estado. 


En el fondo, esa entelequia llamada "Socialismo del siglo XXI", adornada con palabrotas cargadas de luchas históricas, de ideología, que mejor sería decir enunciados con propósitos extraviados, representa
básicamente la misma distopía ya conocida, para la cual el ejercicio continuado del poder hasta que el “cuerpo aguante” es una de sus más exquisitas peculiaridades. Lo que acá ocurre no es nada nuevo en la historia nacional y mundial. Gómez, por ejemplo, estuvo en el gobierno hasta su muerte; Pérez Jiménez lo intentó más allá de la propia voluntad popular; los jerarcas comunistas, todos, murieron en gobierno, desde Mao hasta Brezhnev, pasando por Tito en la extinta Yugoslavia, y los dos jerarcas horripilantes de Corea del Norte, que además dejaron como legado al chiflado de la tercera generación. Y aquí mismito, sin ir muy lejos, en Cuba, Fidel estuvo hasta que el cuerpo no le dio para más. En su lugar…dejó a su hermano…




“Cuatro años más tarde a Clementis lo acusaron de traición y lo colgaron. El departamento de propaganda lo borró inmediatamente de la historia y, por supuesto, de todas las fotografías”. Milan Kundera 

3 comentarios:

  1. excelente articulo, donde sin muchas metaforas se describe un hecho de actualidad. FELICITACIONES

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  2. Excelente !!! Es un retrato de nuestra realidad ,aunque parezca casi invisible para otros con una especie de ¨ceguera selectiva¨ si se me permite así, decirlo.

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  3. Totalmente de acuerdo, lo comparto en mi blog. Saludos cordiales.

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