martes, 31 de julio de 2012

Me fui demasiado

Por: Tulio Ramirez

"Sí Chávez, me fui demasiado", así comienza una carta escrita por una joven de 20 años que decidió irse al exterior a buscar oportunidades de vida y estudio, huyendo de la inseguridad que está acabando con los jóvenes de este país. Esta venezolana partió el viernes pasado a algún lugar del mundo, dejando atrás familia, amistades, el Ávila, sus perros, una carrera iniciada y la promesa de no apartarse nunca de un sol que todas las mañanas la despertaba, acariciando suavemente sus dormidos párpados. 

Se fue con lágrimas en los ojos y con una maleta a medio hacer. Emprendió viaje decidida a comenzar una nueva vida, donde salir a la calle no sea una trampa mortal. Antes de partir al aeropuerto dejó una carta sobre la mesa del comedor. Estaba dirigida al presidente Chávez. Estoy seguro de que nunca pretendió que llegara a sus manos. 

Sospecho que fue un ejercicio terapéutico para sacar de sí toda la indignación acumulada en sus pocos años de vida.

Por casualidad llegó a mis manos y me propuse publicar algunos extractos porque a mi entender, reflejan lo que sienten muchos jóvenes que forman parte de la diáspora que se ha creado, gracias al desgobierno de Hugo Chávez. 

Continúa nuestra joven viajera: "...en 1998, cuando ganaste las elecciones, yo tenía 6 añitos, así que crecí viendo tu rostro en todas partes, escuchando tu voz en todas las radios, te metías en mi casa interrumpiendo mis ratos de TV, te veía en los postes, en las carreteras, en las oficinas públicas, en las franelas, en los días feriados y laborables. 

Te veía tanto que un día decidí no verte más. Cuando tomé esa decisión tenía como 11 años. ¿Cómo lo hice?, pues fácil, no te prestaba atención, para mí no existías, estaba harta de ti. Fui creciendo y mis sentimientos hacia ti fueron cambiando. Ya no era la indiferencia, comencé a aborrecerte por enterarme de todos tus desafueros y por las angustias y penurias que le has generado a tanta gente buena y trabajadora. Pero no me voy por eso, aprendí a vivir con la indignación que tu sola presencia me generaba. 

¿Qué me hizo tomar esta drástica determinación?, simplemente que no quiero ser parte de las estadísticas trágicas de nuestro país. He visto de cerca la acción del hampa que actúa como si la calle fuera de ellos. 

Ni siquiera en la universidad puedo estar a salvo. He presenciado cómo tus afectos agreden con armas y lacrimógenas a estudiantes indefensos y luego les levantas la mano como si fueran héroes, y obligas a los jueces a emitir una sentencia que ordena a la UCV a reincorporarlos. He visto a la policía protegiendo a tus seguidores cuando agreden a marchistas cuyo delito es solicitar reivindicaciones que tú les has negado. 

He sabido de policías que cobran por soltar delincuentes y de policías que están presos por haber asesinado a gente inocente. No, Chávez, estoy cansada, me voy para que mis padres puedan dormir tranquilos y no quiero ver morir asesinados a mis amigos por el hampa que no reprimes". Leída la carta no me quedó mas que decir: ¡Adiós hija, que Dios te bendiga!

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