domingo, 18 de noviembre de 2012

Nada nuevo bajo el sol

Por: Edinson Martínez
         @emartz1

Todo parece indicar que al cierre de este año tendremos un nuevo record de importaciones en Venezuela, probablemente una cifra superior en más de un 11% a la registrada en 2011. Para el 2012 una cantidad mayor a los 52 mil millones de dólares se habría destinado a cubrir compras en el exterior. La sobrevaluación del bolívar, el estancamiento en la producción de bienes y la política de compras externas del gobierno, sustentada en la extensa variedad de acuerdos comerciales internacionales. Se conjugan para dejarnos una economía que cada año supera con creces los niveles importadores de cada ejercicio fiscal anterior. 

Según las previsiones gubernamentales para el 2012 - Giordani-Merentes-El Juri – la economía nacional crecerá 5% en comparación con el 4.2% del año pasado. Habría que agregar que las importaciones en 2011 crecieron en un 15% como consecuencia de ese crecimiento impulsado principalmente por el petróleo. Para este año, las importaciones de igual modo cerrarán con un crecimiento más que proporcional y un estancamiento de la inversión. Es un crecimiento como alguna vez, en aquellas lejanas clases de economía en la facultad, se nos explicara como un crecimiento sin desarrollo. 

Naturalmente, no puede haber desarrollo con una economía que engulle en importaciones de todo género, lo que produce por vía de la exportación de su único producto de venta al resto del mundo. En la literatura especializada este tipo de economía, se define desde hace mucho tiempo, como economía de puerto, especie de rémora del subdesarrollo, que sí además le agregamos la condición de materia prima que constituye el producto de exportación, la definición no admite ninguna discusión. 

Varios de los países bajo clasificación de tercer mundo, comenzaron a dejar atrás hace algunos años esta condición de economía de puerto, hicieron esfuerzos en reformas y políticas económicas  que permitieron ampliar su base productiva, diversificar su economía y hacer del gasto público una palanca para el crecimiento y desarrollo. No estaría demás citar a título de simple mención los casos de Chile, Colombia y Brasil, caso aparte. Mientras esto sucede, en Venezuela vamos en sentido inverso a las tendencias exitosas, solazándonos en unos indicadores macroeconómicos de ficción. 

Un gobierno cuya prioridad es su agenda política, solo viable con un modelo de crecimiento económico como el que se ensaya, deja poco espacio para la productividad y la diversificación del aparato productivo. Las exportaciones no petroleras, por ejemplo, desde hace mucho tiempo no representan mayor cosa en el menú exportador del país. En 2011 fueron inferiores a las de 1998 y este año no prometen nada distinto. Siendo que justo en estos años ha habido un escenario internacional de aumento de precios que bajo otras circunstancias nos habría favorecido, particularmente en las cotizaciones del hierro, aluminio y acero. Pero, ya todos sabemos, el destino que ha tenido el complejo de empresas básicas de Guayana. 

Nada nuevo bajo el sol en materia económica tendremos al cierre del 2012 y continuará la misma tendencia en los siguientes años mientras haya gobierno con ésta perspectiva y un barril petrolero sobre los 100$

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