sábado, 4 de septiembre de 2010

Hugo: ahora Brito ya se te murió

Por: Adolfo Salguiero

El
pasado 12 de junio en esta misma columna ofrecimos nuestra opinión con el título "Hugo: ¿y si se te muere Franklin Brito?" en la que señalamos las culpabilidades que sobrevendrían y las consecuencias políticas del acontecimiento que se avecinaba.

Como era de esperar, en los órganos de prensa "oficiosos" pronto fuimos criticados como traficantes políticos de la muerte, capitalistas etc. Ahora ya Brito falleció tras larga y penosa agonía, igual como pasó en Cuba hace pocos meses con Zapata Tamayo. Solo falta que para desviar la atención -igual como entonces en La Habana- llegue el gran Lula Da Silva a visitar a Chávez y recoger unos contraticos para empresas brasileñas.

Las interpretaciones naturalmente son contrapuestas. Desde el Gobierno se asegura que toda la acción oficial se centró en preservar la vida del huelguista quien -según ellos- era un chantajista, y además demente, empeñado en obtener beneficios que no le correspondían. Desde la familia Brito como para nosotros los ciudadanos de a pie vemos la presencia de acciones concretas y omisiones dolosas de los que tienen obligación de proteger la vida y bienes de los habitantes de Venezuela. Algún día la justicia llegará pero lo cierto es que desde el lunes 30 Brito -quien era un ferviente admirador de Chávez y Fidel según declaraciones de su hermano Genry Lares ("El Universal" 1/9/2010 pág. 1-6) está muerto y para peor el desenlace coincide con el inicio de una campaña electoral en la cual el hecho -quiérase o no- formará parte del debate político.

En Venezuela esto es la primera vez que ocurre y ojalá sea la última. No había ocurrido por que jamás había existido un gobierno totalmente sordo, que esconde y falsea la información ni da oportuna respuesta al ciudadano. Así es el gobierno del socialismo del siglo XXI que según el propio maestro Fidel no es sino comunismo. ¿Qué más?

Si a Brito lo dejaron morir antes que modificar una simple carta agraria que afectó su pequeña finca, se pregunta uno qué ha de esperarse para el derecho de propiedad de otros productores, sean grandes o pequeños. Parece consecuente entonces afirmar que con Brito ha muerto el derecho a la propiedad por más que lo disfracen con ropajes pseudo-legales de "social", "comunal", etc.

Si la Fiscal General, garante de la legalidad, anunció que Brito estaba demente sin que examen médico ni juicio alguno avalara tal aserto; si la Defensora del Pueblo omitió adelantar acciones legales; si el Director del hospital estatal de los militares impidió el derecho a un tratamiento aceptado por el enfermo, ¿qué conclusión podemos sacar acerca de la vigencia de los Derechos Humanos?

El tránsito de Brito no es solo una noticia sino el punto de inflexión para dejar bien claro hasta dónde están dispuestos a llegar los que una vez más buscan imponer el "hombre nuevo" después de tantos fracasos históricos.

Este columnista saluda y admira a Brito quien antes de morir tuvo la grandeza de perdonar a sus verdugos. Pedimos a Dios que nos conceda también esa misma capacidad de perdón pero será con el tiempo por que de momento se nos hace difícil.

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