martes, 14 de septiembre de 2010

Una sociedad democrática

Por: Pompeyo Márquez

"Ningún hombre puede, aunque quiera, conformar su fe en los dictados de otro Hombre" Carta sobre la Tolerancia, John Locke, 1689

Inicio este comentario con esta cita de Locke como prueba de cuán remota es la lucha contra la autocracia y por una sociedad democrática. Venezuela tiene planteado ese combate contra una autocracia militarista de tendencias totalitarias al estilo castro-comunista.

Alguien ha escrito que estamos en presencia de un neoanticomunismo. No. Lo que tenemos ante nuestros ojos es querer implantar un régimen que reproduce todo lo maligno del comunismo del siglo XX que después de 70 años fracasó rotundamente en la URSS y países de su órbita.

Un régimen que terminó siendo una dictadura policial-militar, según el decir de Gorbachov, donde la intolerancia, el partido único y una capa de burócratas a nombre del proletariado se apoderaron de un país.

Además, se implantó el más perverso culto a la personalidad que ahogaba todo debate y se imponía la intolerancia, igual que en la Alemania nazi y la Italia fascista, como lo demuestra Hannah Arendt en su célebre estudio Sobre los Orígenes del Totalitarismo.

Debe Venezuela impedir este avance hacia el totalitarismo y derrotar políticamente a este régimen. El 26 de septiembre es un importante paso en esta dirección.

Pensamos que el 27 de septiembre amanecerá una nueva realidad política. Pase lo que pase. El desprecio hacia la Constitución, la Ley y Reglamentos Electorales por parte de un autócrata que se burla del país, deberá ser enfrentado con unidad y con coraje.

No es posible semejante descaro en el uso de los recursos de todos los venezolanos a favor de una parcialidad. Es la ruptura de todo equilibrio en los procesos electorales.

En esta elección de diputados a la Asamblea Nacional el erigirse candidato en las 165 circunscripciones electorales es uno de los mayores atropellos que haya cometido el autócrata en el curso de estos 12 años que va a cumplir en el poder.

En su carrera hacia el totalitarismo arrasa con el aparato productivo, las Instituciones y coloca a la Constitución a un lado, no es que la viola, es que la desconoce totalmente.

Tómese el área que se tome de la vida nacional y se observará que no tenemos reglas de juego, que no hay igualdad ante la ley, que no hay a quién recurrir ante un determinado atropello porque todos los poderes están en manos de un hombre que maneja al país, a su hacienda pública, a la fuerza armada y policial como si fueran de su propiedad.

Hace sentir su voluntad omnímoda. No tiene quién lo controle. Y así lleva al país hacia un despeñadero. No pretendemos que tales juicios constituyan la exageración de un disidente con esta política, es la realidad que cualquier observador nacional o internacional puede captar.

La lucha se polariza entre civilización y barbarie, entre totalitarismo y democracia. Entre intolerancia y libertad.

Venezuela clama por un funcionamiento democrático de la sociedad. La gran demostración deberemos darla el 26S, con la perspectiva de continuar la lucha hacia 2010. Y hacerlo con la más amplia unidad, ahora, mañana, pasado mañana.

Dicho en términos prácticos: ganar el 26S, ganar el 2012 y gobernar unidos después del post chavismo.

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