miércoles, 22 de junio de 2011

El Rodeo

Por: Ernesto Alvarenga

Lo que hemos visto y escuchado alrededor de la "masacre" del penal de El Rodeo, es tan dantesco, indigno y bárbaro que deja correr la máscara represiva, antidemocrática y de violación de los derechos humanos que como guión aprendido repiten y cacarean cada uno de los voceros del régimen totalitario que hoy nos gobierna.

Responden con gran violencia a un sector de la población que por múltiples razones terminan tras las rejas. Está claro que estar privado de libertad ya constituye un castigo. Una vez convertido en reo, es el Estado el responsable de velar por su salud, seguridad, situación procesal y derechos humanos. Cuando esto no ocurre, tal como lo hemos visto, no solo en las cárceles, sino a diario en las calles, queda evidenciado como una gran verdad del tamaño del sol, el gran fracaso de las políticas de seguridad, penitenciarias y judiciales en general del régimen que hoy nos gobierna.

El modelo que hoy tratan de inculcarnos a golpe y porrazo no es capaz de generar empleo, educación y ni siquiera condiciones dignas de vida. Maquiavélicamente es el propio modelo el que crea y reproduce las condiciones miserables de vida de la inmensa mayoría de los venezolanos, esto como una condición necesaria para la permanencia del régimen chavista en el poder.

La tragedia que hemos presenciado no será resuelta de manera individual, menos aún si se pretende hacer por el camino de la violación de los derechos humanos. Es absolutamente necesario establecer las responsabilidades en el alto gobierno. Alguien tiene que explicar el ingreso de esta cantidad de armamentos, drogas y demás elementos de guerra. ¿Cómo pueden explicar las autoridades civiles y militares la represión desbordada contra los familiares de los reos, que por razones humanas asumen fervientemente la defensa de sus seres queridos?

No contamos con cifras confiables de heridos y fallecidos, con nombres completos y Nº de cédula de identidad. Son demasiadas las preguntas que el pueblo venezolano se está haciendo, preguntas que el propio régimen quizás no querrá responder. De seguro, cuando pongamos de nuevo en vigencia nuestra Constitución de 1999, se establecerán las verdaderas responsabilidades y sabremos a ciencia cierta cuántas muertes dejó esta vil masacre.

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