sábado, 16 de julio de 2011

No soy de aquí, ni soy de allá

Por: Froilan Barrios Nieves

La música, la poesía y la filosofía han signado la vida y conducta de generaciones, dejando en el sendero cicatrices, sentimientos y huellas inolvidables a quienes haya correspondido conocer con intensidad el pensamiento de cualquier época.

Cuando muere asesinado Jonn Lennon el 8 de diciembre de 1980 no sólo marcó su desaparición física, desapareció el artista que interpretó como jamás a los jóvenes del mundo entero.

No conocíamos el significado de una sola letra de "Come together", "Don’t let me down" o "Woman" y al mismo tiempo significaban sus acordes una postura rebelde ante la sociedad que marcó a generaciones de los cinco continentes.

En el caso de nuestro continente ese rol le correspondió sin saberlo a Facundo Cabral. Tuve la oportunidad de conocerlo en 1972 en una Valencia taciturna con vocación de ser una ciudad industrial.

En una noche del Ateneo de Valencia, en presencia de 20 personas, conocimos al trovador desconocido en su primera visita a nuestro país, de las innumerables que realizó por varias ciudades de esta región del planeta que amaba, como solía decir.

No sabíamos ese día que sería el famoso poeta que paseó sus rimas por 168 países del globo terráqueo y quien conquistó a millones de adeptos en todos los idiomas.

Amado y detestado por izquierdas y derechas. A los primeros por que rechazaba el concepto de lucha de clases, propugnando la integración social en base a la justicia divina, y por los segundos por difundir su definición de riqueza, situándola mas allá del bien material en la riqueza espiritual del ser humano.

Crítico mordaz de los políticos del mundo a quienes despachaba permanentemente con dardos como: "los políticos dicen estupideces y los gerentes gerenteces".

Definitivamente difundía una filosofía de la vida, de la convivencia y del amor al prójimo como la anécdota con la madre Teresa de Calcuta y el baño al leproso. De igual forma ironizaba con la naturaleza humana cuando mencionaba "comen pasto, millones de vacas no pueden equivocarse".

Él mencionaba soy un vagabundo first class y de mí no puede esperarse nada, cuando en realidad fue nominado al premio nobel de la paz en 2008.

Se atrevió a anunciar su despedida y demostrar a la vez que nadie elige su final, siendo tan paradójico que quien fuera declarado por la ONU como mensajero mundial de la paz muriera una triste mañana guatemalteca por manos asesinas.

Facundo se fue dejando un legado de vida, con un concepto irreverente y fresco como la primavera. Se fue a otro mundo fantaseando como solía soñar persiguiendo eternamente en bicicleta a Manuela y retando a la muerte con la frase cervantina "no fuyares cobarde es un varón que os acomete". Eterno por siempre Facundo Cabral.

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