domingo, 27 de diciembre de 2009

Mujeres en riesgo

Por: BERNARDO KLIKSBERG

Mató
a su novia de 75 puñaladas y lo condenan por imprudencia", reza el titular periodístico. El tribunal de General Roca, en Argentina, entendió que, como estaba alcoholizado, el asesino actuó de manera negligente y sin intención. La sentencia fue apelada por el fiscal. En Guatemala hubo 2.920 homicidios de mujeres en los últimos cinco años, y la Fundación Sobrevivientes, apoyada por el Gobierno, da ayuda a 18.000 mujeres que han sido víctimas de violencia doméstica. Más de 500 mujeres fueron asesinadas en Ciudad Juárez desde 1993. Cada año se reportan 100.000 denuncias por violencia doméstica en Perú. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el 40% de las mujeres de América Latina sufre violencia física, y en algunos países cerca del 60% padece violencia emocional.

Hay avances
, pero la violencia de género y la impunidad continúan. En un fallo ejemplar que sentó un precedente pionero, la Corte Interamericana de Derechos Humanos acaba de dictaminar sobre los asesinatos de varias adolescentes en Ciudad Juárez: el Estado mexicano "debe encontrar, juzgar y condenar a los culpables"; remover todos los obstáculos que impiden una "debida investigación"; investigar a los funcionarios acusados de "irregularidades" en la investigación, sancionarlos y realizar un acto público de reconocimiento de su responsabilidad en honor a la memoria de las jóvenes, y erigirles un monumento para recordarlas.

Ante la gravedad de la violencia de género en el mundo (en Italia, por ejemplo, siete millones de mujeres sufrieron agresiones o maltratos al menos una vez en su vida), el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, ha lanzado la campaña universal Únete para poner fin a la violencia contra las mujeres.

La violencia es uno de los campos donde hay muchísimo que hacer en discriminación de género en América Latina. Otro muy complejo y delicado es la situación de la mujer en el mercado de trabajo, como lo indica Trabajo y familia, un riguroso informe de 2009 realizado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la OIT.

La sociedad saludó el ingreso masivo de la mujer al mercado laboral. Más de 100 millones de mujeres trabajan, y ello es una fuente fundamental de dignificación, autoestima, y hace un decisivo aporte al producto bruto. Entre otros indicadores, la CEPAL ha estimado que si no fuera por las mujeres pobres que trabajan, la pobreza urbana sería un 10% mayor, y la rural, un 7%, lo que supone unas cifras explosivas en una región donde una de cada tres personas es pobre.

El 50% de las mujeres que trabajan lo hace en la economía informal, con bajas remuneraciones y casi sin protección social. La vida tampoco es un lecho de rosas para las mujeres ocupadas en empresas en la economía formal. Ganan el 70% de los hombres, deben hacer méritos muy por encima de la norma para progresar y tienen una limitada representación, menor al 20%, en responsabilidades directivas.

Al mismo tiempo, las mujeres siguen a cargo de los niños, los hogares, las personas mayores y toda la "economía de cuidado". En México, por ejemplo, dedican a ello 50 horas semanales, mientras que los hombres, sólo 10. Ni sus cónyuges, ni las políticas públicas, ni las empresas las ayudan mayormente en su doble y agotadora jornada diaria (en el trabajo y el hogar). Entre otros aspectos, la discriminación hacia las mujeres que quieren ser madres, o lo son, sigue siendo activa. Es difícil argumentarla como suelen hacerlo algunos sectores empresariales como un problema de costes cuando, según estima la OIT, el coste de licencias de maternidad, apoyo a la lactancia y guarderías es el 2% del sueldo de las mujeres, y la mayor parte es subsidiado por la Seguridad Social.

En la crisis actual, los impactos para las mujeres latinoamericanas son mayores que para los hombres. Mitos como que el trabajo de la mujer es secundario o que su aporte al mantenimiento del hogar es marginal, ajenos a la realidad, inciden en sus altas tasas de despido y sus reducciones salariales. Además, son más vulnerables frente a la crisis porque "el funcionamiento de las instituciones laborales que protegen sus derechos es más débil, y por su menor presencia en organizaciones sindicales y en sectores que negocian colectivamente".

Por otra parte, sus responsabilidades en hogares apretados por el aumento de la desocupación (2,5 millones de desocupados nuevos en 2009) y la pobreza (8 millones de pobres adicionales) son crecientes. Asimismo, es débil su presencia en algunos de los espacios de más peso en las decisiones económicas vinculadas con la crisis, como los ministerios de Economía y los bancos centrales.

Todos los problemas mencionados sobre la condición de la mujer en América Latina tienen respuestas posibles. Hay importantes luchas en marcha, y no pertenecen al mundo de las quimeras. Se están practicando en sociedades avanzadas como las nórdicas, en donde la sociedad apoya activamente con leyes y presupuestos a las mujeres que trabajan. Son de alto interés iniciativas como el plan para conciliar trabajo y familia que lanzó la Generalitat de Catalunya, que consta de 166 medidas y afecta a 13 departamentos. Entre ellas están: incentivos a las empresas, tener en cuenta sus récords en esta materia en las adjudicaciones de contratos, impulso al teletrabajo, flexibilización de horarios en los centros educativos e impulso a las guarderías rurales.

La impunidad, la discriminación, el machismo no afectan sólo a las mujeres. Como lo plantea la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navanethem Pillay, la igualdad de género "es esencial para la realización de todos los derechos humanos, el desarrollo sostenible y el progreso general de todas las sociedades". La cuestión no es en América Latina un problema de las mujeres, sino colectivo; está en juego el perfil ético y la calidad de las sociedades de la región. No hay más excusas posibles, es hora de pasar de los discursos a las acciones.

Bernardo Kliksberg es economista, asesor principal de la ONU/PNUD para América Latina y coautor de Primero la gente junto con el premio Nobel de Economía Amartya Sen.

viernes, 25 de diciembre de 2009

2009: año de frustraciones

Por José Guerra

Concluye otro año y con él se marcha también parte del ciclo vital. Doce meses más de una década que parece interminable donde la tónica ha sido la experimentación con un país al aplicarse políticas erráticas unas y contradictorias otras en busca de una quimera llamada el socialismo del siglo XXI, cuyo rostro es cada vez más parecido a los modelos fracasados en Europa, Asia y América Latina.

Desde el punto de vista económico, ha entrado Venezuela en la fase de estanflación al registrarse una contracción de la economía y al mismo tiempo sufrir el alza de precios.

Quienes analizan los hechos simplistamente pueden tentarse a afirmar que ello se debe a la crisis global que desde septiembre de 2008 afecta la economía mundial.

Sin embargo, la información consignada en el gráfico adjunto documenta que la caída de la economía nacional viene ocurriendo desde finales de 2007, porque esta declinación del PIB no es un hecho meramente coyuntural sino que más bien pareciera obedecer a un agotamiento del paradigma económico que guía al gobierno y consiste en reducir a su mínima expresión al sector privado de la economía con el objeto de darle preeminencia al Estado en su rol de empresario.

Con la recesión y la inflación que expresan las cifras oficiales quedaron seriamente averiados los pronósticos del gobierno acerca de lo que debió el comportamiento de la economía en 2009.

Así, el Ministerio de Economía y Finanzas estimó que la inflación cerraría 12% y todo indica que su valor alcanzará 27%, más del doble de la cifra anunciada. En cuanto al crecimiento de la economía, éste se previó en 4,0% y lo más probable es que la economía decrezca alrededor de 2,5%.

La destrucción del BCV
En 2009 se consolidó la destrucción institucional del BCV, exacerbada con un engendro sacado debajo de la manga por Armando León y Rodrigo Cabezas cuando concibieron el Fondo Nacional de Desarrollo (Fonden) para confiscarle las reservas internacionales al banco central y de esa forma permitir el financiamiento con impresión de dinero del déficit fiscal.

Entre otras razones por esas transferencias de los activos del BCV es que la inflación se mantiene elevada no obstante los controles de precios y de cambio.

Si fuese poco, la despedida del año toma a Venezuela con la quiebra de varios bancos y la posibilidad de que otros sigan el mismo camino, no ya como consecuencia del latrocinio de falsos banqueros aliados con funcionarios situados en las posiciones más altas del escalafón de la administración de la finanzas nacionales, sino más bien como resultado del deterioro de la economía y el consecuente impacto negativo en la cartera de crédito de los bancos.

La sacudida bancaria probó lo que era un secreto a voces: la sociedad conformada por la llamada boliburguesía y ministros y ex ministros del gobierno de Hugo Chávez.

El Poder Judicial
Se va 2009 con una nueva doctrina constitucional, lanzada por la presidenta del TSJ, según la cual no debe haber separación de los poderes ni el control entre ellos sino todo lo contrario, que exista un solo poder, el Ejecutivo.

Aunque en la práctica ello ha venido sucediendo, su legalización constituiría no solamente un exabrupto sino también un gravísimo peligro para la vida republicana de Venezuela.

Fueron muy sabios los que diseñaron el sistema de pesos y contra pesos en una República en la medida en que la rama Ejecutiva suele ser arbitraria y para ello el Poder Judicial es el encargado de erigir una barrera institucional para atenuar la tendencia generalmente despótica de los presidentes.

Algo similar sucede con el Poder Legislativo, reclamado a dictar leyes como representación de la soberanía popular manifestada en comicios libres. Todo ello puede ser borrado por un TSJ dedicado más a legalizar los actos del gobierno que a impartir justicia de manera independiente.

La inclemencia con la cual actúan los jueces y fiscales al servicio del gobierno se puso una vez más de manifiesto en los juicios de los cuatro comisarios y los policías sentenciados a la pena máxima y en el Casio del prefecto de Caracas, Richard Blanco.

Ante un muro infranqueable se estrellaron los alegatos razonados de los abogados defensores que clamaban por juicios en libertad para los imputados. Algo similar sucede con los casos de corrupción.

Mientras los ex gobernadores Didalco Bolívar, Manuel Rosales, y Eduardo Manuitt tuvieron que pedir asilo porque la cárcel era su destino, indiciados con pruebas irrefutables que acababan de dejar alcaldías y gobernaciones, fueron promovidos a cargos de mayor responsabilidad y con alta concentración en el manejo de recursos financieros, en una especie de ensayo para que afinaran sus dotes en el peculado.

Pero en la medida que el país se sumerge en la crisis con ella se alzan también las posibilidades de una nación que no se ha rendido ante la acumulación de poder de una persona que no tiene límites en sus ambiciones de seguir mandando.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Mi amigo Wuilly

Por: Marcelo Morán

Hace treinta años, cuando se producía un secuestro había una conmoción que sacudía los cimientos de todo el país. No era común, ni siquiera en los tiempos gloriosos de la guerrilla política que intentó sembrar base en la década de los sesenta. Hoy, las cifras son tan alarmantes que cualquier hecho que se registre en cualquier parte de la nación se ve como algo normal.

Desde ese tiempo se hablaba de la inseguridad y de otros flagelos que le hacían comparsa: como la corrupción, que empezaba a socavar de manera terrible los estratos de la sociedad al extremo de que no había ningún organismo en Venezuela exento de sus tentáculos.

Es por ello que ahora traigo a colación el caso de amigo Wuilly, a quien conocí 1973, en Maracaibo, después de instalarme con mis padres en la urbanización La Marina, adonde habíamos venido a parar procedente de las Parcelas de Mara.

Ambos éramos adolescentes y jugábamos pelota con otros vecinos en las desiertas calles de la recién fundada San Jacinto. Wuilly era un perreroso incorregible que resolvía las desavenencias del juego a trompadas. Terminó el bachillerato a fuerza de reparación y luego, entró en las filas de la policía estadal. Al cabo de un año vi su fotografía en uno de los diarios de Maracaibo.

Había sido expulsado del cuerpo policial por su mala conducta basada en casos puntuales de extorsión y otros delitos. De allí no lo vi más hasta los primeros días enero de 1980, cuando me tocó entrar por casualidad a un restaurante de especialidades del mar en la avenida Bella Vista.

Ése día yo tenía una entrevista para entrar al hoy extinto Banco de Maracaibo luego de culminar con éxito un largo y aburrido curso de computación. Entré al restaurante a efectuar una llamada telefónica para corroborar la hora de la cita. Allí estaba Wuilly: se veía muy elegante, flanqueado por dos damas y otros dos caballeros. Disfrutaba de un banquete digno de un ejecutivo: había dos botellas de escocés de la marca más codiciadas del planeta. Una rueda de mariscos, tan hermosa, que parecía uno de los tapices guajiro diseñado por el también desaparecido artista Luis Montiel, un reloj de impresionante brillo se mecía en su muñeca de lado a lado.

Cuando se dio cuenta de mi presencia, exclamó:

-¡Hermano mío!

-Sentate. Conozcan a Marcelo. Echate un palo. Vamos a comer –decía emocionado.

Yo, más que alegre, estaba sorprendido por los signos de opulencia que mostraba el inefable amigo Wuilly.

“ En que andará éste”, me decía a mi mismo conociendo muy bien sus correrías.

A pesar de que era hora del almuerzo no deguste ninguna pieza de los exquisitos mariscos. Le dije que no podía libar licor, pues en escasos minutos tendría una entrevista, y se iba a ver de mal gusto que percibieran un olor a aguardiente, sobre todo de quien aspiraba a ser reclutado como trabajador, así fuera del whisky más caro del mundo. De modo que se quedó tranquilo, rememorando algunos pasajes de nuestra adolescencia.

Hice un paréntesis para realizar la ansiada llamada, y luego de varios minutos me despedí de todos con premura, pues por nada del mundo me perdería esa cita de trabajo.

Era la hora del tráfico pesado y en que el sol maracucho se empeñaba en hacer sus estragos. Después de veinte minutos de calurosa espera, paró un por puesto. Y justo cuando lo abordaba vi a Wuilly saliendo a toda prisa por la puerta de emergencia junto a sus tres acompañantes, detrás de él, un tumulto de gente trataba de librarse a toda costa de un chorro de humo que empezaba a escaparse también a través de la misma salida.

El tráfico se detuvo y un aluvión de curiosos nos quitó en segundos la visibilidad.

-¡Explotó la cocina del restaurante! –grito alguien en la confusión.

El carro arrancó y pude llegar a mi compromiso con media hora de antelación. El resultado de la entrevista me hizo olvidar de una vez el incidente, pues al otro día me estaba estrenando como empleado de la “Entidad bancaria más sólida y antigua del país,” como era el lema del banco. Sin embargo, en el reposo del almuerzo visualicé un periódico. Le di una ojeada y en la última página estaba la noticia:

“Explotó bomba lacrímogena en restaurante”.

Diez personas fueron atendidas de emergencia en el hospital más cercano por presentar severos problemas respiratorios, decía además el rotativo.

Doblé el periódico y enseguida me acordé de mi amigo Wuilly.

El rostro de 2010

Por: Alonso Moleiro

Se va un año que, como quedó reseñado, fue inusualmente arisco y difícil. A las complicaciones cotidianas que de natural hemos tenido que enfrentar como país en cada lustro, se fueron sumando otras, producto de la ineptitud de un gobierno que, queriendo sin querer, lo único que hace es complotarse en contra del bienestar general.

Deficiencias de servicios y zozobras en materias como la inseguridad personal a las cuales habría que sumar estupideces acumuladas en cada mes, como aquella de la democracia del espectro radioeléctrico ­con la asignación a la frecuencia concedida a la Asamblea Nacional ya vimos que, en lo tocante a estos temas, por "democracia" el Gobierno sólo entiende espacio para ensanchar su burocracia­ o la otra tarugada de la república comunal: un gobierno que ni siquiera saber hacer que los semáforos funcionen pretende que le creamos que puede parir una replica tropicalizada de los soviets.

No hay que engañarse, no promete demasiado el 2010. Si la existencia de la física existe deberían los números de encuestas y elecciones tomar nota del descontento popular producto del deterioro de la calidad de vida de todos.

Descontento éste que, de materializarse, como siempre, no encuentra expresiones políticas acabadas. Ya hemos presenciado cómo ha quedado vulnerada la lógica de la política convencional en todos los lances anteriores

A quienes hemos decidido quedarnos, nos toca conjugar con sensatez y responsabilidad la pelea por salvar a este país. El alto gobierno trama un perverso plan para no dejarle espacio a nadie más, ni siquiera a aquellos de sus compañeros que discrepen, siempre postulando imposturas a nombre de la causa popular.

La estructura misma de la nación que conocimos podría conocer una terrible metamorfosis. No se trata, necesariamente, de casarnos con todas las bondades y miserias de la nación.

Todo el mundo puede decidir en su fuero personal que quiere vivir, si le provoca, en otro lado. Hablamos, en este caso, de algo más estructural: tener país al cual regresar el día en que decidamos volver.

El Gobierno cuenta con sus simpatías, pero cada vez esconde con menos decoro qué se trae entre manos con su disparatado proyecto, y la distancia entre los que Chávez postula y lo que el grueso de sus seguidores espera se va ensanchando objetivamente.

En eso consiste la tibieza de la gente recogida en todas las encuestas y ese debe ser el epicentro de un movimiento nacional destinado a que la nación recupere la cordura en los dos años que quedan.

¿Serán suficientes los índices de criminalidad, la deficiencia de los servicios, la probada estulticia de la plana mayor que nos gobierna, la quiebra de Guayana, la comprobada circunstancia de que el país no camina, que llevamos diez años dando vueltas en torno a un montón de estupideces superadas en todo el mundo para que la voluntad de las masas se desplace a otra parte?

¿Estará el Gobierno en capacidad de imponerle su voluntad al país aún si llega a estar en minoría? ¿Podrá la oposición superar sus lastres para presentar una alternativa que nos permita enderezar el rumbo?

No voy a decir que es seguro, pero yo siento que las condiciones tienen rato madurando, lenta pero progresivamente.

Entretanto, quienes, aún sabiendo que, viviendo en Madrid o estudiando en Canadá, no tenemos en nuestras mentes otra oficina que no sea ésta, otro registro de afectos que nos complete de igual forma, otra forma de ser ciudadanos del mundo, tenemos que, al mismo tiempo, arrear con todo para intentar ser felices con nuestros hijos y familiares mientras libramos una batalla que definirá cómo viviremos en la décadas que siguen.

viernes, 18 de diciembre de 2009

La 'cuestión' de Oriente

Por: Augusto Trujillo Muñoz

Su historia se caracteriza por la guerra, pero más que agresores han sido agredidos. Primero fueron dominados por Ciro y luego por Alejandro Magno. En 1221 invadió su territorio el Gengis Khan quien, hacia finales de la centuria anterior, fue considerado por un grupo de historiadores como el hombre más poderoso del milenio. En el siglo xx los invadieron los rusos y en el siglo xxi los norteamericanos.

Irak y sus vecinos son árabes. Como los judíos, los árabes tienen un origen semita que, al parecer, se remonta hasta el viejo patriarca Abraham cuyos dos hijos, uno tenido en Sara y otro en Agar, son considerados los padres de aquellos pueblos tan antiguos como rivales. En Irán son persas. Sus antepasados formaron uno de los más grandes imperios de la antigüedad. Pero todos ellos, en el siglo xx, fueron obligados a jugar en el ajedrez de la guerra fría, empujados por la Unión Soviética y por los Estados Unidos.

Kabul, Bagdad, Damasco, Jerusalén figuran entre las ciudades más antiguas del mundo. En Ariana nació el célebre Rig Veda, uno de los textos fundamentales del hinduismo. Mesopotamia produjo el código de Hammurabi y luego Bagdad, varias de las más famosas obras de la literatura universal. Jerusalén es una ciudad sagrada para tres de las religiones más extendidas por el mundo. En fin, Oriente se corresponde con los orígenes de la civilización.

Las cosas cambiaron con la aparición de Occidente y de la modernidad. La expansión económica y militar de Europa impuso una visión del mundo que se consolidó con el hallazgo de la ruta de las especias y el descubrimiento de América. La historia de Europa también se caracteriza por las guerras pero, a diferencia de los pueblos de oriente, los europeos han sido más agresores que agredidos. En América los continuadores de la vocación expansiva de Europa son los Estados Unidos.

Después del 11 de septiembre la historia es menos desconocida, pero más manipulada por el gobierno norteamericano y por los medios de comunicación de Occidente. A la violencia de aquel día el fundamentalismo de Bush respondió con la violencia de una década. El resultado no ha sido ni la victoria ni el armisticio. Han sido la injusticia y la venganza, en un mundo en el cual la política, como sustituto de la guerra, exige unos patrones de conducta que garanticen la convivencia.

El mundo vive un desajuste espiritual que hace difícil no sólo la coexistencia armoniosa sino el mismísimo debate propio de las sociedades plurales, sin el cual es imposible concebir la democracia. En efecto, si el fin de la guerra fría trajo consigo lo que podría llamarse la “cuestión de Oriente”, esta especie de pax romana de los gringos, pone sobre el tapete una suerte de “cuestión de Occidente”.

Salvo las potencias emergentes de Asia, los pueblos de oriente perdieron el lugar que ocupaban en la geopolítica del siglo xx. La civilización occidental no sólo los ignora sino que quiere cooptarlos. El propio presidente Obama, al poco tiempo de recibir el premio Nobel de la paz, envió treinta mil soldados más a Afganistán. ¿Dónde está la política como sustituto de la guerra?

Con razón el sociólogo Amin Maalouf –nacido en Beirut, residente en París e hijo tanto de Oriente como de Occidente- sostiene que mientras aquel ha llevado su conciencia ética hasta la indigencia, éste ha convertido su conciencia ética en herramienta de dominio. El resultado es que las actitudes asumidas por cada uno de los dos –Oriente y Occidente- terminan siendo poco diferenciables desde el punto de vista moral.

El reloj de hielo

Por: Ana María Cano Posada

El reloj de sol existía cuando la intemperie y la naturaleza regían la vida sobre el planeta; y el reloj de arena era preciso cuando la perpetuidad y la conservación en monumentos que abarcaban a muchas generaciones, era lo único que importaba en una historia humana que comenzaba a construirse sobre la tierra que apenas tenía huellas humanas.

Sin percibir el enorme surco abierto por el uso y abuso de ejércitos de humanos que buscaron aquí su supervivencia y su lucro en los recursos naturales, comenzó a sentirse el efecto en severas modificaciones planetarias. Ahora la metáfora es en sí una obra de arte efímera y dramática: un oso polar en hielo, que se deshace a lo largo de diez días, sin que nadie pueda impedirlo, pero todos asistimos a este desesperante derretimiento.

Once toneladas de hielo y diez días de existencia son las señales particulares de esos dos concretos símbolos de la fragilidad del planeta ante el calentamiento global y de nuestra postura por completo externa a lo que ocurre. Dos osos polares que fueron hechos por el escultor Mark Coreth, ambos con una estructura de metal por dentro, uno en Copenhague en una de las plazas que dan a la gran conferencia climática de la ONU en este diciembre de 2009 y el segundo en Trafalgar, en Londres, desde el 11 de diciembre, los dos desaparecerán antes de Navidad. Es un acierto este símbolo para que quede en la memoria de los que somos testigos de este momento donde el futuro nos impone recomponer la jugada de nuestro estilo de vida en el planeta, hoy insostenible individual y colectivamente.

Mientras este acontecimiento artístico y ecológico ocurre ante los ojos, pasan delegaciones, curiosos, detractores por aquella conferencia que busca, al reunir a 110 jefes de Estado, hacer algo definitivo para cambiar la mentalidad de los países y la actitud frente a la responsabilidad personal en el deterioro, pero se teme pueda llegar a desperdiciarse esta ocasión única de que los humanos nos hagamos cargo de lo acumulado por generaciones al devastar el planeta como si fuera una propiedad privada individual y una fuente desechable de recursos.

La prueba de la completa falta de conciencia es que el Protocolo de Kioto, asumido por unanimidad en 1997 y que tenía unos compromisos que irían hasta 2013, ha sido ignorado y saboteado al punto de llegar a esta nueva conferencia con los mismos referentes, los de buscar un culpable al cual poderle endilgar toda la responsabilidad para que los enormes productores de deterioro ambiental y los pequeños queden enfrascados en una rebatiña. Una batalla de culpables que es parecida a la de aquel que intenta hacer algo por sí mismo contra el cambio climático pero se descorazona ante el primer vecino que contradice el mandato de preservar los recursos naturales y fácilmente desiste. Quién da menos, es la consigna.

Ese delicado equilibrio de supervivencia con permanencia del planeta para las generaciones que siguen es lo que nos queda en la imagen perdurable de ese oso polar derritiéndose ante nuestra actitud egoísta e impotente. Que no vayan a timar al planeta los negociadores y los jefes de Estado que representan el mundo en Copenhague como si fueran los dueños del balón: las consecuencias de esta irresponsabilidad histórica serán dramáticas, extensas y deplorables.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Venezuela: ¿un país en guerra?

Por: Marlon Montero Lugo

Esta es la pregunta que nos hacemos los ciudadanos cada vez que escuchamos las cifras de personas
fallecidas, víctimas de la delincuencia en nuestro país.

Según datos del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) entre 1999 y el 2008 ocurrieron 101.141 muertes violentas en todo el territorio nacional, es decir 28 personas diarias. Sí, escuchó bien, 28 personas diarias, casi tres equipos de fútbol.

Si usted cree que la situación está mejorando se equivoca. El Observatorio Venezolano de Violencia estima que nuestro país podría cerrar el 2009 con una tasa de homicidios que ronda la cifra de 18 mil víctimas de la delincuencia (49 por día), uno de los índices más altos en el mundo.

Esta situación nos debe llevar a la reflexión para buscar juntos las soluciones ante esta grave realidad. La delincuencia no conoce de parcialidad política, nivel económico ni tendencia religiosa. Todos por igual somos víctimas de este flagelo.

Durante los últimos 10 años hemos sido testigos de un proceso político que ha generado enfrentamientos entre los diversos sectores de la sociedad, afectando notablemente la lucha contra la delincuencia.

Adicionalmente, las instituciones encargadas de velar por el cumplimiento de las leyes en el país han sufrido un debilitamiento profundo, fomentando la desconfianza de los ciudadanos y complicando mucho más el escenario actual.

Antes era un conocido, luego le tocó a un amigo, más recientemente a un familiar. ¿Cuándo nos tocará a nosotros? ¿Cuantas madres de familia deben sufrir la pérdida de sus hijos para que se tomen, con la seriedad que se requiere, acciones contundentes para disminuir las cifras de homicidios?

Madres de Petare y el Country sufren por igual esta realidad. Resultados de un estudio denominado Mapa de Violencia 2008 muestran que Venezuela se ha convertido en uno de los países líderes en homicidios de jóvenes, ocupando el tercer lugar en América Latina, con 64,2 crímenes por cada 100.000 habitantes.

Debe existir un trabajo mancomunado del gobierno nacional con los estados y municipios, capaz de definir estrategias que permitan disminuir estos alarmantes indicadores.

Si los gobernantes realmente piensan en los ciudadanos deben dejar a un lado sus diferencias partidistas para coordinar en conjunto políticas públicas en materia de seguridad.

Como ciudadanos nos corresponde exigir a los líderes que tomen medidas acertadas para garantizar nuestras vidas y sobre todo, nos corresponde prohibirnos, a nosotros mismos, acostumbrarnos a tan dramáticas cifras que enlutan cada día a más familias venezolanas.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Si los hombres aprendieran de las mujeres…

Por: Patricia Lara Salive

En la aleccionadora entrevista que el miércoles le publicó El Espectador, ella hizo reflexiones que bien vale la pena recalcar, con la remota esperanza de que la Virgen de Los Remedios nos haga el milagrito de que algún amigo le mande a nuestro Presidente, quien no lee periódicos, un mensajito de texto contándole lo que dijo su colega. Y Dios quiera que también lo reciban esos otros “machos”, tan atornillados como Uribe a ese poder que los hace sentir más grandes, seguros, fuertes, atractivos y amados… Me refiero a esos pobres de Chávez, Ortega, Correa, y ahora Evo, para no hablar de Zelaya quien, por esa misma libido, llevó a Honduras al desastre que vive hoy.

Oigamos, pues, a la Bachelet quien, con un apoyo de 76%, bien podría repetir presidencia, pero no va a hacerlo porque la estética no se lo permite. Michelle, entre otras cosas, dijo:

“Creo que en la vida como en la política hay que ser ético y estético. Jamás cambiaría una situación para beneficio personal. Si yo alguna vez hubiera pensado que hay que hacer un cambio a la Constitución, habría mandado un proyecto de ley que hubiera entrado en vigor desde el próximo gobierno en adelante (…) No es una buena política que las personas arreglen las legislaciones, el mundo político, la autoridad a su tamaño. Los cambios en las leyes, en las instituciones, tienen que ser para mejorar la situación del país, no las situaciones personales”.

“Algunos dicen que el poder es sexy. Pero a mí no se me ha generado esa droga. El boato no me impresiona (...) Lo que sí he visto es que tiene que ver en algunos casos con la ambición personal, que puede ser ambición de fama. También he visto que hay en esto algo vinculado al género (…) No quiero caricaturizar..., pero... parece ser que en el caso del hombre se ofrece una suerte de atracción fatal más potente por el poder (…) Lo he visto en jefaturas diversas (…) Hay gente espléndida, encantadora, (pero) cuando llegan a un cierto cargo se transforman en pequeños dictadores”.

“Una mujer (…), Gilligan, ha hecho estudios de neurociencia basándose en observar cómo el niñito y la niñita resuelven los conflictos en los jardines infantiles. Ella dice que todos quieren resolver el conflicto (por eso no digo que los hombres llegan al poder a hacer una cosa mala y las mujeres una buena), pero las mujeres, cuando resuelven un conflicto, buscan el win-win solution. Buscan que el resultado sea bueno, pero no a costa de muchos heridos en el camino, sino de que ojalá todos salgan ganando. En cambio, los hombres se preocupan más por el resultado que por el proceso”.

Pensándolo bien, ¡qué bueno sería que, en Colombia, donde se han recorrido tantos caminos fracasados para lograr la paz, ensayáramos el único que no se ha probado: elegir durante un par de períodos a dos presidentas. ¡La primera podría ser Shakira! (¿Ya la vieron hablando de educación en Oxford, en el mismo escenario en que lo hicieron Churchill, Newton, Dalai Lama y Sor Teresa de Calcuta?). Luego podría ser cualquier otra… Así, el país sería más alegre, pacífico, educado, próspero y, por consiguiente, más feliz…