sábado, 12 de febrero de 2011

El Islam y la democracia

Por: Pompeyo Márquez

Con motivo de los trascendentales acontecimientos que se viven en el Norte de África, en Egipto, Túnez, Argelia, con determinadas repercusiones en el Medio Oriente, viene a mi memoria una obra llena de enseñanzas de todo tipo, me refiero al libro titulado Reconciliación, la biografía de Benazir Bhutto como ensayo póstumo, la ex primer ministro de Paquistán, asesinada cuando lucía con la mayor tendencia a asumir de nuevo ese cargo.

El Islam, la democracia y el mundo occidental. Estaba de "moda" la posibilidad de choques de civilizaciones (Hungton, Saddam Hussein). Bhutto enfrenta corajudamente tales especulaciones y levanta la idea de la existencia de corrientes democráticas en el Islam, entre los musulmanes de las cuales ella era una conspicua representante.

El párrafo siguiente resume su pensamiento: "Si la comunidad mundial ha de prevenir un choque de civilizaciones el camino debe ser promover los ladrillos de la democracia en el mundo islámico. Una fórmula para la paz es que las naciones democráticas promuevan elecciones democráticas y gobiernos democráticos allí.

Las naciones islámicas deben recibir ayuda para crear y sostener una infraestructura democrática; en el fortalecimiento de las elecciones democráticas y la gobernabilidad con el apoyo y el entrenamiento de los partidos políticos; colaborando en la creación, operación y el financiamiento de organizaciones gubernamentales de beneficencia y derechos humanos; animando, apoyando y protegiendo la prensa libre; colaborando en las reformas parlamentarias y constitucionales; ayudando a proteger un sistema judicial independiente y autónomo de la manipulación política; y no recompensando a las dictaduras militares, sino ayudando a equipar ejércitos que acepten la soberanía de una autoridad constitucional" (p. 280).

Y esta frase categórica respecto al tema que nos ocupa: "la democracia es un valor universal que es deseado universalmente" (p. 277). Se refiere a la pobreza, al analfabetismo, al atraso de esos países islámicos.

Otro tema central, además de la democracia, es la reconciliación. Son páginas notables dedicadas a él. A la tolerancia. Es básica esa actitud. Cita al Corán: "Para ti, tu religión; para mí, la mía" (p. 296). Se enfrenta a los fanatismos, a los odios. Sus llamamientos a la reconciliación constituyen toda una plataforma política.

Son experiencias vividas por la autora, como gobernante, en la oposición, en el exterior, especialmente en Estados Unidos.

En la lucha contra la pobreza propugna la creación de una clase media que vendría a ser un soporte fundamental de la democracia. Una democracia con desarrollo y al producirse éste se genera una clase media inevitablemente. Las experiencias actuales en China, India, y Vietnam ratifican estas predicciones.

Estas ideas de Benazir Bhutto son de actualidad para todo el mundo islámico. Cuando emergen las luchas de los pueblos árabes contra las tiranías, autocracias, que desgobiernan a sus países durante décadas. Todo indica que el futuro será la democracia con las modalidades que la historia y la cultura de esos pueblos impondrán.

Sería absurdo pedirles democracia a lo occidental. Pero hay principios básicos, entre ellos las elecciones libres, la separación de poderes, la alternabilidad, que marcarán los rumbos. Y la lucha contra la pobreza deberá estar en el centro de las luchas sociales.

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