viernes, 11 de febrero de 2011

Los lentes de Gladis Timaure

Por: Marcelo Morán

Gladis Timaure nació en Mene Grande el 01 de abril de 1957. A muy temprana edad se hizo costurera. En plena adolescencia se casa y fija residencia en Caracas, precisamente donde adquiere su primera máquina de coser, aunque ella recuerda la marca con tanta fidelidad, no queda sobre el arco ningún rasgo que certifique su nombre, pues se ha perdido en más de tres décadas de uso. Así lo percibí un día de enero en que tuve la dicha de visitarla.

Al entrar en su pequeño taller lo primero que se divisa es la inseparable zurcidora eléctrica. Hay una Biblia abierta; Gladis es cristiana evangélica. Arriba en la pared, hay cuadros que recuerdan la infancia de sus cuatro hijos, también hay un póster a color de un perro pastor alemán. Un ventilador de pie ayuda a refrescar el cuarto lanzando ráfagas de aire por todos los ángulos y atenúa también el traquetear de la máquina. Su hija, la pequeña Saraí de once años, hace en un cuaderno algunas de sus tareas sin descuidar el hilo escandaloso de una comiquita en la TV.

Antes de comenzar la sesión de costura, Gladis examina su equipo con la disposición de un mecánico automotriz; levanta el arco para revisar si todo ésta en orden. Si el carreto tiene suficiente hilo y si la aguja del arco se encuentra traspasada, y otros detalles que ameritan un escrupuloso escrutinio. Una vez terminada su evaluación pisa el acelerador y empieza el trabajo para la aguja fija que ella tendrá que llevar con el pulso de un cirujano por un trayecto recto u curvo, según lo requiera el diseño que se aprestará a zurcir, como si la guiara una línea invisible.

Ella cose ropa para damas y caballeros, y también cuando se lo exigen puede diseñar hasta mantas guajiras.

Gladis usa unos lentes para su presbicia adquiridos en esas campañas que empezó el gobierno nacional hace ya unos cuantos años con la estridencia de una carrera de corceles y ha terminado en días recientes en trote extenuados de burros. A partir del año 2004 mi situación económica empeoró a niveles intolerables por ser uno de los despedidos de PDVSA tras la huelga de 2002. No encontraba un trabajo estable debido a mi condición de vetado junto a otros veintitrés mil por mandato del gobierno nacional.

Los lentes que yo usaba y había comprado el año anterior con el equivalente de una quincena de trabajo los dejé olvidados en un borde del motor de mi carro tras hacer la revisión de rutina, y cuando traté de cerrar la capota después de encontrar todo sin contratiempo, los trituré, quedando sólo las patitas como recuerdo. De modo que estuve varios meses escribiendo mi libro Viaje a Santa Cruz de Wuinpumuin con todo tipo de complicaciones: un momento amanecía con los ojos irritados, otras veces me levantaba con terribles dolores de cabeza como si hubiera bebido en una parranda de un mes, hasta que un día, mi buena vecina Gladis averiguó las razones de mis quebrantos, y fue entonces cuando decidió compartir conmigo el milagro de sus lentes con los cuales logré escribir los veinte capítulos restantes; condensados en más de 140 formatos Word y más de 300 mil caracteres.

En 2007 al fin pude ponerme en otros, pero de baja calidad, de esos que se consiguen en puestos de buhoneros y que ayudan parcialmente a salir del paso, como dice el dicho popular, y con los que logré completar la última silaba del extenso relato.

Después de cuatro años, ésta buena samaritana que un día me prestó sus ojos para hacer realidad una vieja aspiración y que es merecedora hoy de mi respeto y mi gratitud eterna, aún conserva aquellos maravillosos lentes con los que continúa cosiendo; plasmando en cada trozo de tela que cae en sus manos el más hermoso motivo para seguir llevando a sus hijos adelante con la promesa en un mejor mañana.

3 comentarios:

  1. Don Marcelo; le estoy agradecido por compartir esas experiencias que para muchos a de ser insignificantes pero para quienes valoramos la buena acción de aquellas personas que desinterezadamente nos tienden la mano son enriquecedoras, la vida es como un bumerang y nuestras acciones seran retribuidas durante la existencia como seres humanos en esta tierra que Dios nos ha creado para vivir......

    Atte; Henry Luzardo

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  2. Marcelo con este articulo me trasladaste a mi niñes la cual fue justamente en Menegrande, la tierra que adoro tanto, gracias por compartir con nosotros un poco de tus tantas anecdotas y experiencias, trasmites mucha pasion en tus articulos, con gran facilidad me transportaste como si estuviera viviendo lo que te ocurrio, espero que siempre nos deleites con tus articulos, libros, canciones en fin, todo tu eres un ser hermoso tanto por dentro como por fuera, te deseo muchos exitos

    Atte,Sandra Baptista

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  3. Dios te de mucha salud y musas para deleitarnos con el maravilloso mundo de la lectura ....viviana

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