sábado, 14 de mayo de 2011

El apagón

Por: Ender Arenas

Fue un día amargo, llegué a mi casa un poco después de la 1.00 y al abrir la nevera sentí ganas de llorar: donde normalmente van los huevos tenía dos arepitas mustias, en el centro de la nevera se enseñoreaba una jarra plástica llena de agua y en las gavetas titiritaban de frío una cebolla morada, tres ajicitos margariteños y una ramita marchita de cilantro. Entonces apelé por lo que nunca, o casi nunca me falta, el pote de Toddy, les advierto que de pequeño siempre sentí envidia por el carajito que se empinaba un vaso enorme de la famosa bebida de chocolate con hielito picado. Abracé el pote emocionado, le di un beso y casi me puse a llorar, y me dije: tú y yo hemos hecho historia.

Pensaba bolserías cuando quité la tapa de mi licuadora, puse leche fría, tres cucharadas soperas de Toddy para hacerlo espesito y un poco oscuro, pero no demasiado, le coloqué cinco cubos de hielo grandes y la encendí llevándola a la velocidad de frappé.

Al principio mi licuadora giró como alma que lleva al diablo, pero fue la ilusión de un segundo, de pronto hubo un silencio aterrador. No hay nada peor como cuando una licuadora se paraliza. Un frío recorrió mi espina dorsal, lo que iba a ser un elixir de dioses era ahora una mancha marrón en la licuadora: ¡coño no había corriente!

Cogí la licuadora y me fui a la sala, siempre he tenido desconfianza de los enchufes de la cocina, la puse en la mesa de centro como si fuera un florero y la enchufé donde a veces pongo una lámpara y nada, desesperado me fui a mi habitación, la conecté después de desconectar el televisor y nada: ¡se volvió a ir la corriente!

Si no fuera porque yo nunca miento, ni yo mismo me creería que con esta licuadora llevo 15 de distintas marcas totalmente quemadas. Nadie me ha respondido por ello, a mí que he sido un suor modelo del sistema eléctrico nacional.

Bueno, para ser justo me han dado explicaciones de los cortes eléctricos, claro a lo largo de estos últimos años han variado, por ejemplo, al principio me decían que era algo así como interrupciones del flujo, después me decían que era por sobrecarga del flujo, después aparecieron cosas más exóticas como la iguana que interrumpió el flujo, la rama que cortó el flujo, la sequía que secó el flujo, la lluvia que mojó el flujo y ahora otra vez dale con el flujo. Ahora lo que sí es cierto es que nadie me ha pagado las jodidas licuadora.

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