lunes, 3 de mayo de 2010

Alta Guajira

Por: Nemesio Montiel F.
Muchas personas de Colombia y Venezuela creen que la Alta Guajira es un territorio solitario, aislado y donde sólo viven indios puros de guayucos, que también se lucen con orgullo, y mujeres que se pueden “comprar” fácilmente.

Tremenda equivocación, esa gente siempre ha vivido en contactos con las islas caribeñas y aventureros que a través de los mares llegaron a esas costas de mucha importancia geopolítica en América del Sur. Wuinpümüin, (desde las aguas) ha tenido una interesante historia con los conquistadores, piratas y comerciantes que llegaron a sus costas a buscar riquezas. No es ninguna novedad conseguirse con personas catires, de ojos rayados y de apellidos extranjeros como Weber, Harem, Kuas, Hebers, Cohen y Ruiz.

Ha sido producto del mestizaje con antillanos y de otras latitudes. Es reconocido en toda la península la presencia en la Alta Guajira del apellido Iguarán y Afanador como fundadores y que a través también del mestizaje se sembraron en esas tierras de misterios y leyendas. El escenario de los primeros arahuacos y de los pigmeos llamados jakalakui. Puerto Lodo, Puerto Estrella, Santa Ana y Nazaret son referencias de convivencia humana, de negocios y hasta del contrabando como muy bien lo refiere Rafael Escalona en su canción vallenata llamada: El Almirante Padilla.

Esta punta de Suramérica en el mar se abastece de víveres y mercancía de las islas antillanas que pasa hasta el resto de Colombia y Venezuela. A pesar de toda esta influencia externa, la gente que allí vive es hablante del wayuunaiki, mantiene su cultura y por ejemplo, las mujeres han sido siempre las mejores tejedoras de chinchorros y hamacas multicolores. El mejor chirrinche es de los alambiques de esas tierras al pie de la serranía de Makuira, donde existe una laguna encantada y la cascada, llamada también el chorro de la princesa Makuira que tiene una caída de más de 300 metros de agua. Desde Maracaibo, allá van a dar las chivas y camiones para llevar víveres a los familiares de los wayuu que trabajan y viven en esta ciudad. Guajira arriba, la madre tierra.

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