domingo, 30 de mayo de 2010

Por qué Mockus

Por: Oswaldo Barreto

A
dos días apenas de la realización de los comicios presidenciales en Colombia, aumenta el ya extraordinario interés que por doquiera ellos han despertado.

Y crecen las expectativas de que, en definitiva, sea Antanas Mockus el elegido, cabe pensar que las precisas circunstancias en que se dan estos comicios ligan indisolublemente los dos fenómenos.

Vale decir, quizás con escasa ecuanimidad, que lo que parece interesar por igual es el desenvolvimiento de unos nuevos comicios presidenciales en un país que ha conocido tantos y el desempeño en ellos de un candidato que ya en otras ocasiones se ha postulado como presidente.

Colombia y Mockus, indisolublemente ligados en este difícil momento que vive, no sólo Colombia, sino toda América. Cómo, se preguntarán, cuando menos mis lectores, colocar en esta Balanza de un lado el futuro y la suerte de toda una nación y del otro el desempeño electoral de uno de sus naturales.

Nadie duda que hay interés por lo uno y por lo otro. Pero con sobrada razón se nos objetará, de un lado, que Colombia siempre ha despertado interés universal por su peso específico en el plano geopolítico, demográfico, cultural y también por la manera dramática con que ha tratado durante décadas de desarrollarse como país civilizado y democrático.

Y se nos hará ver, por otro lado, que por singular hasta el excentricismo y por competente hasta el reconocimiento general como gobernante sabio y efectivo, Mockus no es sino un candidato más, un candidato que ya en otras ocasiones su aspiración a ser presidente ha sido escandalosamente derrotada.

Pero no somos nosotros los que equiparamos la suerte de Mockus con la de Colombia, sino las circunstancias. Es lo que sagazmente ha visto un grupo de 23 intelectuales de universidades de EEUU, de Europa Occidental y de Jerusalén que, en contacto directo y duradero con la sociedad colombiana, se preocupan por el atolladero en que ha caído este país en los últimos años y ven en el programa y capacidades de Mockus (cuyo desempeño como gobernante y como académico también le es conocido) el factor que puede estimular a todo el pueblo a encontrar la forma de salir de ese atolladero.

Bajo la dirección, al parecer del famoso politólogo y negociador noruego, Jon Elster, profesores de universidades de las regiones mencionadas, como Bernard Manin, especialista en historia y funcionamiento de regímenes de democracia representativa, como Edna Ullmann, profesora israelita que se empeña en encontrar los caminos del diálogo de su país con Palestina, o gente como el incansable luchador por la paz y la equidad en el mundo, Jürgen Habermas, hablan de la concordancia entre la difícil situación de una nación y las dotes concretas de un hombre.

Y estas dotes, no son sólo su probada "capacidad de llevar a la realidad las más complejas teo -rías sociales (Eslter dixit), sino también "su reputada integridad y capacidad de vincular en la acción la búsqueda de la paz social y el crecimiento económico (palabras del manifiesto) Hay, pues, razones para sostener a Mockus como posibilidad de encontrar salida para Colombia.

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