martes, 25 de mayo de 2010

Excusas que no convencen

Por: Fernando Luis Egaña

Nadie puede negar la habilidad de la "revolución bolivarista" a la hora de inventar pretextos que justifiquen las consecuencias directas de sus acciones y omisiones. Pero últimamente la calidad de los justificativos se ha hecho tan precaria, que hasta sus voceros más sectarios pasan el trabajo hereje para mercadearlas.

Así por ejemplo, pretender que la resurrección epidémica del mal de Chagas se debe al "calentamiento global", como alguna autoridad sanitaria planteara sin siquiera pestañear, no parece un argumento que logre captar a demasiados incautos.

Como tampoco funcionó la especie de que el aumento vertiginoso de la violencia criminal en Venezuela -por cierto que desde los primeros tiempos del "proceso revolucionario", se debía a una estrategia conspirativa del señor Uribe en connivencia con el paramilitarismo colombiano, para infiltrar los barrios venezolanos de agentes encubiertos y dedicados a fomentar el hampa.

Otro alegato de poco crédito, fue la respuesta del ministro Navarro ante la data de su propia memoria y cuenta ministerial sobre el descenso sostenido de la matrícula escolar, sobre todo en primer grado.

Afirmó el funcionario que se trataba de un "proceso natural, porque se ha reducido la tasa de natalidad en el país"... Pero resulta que la caída de la matrícula llega a 5%, y con todo y la disminución paulatina de la referida tasa, la población general ha aumentado en cerca del 20% en los últimos 11 años.

La estratagema de echarle toda la culpa de la inflación y del disparo del dólar paralelo a la "especulación dineraria de la oligarquía", que otrora tuvo razonable éxito mercadotécnico, ahora persuade menos, entre otras razones, porque el desmadre de los precios, aunado a la escasez, no se compadece -en el imaginario social- con la retórica gubernativa de tener controlada toda la economía para satisfacer las necesidades del pueblo...

Lo que sí tuvo un considerable alcance, fue el atribuirle la responsabilidad de la megacrisis eléctrica al "fenómeno climatológico de El Niño" y su derivada sequía.

Muchos de quienes se tragaron el anzuelo, no obstante, estarán al menos empezando a dudar, y es que se acabó el verano y llegaron las lluvias, y la megacrisis en vez de amainar se empecina en sus estragos.

Por lo demás, el patrón siempre es el mismo: los culpables de todo son exógenos a la revolución, ya sean de orden conspirativo, climático, oligárquico o cósmico. Las excusas van y vienen, y mientras se agravan los males se estiran las cobas. Por eso no convencen o convencen menos de lo que solían hacerlo.

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