domingo, 24 de abril de 2011

El primer televisor

Por: Marcelo Morán


La televisión fue inventada en 1926 por John Logie Baird; un solitario físico de origen británico. Pero no fue hasta 1950 cuando experimenta un repunte a escala mundial de la que también es parte Venezuela, y no fue hasta 1966 cuando llega a mi pueblo de Las Parcelas de Mara.

La electricidad

Antes de 1966, el único entretenimiento que yo tenía era esperar las noches para acostarme sobre un tronco de dividive de quince metros de longitud, que había sido derribado siete años atrás por la fuerza de mi madre. Desde allí observaba deslumbrado el maravilloso espectáculo de las estrellas. Mientras los adultos se enfrascaban en conversaciones aburridas de tres y cuatro horas, yo sólo esperaba la caida de la penumbra para disfrutar del refulgente mundo de las constelaciones, la luna y otras figuras astrales como un cometa, que un día apareció y sólo dejaba verse de madrugada como una palma encendida sobre el cielo de mi pueblo. Esa manifestacion sideral estaba vedada para niños de mi edad. Según mi abuela -que tenía una manera de interpretar las señales del cosmo- el que mirase ese fenómeno quedaría ciego al siguiente día. A pesar de ello, no creí mucho en sus presagios. Así que, esperé que todos se rindieran de sueño para verle el rostro al visitante estelar. Lo vi tantas veces en las madrugadas hasta que desapareció del cielo de Las Parcelas para irse y lucirle quizás su cola incandescente a espectadores de otros suburbios del espacio.

Todos los días me acostaba sobre aquel tronco hasta que el sueño me envolvía. Hubo momentos en que aquel racimo de luceros que me fascinaba tanto y le inventaba nombres no aparecía en el cielo debido al movimiento de traslación de la tierra. Cuando eso ocurría, sentía un desaliento muy grande, pues tenía que esperar la llegada de la luna y que ésta se pusiera gorda y llena para compensar la falta.

Ese mismo año empecé a cursar el primer grado, y a lo largo de los dos kilometros que tenía que recorrer para llegar al colegio, escuchaba el pregonar constante de la gente:
“Viene la electricidad”.
Se decia tantas cosas de este prodigio que encendía bombillas desde los tiempos de Edison y que iba ailuminar mi casa y a la vez haría espantar de las calles oscuras varias generaciones de fantasmas, y que reemplazaría también en corto tiempo mi afición por las estrellas.

El primer televisor

En mi familia hubo un desaliento tan grande como la expectativa que nos habíamos creado con la llegada de la luz. Se había corrido el rumor de que el tendido eléctrico no pasaría por frente de nuestra casa porque había que derribar varios curarires, sobre todo uno, colosal, que se encontraba al otro lado de la carretera, y que impedía la ejecución del añorado proyecto.

Fue entonces cuando mi padre, y un vecino llamado Jesús Vilchez, se pusieron de acuerdo y le cayeron en cayapa junto a otros voluntarios para poder derribar el formidable árbol de treinta metros de altura.

Al poco tiempo se instalaron los enormes postes plateados y enseguida ¡hágase la luz!
No volví a acostarme sobre el viejo tronco como lo hacía siempre. Las luces artificiales que alumbraban mi casa, y aclaraban el patio, impedían ver las estrellas con aquella fidelidad y refulgencia con las que me acostumbré a mirarlas desde que tuve noción de las cosas.

Mis compañeros de clase, junto a las maestras, conversaban con la pasión que podía trasmitir la ocurrencia de un milagro muy grande. Decían que, en casa de la señora Rosa Peña, y más tarde en la de Eva Bracho, se veían películas y muñequitos a través de un moderno aparato llamado televisor. Casi todos mis compañero hacían colas para ver por lapsos la nueva maravilla que tenía patas arriba al vecindario.

Yo sólo los observaba desde la carretera, pues mi madre me habia aleccionado a no meterme en casas ajenas sin su consentimiento. Y así contuve mis ganas.

Hasta que un día, mi padre, se apareció en una camioneta y empezó a bajar a toda carrera una enorme caja que contenía el añorado televisor. Seguidamente comenzó a armar la antena, que me recordó en el acto el esqueleto de un bocachico descomunal y de esa manera con la ayuda del conductor, quien era un turco muy recordado en el sector, por su insensibilidad a la hora de cobrarle a su clientes, consigió conectar al fin el artefacto, y en instantes, empezó a salir la imagen zigzagueante de Popeye el marino con su ronca voz doblada al ingles.

Cuatro años de novela

Era tanta mi afición a la TV, que llegué a olvidarme de mis estrellas. Deseaba que cayera un aguacero de un año para no ir al colegio, o ansiaba que a la maestra se le torciera un tobillo y la suspendieran por una larga temporada. Pero nada de eso sucedía, al contrario, mi buena maestra Luisa, se mudó desde San Francisco, Maracaibo, donde vivía, para darnos las mejores atenciones, de modo que siempre me las ingeniaba para no perderme la programación de los canales: Popeye el marino, Super Raton, El gato Felix, El zorro, El llanero solitario, Jim de la selva, Meteoro, Jhonny Quest, Cool McCool y otros tantos muñequitos que se encuentran desperdigados en los laberintos de mi memoria.

Los adultos y mis hermanas, veían en las tardes, una novela que duró dos años en la pantalla de RCTV: El derecho de nacer, protanonizada por Raul Amundaray y Conchita Obach. El día que terminó el último capítulo de esta telenovela escrita en 1940 por el cubano Felix Caignet , hubo en Las Parcelas y en el resto de Venezuela una conmoción, comparada sólo con la muerte de un prócer de la patria. No se hablaba de otra cosa durante varios meses que no fuera de las aventuras del Dr. Albertico Limonta.

También había un apego semejante con la lucha libre: Catch as can can que se trasmitía los sábado en las noches por el canal 8 CVTV.

Todavía hoy, a mis cincuenta años, no me resisto a ver una comiquita en la TV. Tal vez es la revelación de ese niño que llevamos todos y que no envejece ni con un siglo acuestas.

Y a pesar de ser testigo hoy de tantas innovaciones producidas en el campo de las telecomunicaciones, tampoco he podido abandonar mi pasión por las estrellas. Cuando las veo titilar, desde mi residencia en el municipio Lagunillas, enseguida me transporto a aquel viejo tronco de dividive para contemplarlas con comodidad.

7 comentarios:

  1. Que manera de contar historias. También recuerdo la llegada de nuestro primer televisor, allá, en mi pueblo de Guanarito. Sentí lo mismos que describes en este relato.
    Felicitaciones.
    Armando Montilla, estado Portuguesa.

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  2. ME RECORDÉ DE MI INFANCIA CUANDO MI PAPA M DECÍA QUE EN EL CIELOS ESTABA LA CONSTELACIÓN DE ORION,YO NO ENTENDÍA,PERO LE PRESTE ATENCIÓN Y CUANDO SALIA EN EL CIELO LE GRITABA PAPA MIRA A ORION,MUY BUENO EL ESCRITO EL TÚNEL DEL TIEMPO NO LLEVA ESA ÉPOCA,SIGUE HACIENDO TU COMENTARIO T FELICITO

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  3. FELICIDADES MORAN COMO SIEMPRE RECREANDONOS CON TAN COLORIDAS HISTORIAS QUE DE CIERTA FORMA A MUCHOS NOS TRANSPORTA Y NOS HACE RECORDAR ALGUNA VIVENCIA

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  4. Mi apreciado amigo es muy grato para mi encontrar en estos tiempos a una persona que sin importar la edad, y a pesar de las erosivas caricias del tiempo, aun conserva la esencia de su espíritu intacta y tenga también la virtud de poder compartir un poco de la misma con cada uno de sus lectores.

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  5. Siempre crei que la luz electrica habia llegado al resto de Venezuela al mismo tiempo. Cuando nací había muchos televisores. Había muchas calles iluminadas. Ahora internet. Sólo te envidio las vivencias con las estrellas.
    Exitos.

    Armando Piñerua

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  6. De antemano te felicito hermano querido siempre he apostado que tu con el tiempo tendremos la dicha de contar con tus articulo mas frecuentes, me viene a la mente una ves que los dos visitamos un rotativo de la localidad para que por favor te publicaran un articulo y eso que nos valimos de alguien conocida y cuando hoy en día hasta un periódico de CÓRDOBA ESPAÑA te publica tus reseñas y atenta por publicarte tu libro que tengo la fe que si tendremos la dicha de que me firmes uno. Dios te bendiga, de nuevo te digo hermano querido. SUERTE.

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  7. holaaaaaaaaaaaa jejejejejejejejejeje... :)

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