jueves, 21 de abril de 2011

Inequidades groseras

Por: BERNARDO KLIKSBERG


Una niña que nace en un país pobre vive 45 años, una que nace en un país rico desarrollado 80 años. En la rica ciudad de Monterrey en México, en el municipio más próspero San Pedro Garza García, mueren 18.4 niños de cada 1.000 antes de los 5 años; en otros tres municipios, General Zaragoza, Mier y Noriega, y Rayones, la cifra es el doble. Los avances médicos son muy importantes en el mundo pero amplios sectores no tienen acceso a ellos.

Por otra parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), demostraron que influyen muchísimo en si hay salud o enfermedad, los determinantes sociales. Mirta Roses, directora de la OPS, destaca entre ellos: agua potable, nutrición, educación, vivienda, empleo, seguridad pública. Subraya: "Si tiene todo eso un 70% de su salud está bien".

La mayoría no lo tiene.

En el 2010, fallecieron en el mundo 8.1 millones de niños menores de 5 años por carecer de ellos, y 350.000 madres durante el embarazo o el parto.

La directora de la OMS, Margaret Chan, resalta: "a pesar de todos los progresos, las brechas en ingresos, oportunidades y resultados de salud son actualmente las mayores que en ningún tiempo de la historia reciente".

Entre ellas se halla el hambre. El mundo puede producir alimentos para una población muy superior a la actual, sin embargo 1 de cada 6 personas tiene hambre (más de 1.000 millones) por falta de acceso a poder comprar alimentos. El fuerte aumento de su precio en los últimos 9 meses, agravó la situación.

Otra brecha aguda es en electricidad. 1.400 millones no la tienen. En los países del Sub-Sahara africano viven 800 millones de personas. Utilizan en total la misma electricidad que los 19 millones que viven en el estado de New York.

Por falta de energía, 2.700 millones de personas cocinan con medios casi primitivos, contaminándose.

¿Hay soluciones para todo esto? Lo muestra la realidad de la misma Latinoamérica. En medio de la crisis mundial, generada en Wall Street en el 2008/2009, Costa Rica aumentó su inversión pública en salud, y redujo aún más sus ya bajas tasas de mortalidad infantil y materna. Uruguay hizo en los últimos años una gran reforma en salud, con impactantes resultados. En ambos casos actuaron sobre los aspectos médicos, pero también sobre los determinantes sociales de la salud. En Argentina un programa reciente, que da un subsidio a todos los niños hijos de trabajadores informales, comprometiéndose la familia a que vayan a la escuela, y a los centros de salud, para vacunarse y otros cuidados, ha tenido un gran éxito. Está llegando a 3.500.000 niños y generó un fuerte aumento de la escolaridad y de vínculos de los pobres con el sistema de salud. En estos y otros casos se sumaron a la acción pública dinámicas organizaciones de la sociedad civil, y empresas socialmente responsables.

Garantizar el derecho a salud, y superar las groseras inequidades actuales, debería ser una prioridad total en la región y el mundo.

Autor con el Nobel Amartya Sen de Primero la Gente (13va. edición, 2011)

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