domingo, 10 de abril de 2011

Perú: entre el pasado y el abismo

Perú: entre el pasado y el abismo


Por: Edinson Martínez 

Como es natural los ojos del mundo político y analistas de toda Latinoamérica, por decir lo menos, están puestos hoy en el Perú. Alejandro Toledo en uno de sus actos de cierre de campaña, señaló en palabras más, palabras menos, que esta cita electoral sería “elegir entre un pasado oscuro y un salto al vacío", en clara referencia a quienes según las encuestas aparecen como favoritos. 

El pueblo peruano posee una “extraña” naturaleza electoral. En 1990 le otorga sorpresivamente el triunfo por primera vez a Alberto Fujimori, derrotando al tal vez más notable y prestigioso de todo los peruanos, el escritor y posteriormente premio Nobel Mario Vargas Llosa. Se inicia un período de diez años de abusos que hoy tienen al “chino” en prisión por delitos de lesa humanidad. Alejandro Toledo -por cierto, el primer presidente de origen indígena en nuestra América y no Evo Morales– ocupa la presidencia después de la turbulencia política que se vivió en aquellos años en que se verificó el ventajismo y fraude por Fujimori en su reelección por tercera vez. 

Luego vendría el actual presidente Alan García que derrota en segunda vuelta, al hoy aparentemente favorito Ollanta Humala. Los electores peruanos se han dado con la misma piedra varias veces. Con Alan García, desde luego, ya antes fue presidente; con Humala que casi lo fue hace cuatro años. 

La elección de hoy tiene varias particularidades que vale la pena comentar. La primera de ellas es que el gobierno de Alan García ha sido uno de los mejores, por lo menos en la última década, con logros significativos en el campo económico que ha hecho crecer la economía sostenidamente y en niveles promedios del 7% y en el último trimestre por sobre el 9% –por cierto sin inflación, la cual promedia la envidiable cifra para los venezolanos de entre 2 y 3 por ciento anual, y, bien vale la pena acotar, que Perú no tiene petróleo para exportar, hecho este que obviamente, como el caso venezolano, habría hecho que sus indicadores económicos se abultaran milagrosamente–. La segunda consideración es que la suma de las preferencias electorales de los tres (Toledo, Castañeda y Kuczynski) candidatos con oferta democrática y logros tangibles cuando han ejercido gobierno, superan ampliamente al favorito Humala que ronda el 28%. Es evidente que el desacuerdo o para decirlo de modo más sutil, la falta de entendimiento entre ellos, logrará que Ollanta Humala gane la primera vuelta y la segunda se dispute entre lo que el propio Toledo premonitoriamente ha sugerido al cierre de su campaña.

Y, una tercera consideración -tal vez muy empírica de mi parte– sobre nuestros pueblos, para quienes metabolizar la democracia les ha sido tan supremamente difícil. Perú ha sido testigo del drama del fujimorismo; del terrorismo inspirado en ideologías que se trasmutan en sectas del terror y el fanatismo. Del populismo oportunista y vacuo que nos deja al final del camino con las manos vacías –en cuatro bloques como diríamos en el Zulia–. Sin embargo, hoy se debate entre el fujimorismo representado por una bisoña, carismática y heredera política que sólo puede remitir al pasado de su padre. Y Ollanta Humalla, que se hace identificar como “el nacionalista”, mezcla de personalismo militarista, y, obviamente populista, que ofrece las soluciones mágicas y mesiánicas al muy estilo latinoamericano a problemas tan complejos y extendidos de nuestro atraso. 

En nuestra américa morena, se pueden agotar en minutos entradas a 700 dólares para ver a Paul McCartney –acaba de suceder en Lima–, y luego ir a un baño público o privado que no tiene agua, bajar el vidrio de nuestro carro y arrojar la basura a la calle para no tenerla dentro, y un presidente hacer una cadena nacional de radio y TV por horas para hacer chistes e insultar a quienes se le oponen. 

Hay preguntas que debemos hacernos desde el fondo de nuestra psiquis, desde nuestro inconsciente colectivo, para conocer por qué, por ejemplo, en Japón donde el planeta casi acaba con ellos y el drama humano en las ciudades afectadas por el terremoto primero, un tsunami después, y luego una tragedia nuclear, hasta el momento no ha habido una sola disputa social, saqueo o alboroto que desdiga de su condición cívica. Sea con la política, sus ofertas y las aspiraciones de la gente, y mucho más allá de ella, comprendiendo que hay otras esferas de la vida igualmente importantes, estamos obligados a revisarnos desde la más honda dimensión humana.

Este artículo lo termino de escribir el mismo día en que se realizan las elecciones en Perú.

Ciudad Ojeda. 10-04-2011


4 comentarios:

  1. Humala representa a Chavez y copiaria las experiencias bien malas de Chavez y sus asesores , Perù sentiria el atraso de su economìa por mala implementaciòn e implantaciòn de polìticas erradas que sòlo llevarian al caos a un paìs que se perfila como uno de los mejores de Amèrica Latina, que Dios los guie

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  2. Excelente articulo, Fuera Humala

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  3. No estoy sorprendido por tu análisis, siempre con una agudeza, sencillo de entender, comparto tus reflexiones, me gusto la forma como lo presentaste, cabe añadir que lo que esta pasando o pasara en Peru es digno de observar y aprender, tres figura de un mismo "patio" por no entender esa máxima que dice " en la unión esta la fuerza" les paso, en las elecciones del 2012 deberían estar de acuerdo de ir a esa contienda mas que unidos en objetivo, unidos en criterio.

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  4. BUEN ANALISIS....¡¡¡

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