lunes, 25 de abril de 2011

Errores

Por: ALEXIS MÁRQUEZ RODRÍGUEZ

En general, puede considerarse un vicio que se origina en un deficiente conocimiento de la lengua. Nada hay que justifique, por ejemplo, que se diga "experticia" en lugar de "experiencia", ni que se emplee la expresión "a nivel de…" en vez de "a la altura de…".

No es nada nuevo, pues ya Andrés Bello, en el prólogo de su Gramática, lo censuraba, y lo consideraba uno de los peores vicios de lenguaje.

Sin embargo, en esto no se debe ser demasiado radical. Si bien, en general, se trata de un vicio que, insisto, casi siempre se debe a un escaso dominio del idioma, en ocasiones el agregar a alguna palabra una nueva acepción resulta conveniente, y de hecho puede tenerse como un medio de enriquecimiento semántico del idioma. Un buen ejemplo lo tenemos en la palabra "álgido". Esta aparece por primera vez en el Drae en su edición de 1869, como un término propio de la Medicina, con el siguiente significado: "Med. Lo que produce un frío excesivo, glacial; así se dice fiebre álgida, período álgido del cólera, etc.".

Esta definición se mantiene, con ligeras variantes, hasta la 20ª edición, de 1984, en que se amplía en los siguientes términos: "Muy frío. 2. Med. Acompañado de frío glacial. Fiebre álgida; período álgido del cólera morbo. 3. Fig. Dícese del momento o período crítico o culminante de algunos procesos orgánicos, físicos, políticos, sociales, etc."

Esta ampliación se hace en el Drae para registrar un uso que se venía haciendo del vocablo, agregándole esta definición en sentido figurado. Es decir, el uso, al generalizarse y arraigarse consagró la nueva acepción de "álgido", pero es de observar que tal empleo peculiar se impuso por una necesidad expresiva, pues la idea que se expresa con dicha acepción no la contiene ningún otro vocablo de nuestro idioma con tal precisión y exactitud. No fue, pues, una modificación semántica arbitraria ni caprichosa.

Estas modificaciones semánticas son válidas en tanto que no obedezcan a caprichos, imitaciones serviles de otras lenguas o a algunas otras motivaciones parecidas, sino a la natural evolución de la lengua que hablamos.

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