domingo, 3 de abril de 2011

Presidente sin primarias

Por: Edinson Martínez

Más de la mitad del país opuesta al gobierno de Hugo Chávez y sus aspiraciones reeleccionistas, en distintos momentos de los últimos meses y muy probablemente años, se ha planteado diversos escenarios de competencia electoral para el 2012.

Los partidos políticos opositores, sin duda, han sido quienes de modo sistemático se lo han planteado pública e internamente; en fin de cuentas, es a los partidos a quienes corresponde en primera instancia ese ejercicio de análisis, como parte del excepcional “laboratorio de ideas” que constituyen.

La propuesta de elecciones primarias para escoger a quien representará el sentimiento opositor - el cual por cierto, no está solo en los partidos políticos – en el proceso electoral del venidero año, es finalmente la que ha ganado cuerpo.

El año pasado, cerrando el mes de diciembre, decidí escribir unas reflexiones de fin de año, que envié por correo a varios de mis amigos, sobre el tema que motiva este artículo y algunas ideas adicionales relativas al asunto electoral. Hoy, luego de pasado el primer trimestre de 2011, creo que aún son válidas esas reflexiones y me gustaría compartirlas públicamente.

En primer lugar habría que decir sobre el gobierno presente que nunca antes una suma de incompetencia, abundancia de recursos, corrupción y culto a la personalidad, se habían hermanado tanto para hacer que las aberraciones del pasado sean una simple caricatura en comparación con el presente. El actual presidente, después de Juan Vicente Gómez, es el mandatario que mayor tiempo ha gobernado en Venezuela desde sus inicios como nación. No es cualquier cosa esto, una o dos generaciones de venezolanos crecieron y se hicieron hombres y mujeres en este tiempo; apenas recuerdan que hubo un tiempo donde los períodos presidenciales duraban cinco años y que la alternabilidad – reducida en la propia Constitución a una simple expresión – es una pendejada inventada por la oposición.

Estoy seguro que vivimos momentos estelares para impulsar cambios en el país. En la historia de las naciones siempre hay momentos coyunturales que se convierten en la puerta de entrada para ellos, puntos de quiebre fundamentales de la institucionalidad del momento, los hemos visto en 1.945 en 1958 y luego en 1.998, con el propio Chávez. El 2012 es un escenario, el único en la perspectiva electoral, pacífica y democrática, para darle cauce a una nueva legitimidad institucional.

La Mesa de la Unidad es la instancia para darle cuerpo a la propuesta electoral y política de cambios que la mayoría de los venezolanos desea. Este conjunto de partidos que la conforma han acordado primarias para escoger candidato. Me habría gustado una selección por un método distinto. Una ponderación de encuestas con análisis político, en especial, con mucha consulta nacional a factores sociales, gremiales y académicos. Si el momento histórico fuese otro, estaría de acuerdo; pero la verdad es que vivimos un tiempo excepcionalmente dramático que antes de privilegiar a quien tenga mayores capacidades logísticas y de movilización en unas primarias; lo fundamental sería privilegiar el análisis político y la propuesta.

La historia está llena de episodios como este y deberíamos aprender de ellos. En España después de la muerte de Franco, las fuerzas democráticas escogieron a Adolfo Suárez para un período de transición a la democracia; luego vino el discurrir normal de la política y la recomposición institucional que aún conocemos. En Chile y Uruguay a nadie se le ocurrió hacer primarias para escoger un candidato que hiciera frente a los militares. Hubo sí, mucho debate, unidad y concertación. El período que sigue luego de una hecatombe como la nuestra y que otros han vivido de diverso modo, son momentos de transición y en rigor a ellos las fuerzas que lo promueven, se organizan y generan sus políticas.

Por otra parte, creo que ninguno de los que ahora son gobernadores o alcaldes, debería ser candidato presidencial; no entiendo cuál puede ser el desespero en una generación de jóvenes políticos con todo un potencial por delante. No descuidar los espacios conquistados, debería ser en primera instancia su objetivo con base a una perspectiva colectiva de conquistar el poder para las fuerzas democráticas.

Si alguno de ustedes me preguntara: ¿Quién puede ser, entonces, el abanderado de la oposición?. Lo dije en el correo que envié. No diré aquí su nombre por razones de obvia consideración a quien no me ha autorizado para ello. Pero, creo que debe ser una mujer, no cualquiera desde luego, una persona de experiencia en asuntos de conducción gubernamental. De indubitable solvencia moral y ética que tanto hace falta en nuestros días. De reconocida trayectoria pública y formación académica que pueda conducirnos con el suficiente equilibrio y ponderación a la institucionalidad. Que no tenga prurito en reconocer lo positivo que en doce años de gobierno se haya podido construir y temple suficiente para abrir cauce a un nuevo país. Que, además, sea presidenta para un solo período o un lapso menor de transición y entonces bajo una competencia entre iguales, cualquiera de nuestros jóvenes políticos pueda llegar a ser presidente…

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