martes, 28 de agosto de 2012

La campaña del progreso

Por: Santiago Quintero

Al aproximarse el 7 de octubre, es necesario que los tres millones cien mil venezolanos que salimos a votar el 12 de febrero, nos convirtamos también en candidatos que lleven a votar a dos o tres venezolanos que no lo hicieron en esa fecha. 

La campaña personal, esa del contacto persona a persona que lleva el candidato Capriles, es la misma que cada uno de los electores primarios debe hacer para conquistar la confianza e intención de voto de la pareja o el trío que nos acompañará el día de las elecciones. 

Ésta es una variable de suma importancia. El venezolano es sumamente afectivo, emocional. La campaña electoral se convierte en ese nivel en la campaña personal de cada venezolano por su futuro y el de su familia. Hay que verle la cara a la gente, mirarla directamente a los ojos, escucharla no sólo con los sentidos sino tambien con el corazón, tocarla, para que fluya plenamente la comunicación que siembra la confianza. Y es esa confianza la que lleva a la cooperación, a la sinergia, al trabajo efectivo en equipo. El Espacio Físico Electoral y el Espacio Situacional de cada Centro de Votación deben dominarse para que el Activismo y la Movida del Progreso cumplan con sus objetivos. 

El Espacio Físico debe mapearse, para identificar en él a los electores que luego alimentarán la cadena electoral. 

 De igual forma debe identificarse a los voceros por cuenta propia e integrarlos en forma inclusiva en la campaña. Allí están todos los emprendedores: el taxista, el buhonero, el albañil, el electricista, el carpintero y otros artesanos, los profesionales y técnicos autónomos, en particular médicos y odontólogos, los pequeños y medianos comerciantes, bodegueros y quiosqueros, los arrendadores de habitaciones y viviendas, trabajadores domésticos y todos aquellos que trabajan autónomamente para levantar a sus familias. 

El espacio situacional tiene que ver con el desempeño adecuado de las funciones asignadas bajo diferentes escenarios. La comunicación operativa y fluida entre los actores activistas, los progresistas y los testigos electorales, es capaz de hacerle frente a cualquier riesgo o amenaza externa. Vencer el miedo a comunicarse es la primera gran victoria, la requerida para convertir las voces en manos que se unen para lograr el triunfo común. Y ello es posible si se asume con compromiso la campaña personal por el progreso de todos por igual.

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