sábado, 23 de enero de 2010

Seguridad en las ciudades

Por: Juan Carlos Pinzòn Bueno

Este tipo de problemas, a diferencia de las amenazas del narcoterrorismo, tiene experiencias internacionales exitosas que se deben analizar para encontrar soluciones estables y de largo plazo. Es una mala idea llevar a la opinión pública a pensar que debe escoger entre el falso dilema de la seguridad democrática versus la seguridad ciudadana, como si fueran cosas distintas, o la segunda no estuviera contenida en la primera.

Es indudable que muchos de los males que afectan la seguridad en ciertas ciudades están interconectados con la violencia del narcotráfico y el terrorismo. Así que aislar los esfuerzos locales del esfuerzo nacional sería un gran error. Es importante notar que el sistema acusatorio está haciendo agua. Buena parte de los logros de las fuerzas armadas se desvanecen, pues los criminales salen rápidamente a la calle. Por otra parte, los logros de las fuerzas armadas desestabilizan a los grupos armados y generan una desmovilización sustancial que, en adición a las desmovilizaciones de los grupos ilegales de autodefensa, han llevado a las ciudades nuevos actores que buscan oportunidades, pero que por sus antecedentes, si no las encuentran pueden caer en el delito. Algo similar se vivió en El Salvador y Guatemala al final de sus conflictos, la paz llegó con más criminalidad en las ciudades. En el caso colombiano, esto se anticipaba y de hecho el mayor incremento en la Policía en los últimos años, y en equipos de movilidad, comunicaciones, inteligencia y laboratorios de policía judicial precisamente buscan comenzar a atender esas expectativas.

Mirando hacia adelante, es importante notar que incrementar el pie de fuerza policial tiene un impacto fiscal a mediano plazo y por lo mismo cada vez es más importante balancear el personal con tecnologías que sirvan de multiplicadores de la fuerza disponible. Por ejemplo, centros de comando, control y comunicaciones para la vigilancia son necesarios para reaccionar con oportunidad y efectividad. Redes de sensores, como cámaras y teléfonos de emergencia contribuyen a potenciar la efectividad de los policías. El profesor Steven Levitt, de la Universidad de Chicago, identificó que es más y mejor dotación de la Policía lo que explica la caída del crimen en los noventa en las ciudades norteamericanas.

En las ciudades importantes en el mundo, la seguridad es prioridad de los gobernantes locales. Eso implica hacer estrategias que combinan el deporte, el empleo y la política social para arrebatar a los jóvenes del crimen, al mismo tiempo con una capacidad de vigilancia que disuada y actúe con contundencia frente a las distintas expresiones criminales. Se necesitan esfuerzos en los fiscos locales para responder a los retos que se tienen en cada ciudad con las inversiones apropiadas. Pensar que el crimen se resuelve simplemente exigiendo resultados a la Policía local pero sin estrategia y sin medios, no es prudente, menos aun efectivo y sin duda ventajoso para los criminales.

Nota 1: El presidente Chávez está llevando a Venezuela a un modelo que sólo trae pobreza y corrupción. Negar la iniciativa privada es perseguir los ejemplos de fracaso a lo largo de la historia.

Nota 2: Restablecer la justicia penal militar debe ser una prioridad. La justicia debe hacerse desde el conocimiento y la ecuanimidad. Así sucede en las democracias más reconocidas.

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