martes, 24 de abril de 2012

Dos visiones, dos futuros

Por: Hernan Castillo

Durante estos casi 14 años de gobierno hemos podido comparar las dos visiones sobre el futuro de Venezuela que están en juego en la escogencia del próximo Presidente de la República.

Por un lado, tenemos los once parámetros radicales que caracterizan la visión del futuro de este gobierno militarista, autoritario, violento, populista, clientelar, rentista, excluyente, estatista, socialista, ineficiente y corrompido que ha significado la gestión de Chávez, donde se han violado sistemáticamente los más elementales derechos humanos y libertades civiles; Venezuela se ha visto involucrada en todo tipo de escándalos y problemas. Se han despilfarrado más de mil millones de millones de dólares. Se les ha entregado la riqueza petrolera a otros gobiernos a cambio de nada.

El Estado se ha endeudado como nunca antes, mientras los venezolanos pasamos todo tipo de necesidades. La soberanía nacional e integridad territorial se han visto violentadas por la presencia de agentes fidelistas, narcotraficantes y terroristas. Se ha tratado de inocular el odio en la idiosincrasia cultural del venezolano. Y el crimen invade todo el cuerpo social.

Pero por otro lado, afortunadamente tenemos la visión de Henrique Carriles, quien ha planteado una filosofía del progreso basada en principios políticos como el derecho de cada quien a pensar y expresarse por sí mismo. El gobierno es para estimular, canalizar y orientar, no para intervenir, confiscar, controlar, reprimir y aplastar las actividades e iniciativas de la sociedad civil.

El poder es para servir, para facilitar y acercar al pueblo las soluciones de los problemas, no para servirse de él. El nuevo compromiso político está basado en la inclusión social, en la convocatoria y participación de todos los sectores, dirigido hacia la creación y multiplicación de oportunidades de todo tipo para todos por igual.

Se trata de una visión del futuro basada en principios de eficiencia, honestidad y descentralización administrativa para solucionar los problemas; con un plan, disciplina y voluntad para hacerlas realidad a través de un trabajo en equipo entre el esfuerzo privado y estatal para poner orden y generar tranquilidad, bienestar y seguridad.

En pocas palabras, Capriles está planteando un gobierno progresista a la altura del desafío que impone el desarrollo del mundo moderno globalizado, que garantice el acceso de las mayorías empobrecidas de venezolanos a bienes y servicios materiales y espirituales de alta calidad, en todos los campos. Es decir, cumplir el slogan: "Las condiciones en que se nace no pueden significar un obstáculo para progresar. Nadie debe quedarse atrás".

Capriles proyectó en su gestión como diputado, alcalde y gobernador lo que puede hacer por Venezuela desde la Presidencia. Y Chávez, desde el 4-F, demostró su capacidad de destrucción nacional. Está en nuestras manos escoger una visión del futuro para Venezuela.

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