viernes, 20 de agosto de 2010

La seguridad según Miraflores

Por: Fernando Luís Egaña

En la escala de la importancia de los temas, es obvio que para los jerarcas bolivaristas la crisis de inseguridad ciudadana está muy pero muy por debajo, por ejemplo, de las presuntas tentativas de magnicidio.

El señor
Chávez acaba de declarar que "la seguridad es un asunto vital"... Pero, ¿a qué tipo de seguridad se estaría refiriendo? ¿A la personal de los 29 millones y medio de habitantes de Venezuela, o más bien a la seguridad o protección del régimen que encabeza? Todas las evidencias se orientan a la segunda, y además en desmedro de la primera.

En la escala de la importancia de los temas, es obvio que para los jerarcas bolivaristas la crisis de inseguridad ciudadana está muy pero muy por debajo, por ejemplo, de las presuntas tentativas de magnicidio.

El periodista Pedro Pablo Peñaloza recién documentó que la Asamblea Nacional le ha dedicado mucho más tiempo y esfuerzo a debatir sobre las teorías conspirativas que sobre la catástrofe humanitaria que ocasiona la violencia criminal.

Una porción significativa del capital político y dinerario del Estado se destina a reforzar "la seguridad de las instituciones", mientras buena parte de las policías languidece por causa de la negligencia o, peor aún, por el propósito oficial de anularlas.

¿Qué cuerpo de seguridad recibe más atención, la DIM o la Policía Metropolitana, la DisipSebin o el Cicpc? A cada rato se promulgan leyes y reglamentos para defender la "seguridad y defensa de la nación".

La educación, las telecomunicaciones, la libertad de expresión, la actividad económica y prácticamente cualquier ámbito de importancia esta siendo hiperregulado con base a ese "principio" tan manoseado por los autoritarismos de cualquier ralea, y en particular porque se equivale seguridad nacional con seguridad gubernativa o estatal.

Y en cambio ni pío sobre la posibilidad de una Ley de Desarme o de otros instrumentos legales que se tomen en serio la tragedia de la violencia. Lo que no es de extrañar, porque ha sido la propia satrapía quien ha promovido bandas para-oficiales en diversas zonas urbanas, y hasta una agrupación guerrillera fronteriza, el Frente Bolivariano de Liberación.

En Miraflores no sólo prefieren ocuparse de la seguridad oficialista en vez de la seguridad de la ciudadanía, sino que no parecen estar dispuestos a reconocer la magnitud del drama de la violencia. El silencio omisivo de Chávez, las carcajadas forzadas de Izarra, o las bobadas típicas de Navarro rinden suficiente cuenta al respecto.

Y no satisfechos con todo ello, ahora se pretende criminalizar a los que investigan, reportan y denuncian sobre la violencia venezolana. Con rapidez se movilizan los "poderes públicos" para enfrentar la "amenaza desestabilizadora", pero en el entendido, claro está, que la amenaza no es el hampa rampante, o las más de 16 mil muertes violentas al año, o el desdén oficial, nada de eso...

Para los voceros del poder la verdadera amenaza es la toma de conciencia social y la atribución de responsabilidad al régimen de Chávez. Eso es lo que debe ser asegurado y protegido por encima de todo los demás. Esa es la seguridad de boinacolorá.

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