domingo, 12 de diciembre de 2010

Bienestar quebrantado

Por: Gerver Torres

Investigaciones
recientes sobre el bienestar, calidad de vida o felicidad, como quiera llamársele, realizadas a escala mundial por la empresa Gallup, encuentran que el factor más importante en la determinación de cómo la gente siente y aprecia su vida es el bienestar ocupacional. Esto es, la satisfacción con su trabajo, con su ocupación, con aquello a lo cual dedica la mayor parte de sus energías diarias. El hallazgo es interesante porque el peso de ese factor aparece incluso por encima de factores asociados a la familia u otras relaciones sociales como las de amistad.

Cuando se explora un poco más profundamente el bienestar ocupacional, se encuentra que los factores que a su vez la determinan tienen que ver con la sensación de utilidad, de realización de metas, de estar la persona dedicada a hacer las cosas que mejor sabe hacer, aquellas para las cuales tiene talento y de contar con líderes que los estimulen de forma regular para seguir por ese camino.

El peso del trabajo es tal en el bienestar, que de acuerdo a estas investigaciones, el factor individual que más puede afectar negativamente la felicidad de una persona es una situación prolongada de desempleo, inclusive más aún que, por ejemplo, la pérdida de la pareja.

El trabajo es pues, no solamente un factor económico fundamental para generar riqueza material. Es también el primer determinante del bienestar subjetivo de los individuos. Estas consideraciones vienen a mi mente a propósito de la situación que se da en Venezuela con el ataque sistemático que el Gobierno mantiene contra la empresa y la iniciativa privada, principales proveedores de empleos en el país; con la tendencia que tiene a querer resolver todos los problemas con becas y limosnas que nos van convirtiendo en un gran campo de damnificados, ya no solo por las lluvias que caen del cielo sino por las cosas peores que llueven del Gobierno.

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